Jean-Pierre Lรฉaud como Antoine Doinel (Los 400 golpes, 1959)
Al planear esta lista nos encontramos en una disyuntiva terrible. Por un lado, elegir la actuaciรณn de Jean-Pierre Lรฉaud en su primer papel como Antoine Doinel implicaba repetir cosas que se han dicho durante cincuenta y tantos aรฑos: tendrรญamos que hablar de la sobrenatural sensibilidad que aportรณ el chico a la primera pelรญcula de Truffaut, aventurar que acaso intuyรณ que no estaba retratando la vida de otro sino su propia frustraciรณn, su propia ansia de vida, su propio miedo; considerar la francamente inquietante visiรณn retrospectiva que tuvo el director al elegirlo a รฉl y no a otro –un niรฑo que, con el paso de los aรฑos, acabarรญa como una suerte de clon no cientรญfico de Truffaut–; ponderar que la รบltima secuencia de la pelรญcula, que culmina con el rostro fijo de Antoine ante la de pronto borrada imposibilidad del mar, es uno de esos momentos que se roban para siempre el corazรณn. Por otro lado, no elegir a Lรฉaud podrรญa darle a la lista un brรญo, una respondona heterodoxia. Ortodoxos contra rebeldes. Ahora ya saben quiรฉn ganรณ. –AR
Ana Torrent como Ana (El espรญritu de la colmena, 1973)
Ana tiene sรณlo seis aรฑos pero su presencia en El espรญritu de la colmena contiene toda la severidad que la jovencรญsima y crรฉdula Espaรฑa republicana de la guerra civil, poco despuรฉs de la cual estรก situado el film, exigรญa en su representaciรณn. (El espรญritu es una colecciรณn de sรญmbolos del rรฉgimen franquista; el director Vรญctor Erice los traza con tanta delicadeza e inteligencia que las autoridades censoras ni se dieron por enteradas.) La mirada de Ana posee la fijeza y la concentraciรณn de quien estรก aprendiendo el mundo y cada detalle de รฉl significa un pequeรฑo mundo tambiรฉn. En el episodio ‘Country drive’ de Louie, el protagonista le dice a una de sus hijas (la que insiste en que estรก aburrida): “Vives en un mundo enorme y vasto, y no has visto nada de รฉl. Hasta adentro de tu mente… es infinito. Sigue y sigue para siempre hacia adentro. ¿Me entiendes?” Ana, con su quieto rostro inquisitivo, con sus enormes ojos en constante examen, pareciera comprenderlo. –AR
Raphael Fejtรถ como Jean Kippelstein alias Jean Bonnet (Adiรณs a los niรฑos, 1987)
Una verdad bien sabida pero que tendemos a dejar pasar: cualquier actuaciรณn estรก hecha tambiรฉn de las circunstancias imaginadas por su guiรณn –incluso las improvisadas, creadas a partir un guiรณn que va escribiรฉndose en lo que ahora llamamos ‘tiempo real’–. En el caso de la actuaciรณn de Raphael Fejtรถ como Jean Kippelstein en la tristรญsima Adiรณs a los niรฑos de Louis Malle las circunstancias son tan poderosas (un niรฑo judรญo, torpe socialmente, brillante en matemรกticas y mรบsica, oculto en un internado durante la ocupaciรณn nazi en Francia; una amistad que comienza como bullying; una razia; la captura de ese niรฑo y su envรญo a Auschwitz) que se vuelve imposible de discernir de la actuaciรณn. ¿Quรฉ nos hace llorar: el destino de Jean, ese niรฑo judรญo francรฉs en 1944, o la maestrรญa mozartiana de Raphael, ese niรฑo judรญo francรฉs en 1987? Son ambas cosas, enlazadas, en un perfecto vaivรฉn de la mente. –AR
Maxime Collin como Lรฉolo (Lรฉolo, 1992)
Una gran actuaciรณn infantil en el borde de la adolescencia deberรญa transmitir, creo, cuando menos una de estas caracterรญsticas: asombro ante el mundo que abre por fin sus compuertas de sexo y libertad; repulsiรณn ante el mundo que empieza a demostrarnos nuestro valor รบltimo (que es igual a cero) y deja caer sobre nosotros como una lenta lluvia de plomo su horror, su desamor, su soledad, su mierda; inconciencia y atisbos de reflexiรณn; nostalgia precoz de todo lo que empieza a dejarnos atrรกs y esperanza tambiรฉn precoz por todo lo que estรก a punto de sucedernos. (El joven sabrรก pronto que la infancia perdida no valรญa su nostalgia y que ese tedio que resultรณ el futuro no merecรญa su esperanza. Se habrรก entonces convertido en un adulto.) Increรญblemente, el niรฑo Maxime Collin, el protagonista de la perversa, lรญrica, cruel y divertidรญsima Lรฉolo, las transmite todas. –AR
Morgan Turner como Veda (Mildred pierce, 2010)
¿Saben cรณmo hay niรฑos sabelotodo, pedantes y abusivos, niรฑos malcriados, manipuladores, inteligentรญsimos que dan ganas de agarrar a nalgadas? ¿Saben que esos mismos niรฑos son capaces de una ternura secreta, de un miedo muy hondo? Bueno. Pues, hasta donde sรฉ, no existe ninguna niรฑa que haya podido reflejar esos dos rasgos casi contradictorios tan agudamente como Morgan Turner –nacida en 1999– en su papel de Veda Pierce, la escuincla cuya madre, Mildred, echa a perder para siempre con una paciencia, un sacrificio y una abnegaciรณn dignos de un melodrama mexicano circa 1941. Que Todd Haynes, director experto en melodrama, haya dotado a la niรฑa un puntito de erotismo eleva el retrato a una altura francamente incรณmoda. –AR
