No cabe duda de que, después de los trailers, los posters de las películas son la segunda herramienta de venta más importante. Un buen poster puede resumir la temática –o la tesitura- de una cinta entera, como aquel afiche de la primera precuela de Star Wars en donde la sombra de Anakin delineaba el contorno de Darth Vader. Un buen poster también puede ser arte. Basta ver el diseño utilizado para el remake de Funny Games de Michael Haneke, con el rostro dibujado de Naomi Watts detrás de una tipografía digna de los sesenta. Hay algo intangible pero indudablemente evocativo en la imagen: el poster es una advertencia y un gancho.
Ningún otro artista ha logrado combinar ambas cualidades como Drew Struzan, el genio detrás de los afiches de Indiana Jones, Star Wars, The Shawshank Redemption y El Laberinto del Fauno, entre muchos otros. Sus posters, todos pintados a mano, son “alquimia pura”, como dijo Guillermo del Toro. Y es precisamente esta cualidad la que ha hecho de Struzan un artista tan icónico: su capacidad para comprimir los elementos de la trama y exponerlos en una sola imagen, y –sin duda- su inimitable estilo.
Aquí su página.
-La redacción
