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ĀæQuĆ© pasĆ³ ayer?, de Todd Phillips

El hecho de que esta comedia se haya convertido en uno de los fenĆ³menos de taquilla del aƱo en Hollywood, no hace sino confirmar la franca decadencia de la Meca de Cine. Se trata de una cinta poco original (ahĆ­ estĆ” el antecedente de Hey, ĀædĆ³nde estĆ” mi auto?, entre otros), construida a base de chispazos escatolĆ³gicos y hechos absurdos, que provoca una que otra risa, pero hasta ahĆ­. No hay en ella ni siquiera el toque ā€œguarroā€ pero ingenioso de los hermano Farrelly (Loco por Mary). La historia de un grupo de amigos que, tras una noche de farra en Las Vegas, despiertan en medio de un caos y sin memoria de las Ćŗltimas horas, no es ni lo suficientemente divertida ni emotiva como para atraer a las masas. ĀæPor quĆ© entonces estĆ” ocurriendo? Misterio. Lo Ćŗnico que podrĆ­a reconocĆ©rsele es que, a pesar de utilizar en su elenco a actores poco conocidos, haya logrado llamar tanto la atenciĆ³n. Un mensaje interesante para las cada vez mĆ”s estereotipadas y complacientes estrellas de Hollywood.

AƱo uno, de Harold Ramis

Precisamente, a uno de los que les queda el saco de actor dormido en sus laureles, es a Jack Black. Poco queda del actor que sorprendiĆ³ con su espontaneidad y gestos maliciosos en filmes como Alta fidelidad o Amor ciego. En Una guerra de pelĆ­cula de plano fue eclipsado por Robert Downey Jr. y ahora, en su mĆ”s reciente apuesta, AƱo uno, luce tan anodino como su misma pelĆ­cula. Construido a base de referencias a los mitos bĆ­blicos (la manzana del pecado, CaĆ­n y Abel, Sodoma y Gomorra, etc.), el filme estĆ” muy lejos de otras parodias con temĆ”tica religiosa como La vida de Brian. Hay, eso sĆ­, un gran despliegue de escenografĆ­a y vestuario para situar la historia, pero es pura pirotecnia y desperdicio. AdemĆ”s, el hecho de que los habitantes de la era ā€œantes de Cristoā€ digan palabras como ā€œcoolā€ y actĆŗen como stand up comedians resulta forzado y poco gracioso. Parece que Jack Black ha perdido la brĆŗjula.

Asalto al tren Pelham 123, de Tony Scott

El que sĆ­ sabe muy bien el tipo de cine que quiere hacer, es Tony Scott. Tras debutar con una pelĆ­cula de autor (El ansia), tomĆ³ distancia de su famoso hermano Ridley y se enfocĆ³ en pelĆ­culas de acciĆ³n y aventuras, gĆ©nero en el que ha entregado al menos una memorable pieza: La fuga, uno de los guiones escritos por Tarantino antes del fenĆ³meno Pulp Fiction. En Asalto al tren Pelham 123 sigue el estilo que ha desarrollado desde filmes como Enemigo pĆŗblico, Hombre en llamas y Deja Vu: una puesta en cĆ”mara y una ediciĆ³n vertiginosas e historias en las que el hombre comĆŗn se ve envuelto en una Ć©pica criminal. En este caso tenemos a un controlador del metro de Nueva York (Denzel Washington, uno de sus actores habituales) que se convierte en un improvisado negociador cuando unos criminales secuestran un vagĆ³n. John Travolta cumple en el papel del villano y la cinta, sin ser nada espectacular, mantiene la expectativa hasta el final. El cierre estĆ” empaƱado por un clĆ”sico ā€œhappy endingā€, pero en estos tiempos ya es mucho pedirle a Hollywood un final inesperado.

ā€“ Bernardo Esquinca

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Su libro mƔs reciente es el volumen de relatos de terror Mar Negro (Almadƭa).


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