Tal como se sabe, Lilia Carrillo es la pintora de La Ruptura, el movimiento que dio inicio a arte moderno en MĆ©xico que establece un punto y aparte ante la Escuela Mexicana de Pintura. Era la Ćŗnica en una constelaciĆ³n de destacados artistas varones. No era por supuesto la ārepresentante de gĆ©neroā y confiemos en que las simplificaciones de la Ć©poca actual no acaben denominĆ”ndola asĆ. Lo importante es que la galerĆa Kurimanzutto abriĆ³ una pausa a su programaciĆ³n de arte contemporĆ”neo y conmemora con Los Lilia Carrillo de Lilia Carrillo 50 aƱos del fallecimiento de la artista.
La decisiĆ³n de Kurimanzutto es loable, pues si bien Carrillo es reconocida por los especialistas en arte mexicano, las nuevas generaciones no estĆ”n tan enteradas y la propia artista requiere de nuevas lecturas. No es una retrospectiva, y no aspirĆ³ a serlo. El Museo del Palacio de Bellas Artes pospuso para 2025 lo que planeaba fuera la muestra conmemorativa. En tanto, la exposiciĆ³n de Kurimanzutto tiene inicialmente, aunque no exclusivamente, un alto valor testimonial: es la obra que la artista resguardaba en su taller al momento de su muerte y deseaba que se conservara como una unidad.
Lilia Carrillo naciĆ³ el 2 de noviembre de 1930 y falleciĆ³ el 6 de junio de 1974, a los 44 aƱos de edad, a causa de un aneurisma espinal detectado en 1970, que truncĆ³ su para entonces reconocida trayectoria. Justo antes de que supiera de la condiciĆ³n de su salud que la internarĆa en el Instituto Nacional de NeurologĆa, la GalerĆa Juan MartĆn presentaba su Ćŗltima exposiciĆ³n individual. Una parĆ”lisis parcial la afectĆ³ y durante su rehabilitaciĆ³n ejecutĆ³ solo unas cuantas pinturas para el Museo de Arte Moderno (MAM), lo que serĆa el Museo Tamayo, la GalerĆa Juan MartĆn y la GalerĆa Ponce de Madrid. DejĆ³ obras inconclusas, que forman parte de esta muestra.
Hija del Francisco Carrillo, general piloto aviador, viviĆ³ con su madre Socorro GarcĆa desde los cinco aƱos y durante su infancia y adolescencia: la hija Ćŗnica del padre ausente. En tanto amiga prĆ³xima de MarĆa AsĆŗnsolo, la madre propiciĆ³ su contacto con Juan Soriano, Manuel RodrĆguez Lozano, Carlos Pellicer y un vivo entorno cultural. La muchacha nunca dudĆ³ de su vocaciĆ³n. Eso resalta en el Autorretrato escolar de 1948, de estilo figurativo, ejecutado a sus 18 aƱos de edad, con el que nos recibe la exposiciĆ³n. La pintora se muestra de medio cuerpo, con una camisola y una paƱoleta que sujeta parte de su cabello, ambas llevadas con porte holgado, rebelde y casual, la faz en tres cuartos de perfil y la mirada penetrante dirigida al espectador, el brazo derecho flexionado a la altura del torso y el brazo izquierdo hacia arriba con tenacidad y en postura angular, la mano a la altura del hombro, con la que sostiene con levedad el pincel.
No fue una pintora ni marginada en la plĆ”stica de MĆ©xico ni dentro de La Ruptura, sino una artista que, tal como ilustra esta exposiciĆ³n, experimentĆ³ en sus inicios su faceta figurativa, aunque varios de los dibujos muestran que en ese periodo ya estaba en busca de su propia ruptura ante las convenciones estĆ©ticas y temĆ”ticas de la academia predominante en esa Ć©poca. Inmersa mĆ”s adelante en la abstracciĆ³n, acaba tambiĆ©n pronto distinguiĆ©ndose del abstraccionismo de sus contemporĆ”neos. Instalada con plenitud en esa etapa, la presencia de la figura humana continuĆ³ como una constante reformulada dentro de su propia aventura dentro de lo abstracto, ambas en contante mutaciĆ³n. Interesada, atenta y preocupada por el entorno polĆtico y social, lo incorporĆ³ a su plĆ”stica, distante de activismos o militancias. Debido a estos aspectos, Los Lilia Carrillo de Lilia Carrillo trasciende su propio valor testimonial y propicia un reencuentro vivo con su profunda modernidad.
