Es verdad, el alud de elogios que ha caรญdo sobre Gravity – sรฉptimo largometraje de Alfonso Cuarรณn – no resulta del todo hiperbรณlico. Lo difรญcil aquรญ es que, ante tantos requiebros, algunos realmente superlativos, las expectativas ante la cinta a estrenarse son muy altas y por lo mismo, algunos espectadores no podrรกn evitar mirarla con recelo, donde no falta el reseรฑista que se acerca con el deseo de ser aquรฉl que encuentre un defecto – como quien descubre la huella del cincelazo de Miguel รngel Buonarroti al David cuando รฉste se rehusรณ a hablarle, como cuenta la leyenda en torno a su abrumadora perfecciรณn –, el primero en decir que “el emperador va desnudo” o que bebe demasiado de otros filmes y estรก en deuda con otros cineastas.
Gravity– que debe ser vista en el cine, de preferencia en una pantalla IMAX, y en 3D para apreciar su tรฉcnica – tiene presente el espectro de varias Space Operas que le preceden, algunas a las que hace referencia consciente y otras no: desde la serie B de los aรฑos 50, hasta la elefantina, visualmente hermosa, pero fallida Dunas (Lynch, 1983), pasando por Alien (Scott, 1979) – que prรกcticamente redefiniรณ este subgรฉnero al hilar finamente elementos de horror, existencialismo, ciencia-ficciรณn, pulp y hasta alusiones a Chรฉkhov y Conrad –, la minimalista e inquietante Moon (Jones, 2009) y la cinta que cambiรณ la manera en que el humilde mortal en su butaca comenzรณ a ver el espacio exterior en pantalla; 2001: Odisea del espacio (Kubrick, 1968).
A esta รบltima es a la que mรกs referencia se hace al hablar de la pelรญcula co-escrita por Cuarรณn y su primogรฉnito, Jonรกs Cuarรณn Elizondo. El monolito de Kubrick se yergue enorme sobre ella, no obstante, los vasos comunicantes entre ambas son mรกs bien tenues y exclusivamente temรกticos. Ni el mood, ni la ejecuciรณn, ni siquiera las consecuencias son lo mismo. Kubrick estaba interesado en mostrar una elipsis de cuatro millones de aรฑos en la evoluciรณn de la humanidad; explorar la relaciรณn codependencia/miedo entre hombre y tecnologรญa (si nos viรฉsemos en la necesidad de seรฑalar a 2001 como una pelรญcula con monstruo, como las creature features de antaรฑo, รฉste sin duda serรญa HAL 9000, con todo y su educada voz monocorde), y finalmente, la comuniรณn entre el ser humano y el cosmos.
Un transbordador espacial orbita a 600 km sobre la tierra: su misiรณn es instalar un sistema renovado en el observador Hubble. Algo que para nosotros es increรญblemente complejo, pero para el equipo de astronautas es casi rutinario. Al menos para el coronel Matt Kowalski (George Clooney), jovial astronauta veterano en su รบltima visita al espacio que lo mismo disfruta de la mรบsica country que de ver el amanecer sobre el planeta. En contraste con su comodidad en esta situaciรณn se encuentra su compaรฑera Ryan Stone (Sandra Bullock), civil dedicada a la ciencia, cuyo entrenamiento como astronauta es de un nivel muy bรกsico. La destrucciรณn arbitraria por parte del gobierno ruso mediante un misil de uno de sus satรฉlites caducos serรก lo que desencadene una lluvia de escombros que provocarรก terribles daรฑos, una onda de choque que la dejarรก, en un parpadeo, flotando en gravedad cero, desprotegida y en total estado de pรกnico,en medio de la nada mรกs absoluta.
Esta es la anรฉcdota del guiรณn, que algunos crรญticos han seรฑalado como deliberadamente “pobre”, menospreciando su simpleza. Esto es una lectura superficial de algunas implicaciones sutiles que hay en la ejecuciรณn del guiรณn,al que, por esa necesidad de encontrar algรบn defecto, se le tilda de inconsecuente, en favor de los deslumbrantes aspectos visuales.