Henry Thomas como Elliot (E.T., 1982)
¿Han visto a Henry Thomas durante la audiciรณn con la que obtuvo el papel principal de la mรกs famosa cinta sobre extraterrestres? Es un espectรกculo:
Ahรญ estรก, para todos los que crean que la interpretaciรณn de Thomas –entraรฑable al principio, desgarradora al final y siempre verosรญmil a pesar de tener como compaรฑero de escena a un muรฑeco de plรกstico- fue obra de Steven Spielberg, su director. Es sabido que el Rey Midas de Hollywood filmรณ en orden (algo raro en el cine) para no destantear a sus jรณvenes histriones, y es verdad, tambiรฉn, que pocos dirigen niรฑos como รฉl, y para prueba basta ver a Dakota Fanning en War of the Worlds y/o a todos los niรฑos que aparecen en la lamentable Hook. La estrategia debe haber sido en beneficio de Drew Barrymore, porque claramente Thomas no necesitaba truco alguno. Vรฉanlo pasar de la desesperaciรณn a la incredulidad y al llanto, haciendo en dos minutos lo que actores adultos no logran en 120. -DK
Anton Glanzelius, Mi vida como un perro (1985).
Tu madre, enferma terminal, te abandona en un pueblucho donde vivirรกs cont tus mรกs que excรฉntricos tรญos, tu hermano te maltrata, tu รบnica –y andrรณgina- amiga te gana en una pelea de box y, para acabarla de fregar, eres vรญctima de una apuesta y metes el pito al cuello de una botella: ahรญ se atora y no quiere salir. Hay infancias mรกs sencillas que la de Ingemar, el protagรณnico de la รณpera prima de Lasse Hallstrรถm, quien desespera y enternece en igual medida (el espectador no sabe si lo quiere abrazar o estrangular). Es fรกcil para un pequeรฑo histriรณn recargarse hacia un lado de esa balanza: cargar el material tierno con melodrama o jugar el papel del torbellino infantil que todo lo destruye, como el 95% de los niรฑos que aparecen en las comedias hollywoodenses. Es notable que Glanzelius no se deje atraer por ninguno de estos polos y mantenga una interpretaciรณn que encapsula todas las contradicciones de la niรฑez. -DK
Michel Terrazon, La Infancia Desnuda (1968)
Nadie le darรญa un premio a Maurice Pialat por escoger el tรญtulo mรกs sutil. Pero nadie se atreverรญa a decir que estaba equivocado. La Infancia Desnuda es exactamente eso: un vistazo descarnado a la infancia, sin atisbos de romanticismo. Comparada con esta cinta, Los 400 Golpes es Home Alone. Y tal y como ocurre en la famosa pelรญcula de Truffaut, La Infancia Desnuda depende por completo de la habilidad de su protagonista infantil. Michel Terrazon podrรญa ser hermano mayor de Christian Bale. No solo es su fรญsico sino su habilidad histriรณnica la que nos recuerda a la mejor actuaciรณn que Bale ha hecho en su carrera, como Jim en El Imperio del Sol, de Steven Spielberg. Su Francois es un delincuente en ciernes que, como muchos grandes protagรณnicos cinematogrรกficos, dice poco y hace mucho: tira gatos por las escaleras, se defiende de los abusos de mayores y avienta clavos a una avenida ocasionando colisiones masivas. No es gracias a Pialat que lo entendemos y queremos, sino gracias a Terrazon, cuya mirada delata la confusiรณn, la rabia y el azoro que propician una infancia a la deriva. -DK
Quvenzhanรฉ Wallis, Beasts of the Southern Wild (2012)
Los ojos de Wallis –el hilo y alma de la hipnรณtica Beasts of the Southern Wild-son lo opuesto de su nombre indescifrable. A travรฉs de ellos transcurre la cinta entera, que por una larga parte de su duraciรณn inclusive esconde los rostros de sus adultos. Hushpuppy (Wallis) es similar a Francois, Ingemar y Jim: una chica obligada a hacerse cargo de sรญ misma porque su circunstancia no le da alternativas. Vive en La Tina, un cenagal al sur de Estados Unidos, cercado por una presa, donde come lo que la tierra le da y lo que su padre decida matar y cocinar ese mismo dรญa (si bien le va). La historia de Beasts of the Southern Wild no es un culebrรณn seudo magicorealista gracias a la mano precoz de su director Benh Zeitlin, y gracias a Wallis, quien le brinda comedia, fuerza y ligereza a todo el proceso. Despuรฉs de Henry Thomas, quizรกs no haya otro niรฑo que haya cargado un final como esta niรฑa, de apenas ocho aรฑos, hace en su cinta debut. -DK
Escritor. Autor de los cรณmics Gabriel en su laberinto y Una gran chica (2012)