Carrillo se iniciĆ³ en la pintura a los 17 aƱos con Manuel RodrĆguez Lozano y se incorporĆ³ a la escuela de artes plĆ”sticas de La Esmeralda, donde recibiĆ³ clases de AgustĆn Lazo, Antonio Ruiz āEl Corcitoā y Carlos Orozco Romero. Luego fue becaria en la Casa de MĆ©xico en ParĆs, sede de su primera exposiciĆ³n individual. En esa ciudad se emparentĆ³ con las vanguardias en la AcadĆ©mie de la Grande ChaumiĆØre y participĆ³ en una colectiva de artistas extranjeros en el Petit Palais, la primera de muchas a lo largo de su vida.
A finales de esa dĆ©cada formĆ³ parte del selecto grupo de artistas que mereciĆ³ una exposiciĆ³n individual en la naciente GalerĆa Antonio Souza, que exhibiĆ³ tambiĆ©n a Francisco Toledo y Roger von Gunten, entre otros. En 1961 es apreciada con la inclusiĆ³n de obra de su autorĆa por parte de la GalerĆa Juan MartĆn junto a Leonora Carrington, Remedios Varo, Gunther Gerzo y Enrique EcheverrĆa y en la VI Bienal de Sao Paulo, al lado de Manuel FelguĆ©rez, Vicente Rojo, Luis Nishizawa, Alberto Gironella, Wlademar Sjƶlander, Vlady y nuevamente Enrique EcheverrĆa. En 1964, en la Casa del Lago, presentĆ³ una retrospectiva y fue incluida en la exposiciĆ³n colectiva inaugural del MAM.
Lilia Carrillo obtuvo en 1965, con su obra Seradis, el segundo lugar del SalĆ³n Esso, el memorable certamen para artistas jĆ³venes organizado por el Instituto Nacional de Bellas Aartes y Literatura (INBAL) que ganĆ³ Fernando GarcĆa Ponce. La polĆ©mica es recordada porque no se reconociĆ³ a ninguna obra de orientaciĆ³n figurativa e inspirada en el nacionalismo revolucionario, la Escuela Mexicana, que seguĆa resistiĆ©ndose a su deceso por muerte natural o tan solo hacerse a un lado y abrir espacio a nuevas y vibrantes corrientes artĆsticas que eran una realidad inobjetable.
La artista lo mismo incursionĆ³ en el diseƱo de escenografĆa y vestuario de distintos proyectos escĆ©nicos. Solo refirĆ”monos a la escenografĆa para La Ć³pera del orden, de Alejandro Jodorowsky, junto con Vicente Rojo, Manuel FelguĆ©rez y Alberto Gironella. Al lado de distintos escritores y pintores, fue una de las extras de Tajimara, pelĆcula de Juan JosĆ© Gurrola filmada en el MAM. ViajĆ³ a Lima, La Habana y BogotĆ”, donde exhibiĆ³ su obra y estableciĆ³ vĆnculos con destacados artistas. Hasta aquĆ un recuento, necesariamente incompleto, de su fĆ©rtil carrera.
Los Lilia Carrillo de Lilia Carrillo incluye 59 obras que ilustran distintas facetas de su vida plĆ”stica. Inicia la muestra en el primer muro blanco de los tres costados con los dibujos figurativos de sus inicios, de trazos refinados y temĆ”ticas tan solo en apariencia realistas, o envueltas en atmĆ³sferas perturbadoras, apartĆ”ndose poco a poco del realismo convencional, junto a muestras de sus bocetos para vestuarios, sofisticados, fantĆ”sticos, perturbadores. Paulatinamente transita a la abstracciĆ³n y al collage, y da inicio a un ejercicio de libertad en el que acude a telas, textiles, recortes de periĆ³dicos y revistas y tarjetas postales, donde la figura humana sigue asomĆ”ndose convulsa entre las contantes alteraciones de su paleta, fluctuante entre las penumbras y las resplandescencias.