Naturalmente, el trabajo en iluminaciรณn y fotografรญa de Emmanuel Lubezki es para dejar a cualquiera sin aliento. Desde Sรณlo con tu pareja en 1990 รฉl y Cuarรณn colaboran muy de cerca: a esta sociedad le debemos ese beso robado por Gwyneth Paltrow a Ethan Hawke bajo la lluvia en una de las secuencias mรกs memorables de su versiรณn “posmo” a Grandes Esperanzas (1998), la belleza de road movie de la mรกs bien odiosa Y tu mamรก tambiรฉn (2001), los mejores momentos que tuviera la saga Potter (2004), donde demostraron que hasta el trabajo por encargo les sale bien, o como prueba mรกs contundente, cada una de las magistrales secuencias, incluyendo una toma sostenida y sin cortes estilo guerrilla, de Niรฑos del hombre (2006).
La pelรญcula aprovecha al mรกximo la tรฉcnica 3D, aรบn si mantiene los efectos especiales de origen digital a un mรญnimo y aunque tรฉcnicamente es impecable, decir que por esto es sรณlo obra de Lubezki, es injusto; Cuarรณn hace story-boards de cada escena y coreografรญa cada toma aรบn antes de rodar, en cercana colaboraciรณn con “El Chivo”, ambos lo han contado asรญ en muchas ocasiones. Lo mismo pasa cuando se oye decir que Cuarรณn ha adoptado la escuela de James Cameron con Avatar, ensimismado en mostrar su prodigio en el manejo tecnolรณgico sin mayor sustancia. Gravity, mรกs allรก de su proeza visual es tambiรฉn un viaje no sรณlo al espacio exterior sino al interior; juntos director y cinefotรณgrafo convierten el gran vacรญo, el manto estelar, en un lienzo en el que plasman imรกgenes hermosas y sobrecogedoras: el uso que hacen del vรฉrtigo en la cabeza del espectador no tiene parangรณn; al tomar por momentos la mirada de la protagonista, uno siente que estรก a la deriva como ella y contribuye a un efecto mรกs impresionante que cualquier prestidigitaciรณn de computadora: nuestro propio miedo a lo desconocido.
Como la Doctora Stone – uno de los reproches que hago al guiรณn, aparece en un breve y prescindible intercambio casi al principio, que cae en lugar comรบn: “¿Por quรฉ se llama Ryan?” pregunta Kowalski, “Mi padre querรญa un hijo” responde ella – Sandra Bullock tiene la tremenda responsabilidad de llevar prรกcticamente todo el peso de la trama en su interpretaciรณn. Es verdad que su casting no es el mรกs convencional para una cinta de este estilo: originalmente Cuarรณn deseaba (esto no es un secreto) llevar como protagonista a Angelina Jolie, Charlotte Gainsbourg o Natalie Portman (estas รบltimas declinaron por razones de maternidad). Evidentemente cuando se trata de un chamber-film con presupuesto reducido para los estรกndares de los estudios (un total de 80 mdd) es necesario tener una figura de nombre para atraer al espectador [Brad Pitt en El รกrbol de la vida (Malick, 2011), por ejemplo] y el caso de la Bullock fue una elecciรณn polรฉmica, objeto de tremendos prejuicios dada su carrera como reina del [aparentemente] cรณmodo gรฉnero de la comedia romรกntica, lastre color rosa que ha cargado los รบltimos veinte aรฑos sin que interpretaciones interesantes en otro tipo de filmes como Infamous (McGrath, 2006), puedan mermarlo.