Hay una destacada selecciĆ³n de tintas abstractas, inquietantes y delicadas, vigorosas y hermĆ©ticas a la vez. AquĆ y allĆ”, sea con una consciente reserva autoimpuesta o con la decisiĆ³n de un deseo que reclama volverse explĆcito, implanta fragmentos de desnudos y falos en el lienzo, integrĆ”ndolos con la misma solvencia tĆ©cnica y estremecimiento creativo que los otros componentes de su plĆ”stica a sus por propia naturaleza cambiantes composiciones abstractas. En los muros centrales de color fragua 262-03, colocados en Ć”ngulo recto, la abstracciĆ³n aparece de manera preponderante. En general, hay en el montaje una secuencia temporal, aunque no una lĆnea cien por ciento cronolĆ³gica, y el resultado final confirma que no lo necesita. El tacto que hay en esos ocasionales cortes son delicados y casi imperceptibles.
Lilia Carrillo. La constelaciĆ³n secreta, de Jaime Moreno Villarreal (Conaculta, Era, 1993) es la investigaciĆ³n mĆ”s importante sobre la vida y obra de la artista, y su reimpresiĆ³n es una prioridad institucional, al lado de la deseada publicaciĆ³n que acompaƱe la muestra conmemorativa que eventualmente se presentarĆa en 2025. Mientras, Kurimanzutto deja testimonio de lo que exhibe con un catĆ”logo bilingĆ¼e titulado como la muestra, un sĆ³lido y riguroso ensayo de Daniel Garza Usabiaga que apuesta por trascender la nociĆ³n inicial que circunscribe a Lilia Carrillo como la artista de la āabstracciĆ³n lĆricaā y busca el diĆ”logo de su obra con otros artistas, mĆ”s una lĆnea del tiempo y la lista de obra completa.
La artista casĆ³ en primeras nupcias con el filĆ³sofo Ricardo Guerra en 1952 y en segundas nupcias con Manuel FelguĆ©rez en 1960. Lo conociĆ³ durante su estancia en ParĆs y fue su pareja hasta su muerte. Es asĆ que sabemos de su deseo de que lo que resguardaba en su estudio no se dispersara, voluntad que cumpliĆ³ FelguĆ©rez, quien a la vez se la trasmitiĆ³ a Mercedes de Oteyza, su pareja de 1976 hasta su deceso en 2020. Tal como estĆ”n las cosas, resulta descabellado suponer que el INBAL cumpla con su mandato natural. En el MAM hay obra de Lilia Carrillo. ĀæUna direcciĆ³n mĆ”s decidida al frente del recinto, mĆ”s comprometida con el arte moderno bajo su custodia, despertarĆa el interĆ©s de sus patronos?
La muerte de Lilia Carrillo a tan temprana edad, con una trayectoria tan sĆ³lida y un horizonte tan extenso por delante, fue una tragedia para la plĆ”stica mexicana. No obstante, a veces las muertes prematuras vuelven mĆ”s perdurables a sus creadores y sus obras. Es el deseo de muchos que Lilia Carrillo reciba la retrospectiva que amerita y que Los Lilia Carrillo de Lilia Carrillo lleguen a puerto. ~
Los Lilia Carrillo de Lilia Carrillo puede verse hasta el 17 de agosto en Kurimanzutto.
Es autor del libro digital 80 aƱos: las batallas culturales del Fondo (MĆ©xico, Nieve de Chamoy, 2014), de PolĆtica cultural, ĀæquĆ© hacer? (MĆ©xico, Raya en el Agua, 2001, y de La palabra dicha. Entrevistas con escritores mexicanos (Conaculta, 2000), entre otros. Ha sido agregado cultural en las embajadas de MĆ©xico en la RepĆŗblica Checa y PerĆŗ y en el Consulado General de MĆ©xico en Toronto.