Sin embargo, Cuarรณn consigue que la actriz se despoje tanto de esa imagen, como de referencias a otros personajes femeninos en el subgรฉnero espacial para hacer un trabajo al margen de todo. No sigue la ruta de Sigourney Weaver en la saga que la hizo mitolรณgica como heroรญna de acciรณn; tampoco es objeto sexual o damisela en apuros. Es una mujer deprimida – por motivos anteriores al inicio de la historia – cuya academia resulta irrelevante para la situaciรณn en que se encuentra. Su tristeza interna, a manera de microcosmos, se revela en una mirada para abrirse posteriormente en el macrocosmos en el que ahora flota y en el que debe sobrevivir. Una toma cuidadosamente armada en la que, suspendida, adopta una posiciรณn fetal, no es casualidad ni capricho: Cuarรณn recurre a este simbolismo para mostrar una parte del peregrinar que emprende, y claramente este es un leit motiv del filme: la pelรญcula estรก llena de este tipo de imรกgenes y alusiones a dar a luz/nacer/renacer.
Sandra Bullock, en manos de Cuarรณn, un poco como hiciera hace una dรฉcada Nicole Kidman en las de von Trier o Liv Ullmann en las de Bergman en sus obras maestras de los 60 y 70, demuestra que no tiene miedo a nada y se deja llevar, arrastrรกndonos con ella al viaje interno que emprende y quizรก incluso a algo mรกs profundo (algunas preguntas que se quedan con uno: ¿encuentra a Dios? ¿encuentra al cosmos? ¿Ambas cosas? Las lecturas a estas implicaciones son numerosas y contrastantes).
El guiรณn de los Cuarรณn parte de una anรฉcdota especรญfica, pero no necesariamente se limita a ella. El accidente, como un sismo, persiste aรบn cuando ya pasรณ; hay mucho mรกs ahรญ para quien desee abrir los ojos en la oscuridad y realmente ver. Esta sutileza en la presentaciรณn de lo que transcurre en el interior, sin embargo, es arma de dos filos: a muchos puede quedar a deber, sobre todo por no molestarse en hacer las explicaciones de rigor. No hay tomas de aproximaciรณn a elementos reveladores aunque estรฉn ahรญ (como los iconos religiosos presentes en la estaciรณn espacial vistos en passim) ni se esfuerza en “tener un mensaje” que meter en la consciencia del pรบblico: todo estรก abierto a la interpretaciรณn que el espectador le quiera dar.
Kubrick evitaba lo mรกs posible tener personajes femeninos en su obra, porque no sabรญa quรฉ hacer con ellos y le costaba mucho tratar con actrices (pregรบntenle a Marisa Berenson o Shelley Duvall). En su momento hizo que un actor mรกs bien tibio y de escaso carisma (Keir Dullea) sirviera como hilo conductor en 2001 con resultados notables. Cuarรณn hace aquรญ un truco similar pero con variantes a la inversa: aprovecha el probado carisma empรกtico de su actriz con el pรบblico y lo utiliza para hacer que nosotros seamos, por el tiempo que dura su aventura, ella misma. El viaje cรณsmico es tambiรฉn nuestro, con todo el horror y el asombro formidable que conlleva.
A manera de colofรณn, hay que seรฑalar la economรญa no sรณlo de recursos narrativos e histriรณnicos, sino incluso de tiempo y ritmo. En noventa minutos, la cinta y su clรญmax no se prolongan innecesariamente (como cintas tipo blockbuster de este verano: Superman: El hombre de acero o Pacific Rim, vรญctimas de su propio metraje hinchado). Como editor, Cuarรณn imprime velocidad a su trabajo cuando lo requiere, y tambiรฉn cultiva pausas que necesita. Nunca pierde pie y llega a buen puerto.
En conjunto, como cine en estado puro (contar historias mediante imรกgenes) y como entretenimiento, asรญ como reflexiรณn de la naturaleza humana tan pequeรฑa ante el espacio infinito y tan ilimitada en su trayecto de bรบsqueda interior, el equipo creativo que encabezan Alfonso Cuarรณn y Emmanuel Lubezki ha ido mรกs allรก del deber. Gravity es una obra de arte.
Miguel Cane (Mรฉxico DF, 1974) Es novelista y periodista cinematogrรกfico. Su mรกs reciente publicaciรณn es el inclasificable "Pequeรฑo Diccionario de Cinema para Mitรณmanos Amateurs".