Foto: AlMare, CC BY-SA 2.5, via Wikimedia Commons

Como si se estuviera pudriendo el mundo entero

Sobre lo que ocurre en las letrinas, la literatura desde tiempos remotos evita dar ciertos detalles.
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Ocaranza tiranizaba a su mujer y dos hijos. Era un hombre muy gordo. Asรญ lo cuenta Jesรบs Gardea en su tremendo cuento โ€œComo el mundoโ€. Los lugareรฑos lo odiaban โ€œcon su boquita roja de muchacha y sus nalgas increรญblesโ€. Le daba por ir a cualquier hora, incluso en la madrugada, al excusado que tenรญan fuera de la casa. Como no se valรญa por sรญ mismo, los hijos habรญan de acarrearlo y estar pendientes hasta que terminara de obrar. โ€œLa vida de Ocaranza consistรญa en comer y echar lo comido. Cuando no estaba mandando a sus tristes soldaditos, estaba en el excusado.โ€ Hasta que un buen dรญa los hijos se hartan y dejan al padre abandonado en el retrete. Los lugareรฑos se dan cuenta del inminente final de Ocaranza. Montan guardia hasta que โ€œun soplo de viento nos trajo una hedentina atroz, como si se estuviera pudriendo el mundo enteroโ€.

En la letrina tambiรฉn Arrio encontrรณ la muerte por no creer en la Santรญsima Trinidad. El historiador eclesiรกstico Sรณcrates de Constantinopla lo cuenta con mรกs detalles de lo que exige la elegancia:

Cuando se acercaba al sitio llamado Foro de Constantino, donde se levanta la columna de pรณrfido, la conciencia de Arrio se vio asaltada por un terror que surgรญa del remordimiento, y con el terror le vino un relajamiento de los esfรญnteres. Entonces preguntรณ si en ese sitio habรญa un lugar apropiado. Le indicaron la parte posterior del Foro de Constantino y se apresurรณ a ese lugar. Una vez ahรญ le vino un desfallecimiento, y junto con las evacuaciones se le asomaron las entraรฑas, seguidas de una gran hemorragia y el descenso de los intestinos; ademรกs le salieron porciones del bazo y del hรญgado en la efusiรณn de sangre, de manera que muriรณ en el acto.

Hay un icono que muestra la suerte final de Arrio. Por fortuna mantiene las vestiduras y lo que le brota parece llamaradas que salen del vientre. Tengo una ediciรณn sobre esa misma historia pasada por agua que simplemente dice: โ€œSe dirigiรณ rรกpidamente a unas letrinas que habรญa detrรกs del foro, y muriรณ reventadoโ€.

No sรฉ si la letrina siguiรณ empleรกndose para lo que fue edificada. Sรณcrates de Constantinopla sรญ cuenta que, mรกs de un siglo despuรฉs, el sitio aรบn era lugar de curiosidad y escarmiento.

Se entiende que estas narraciones deben evitar ciertos detalles. Cuando los personajes de la novela decimonรณnica enferman de tuberculosis hay mucha tos y sangre. Tolstรณi llega a hablar de una pared salpicada de tosiduras. Se hablaba de paรฑuelos impregnados.

En cambio con la malaria, el tifus u otras enfermedades diarreicas, la donosura obligaba a pasar de la fiebre a la muerte sin mรกs pormenores.

Acaso el que se halla en agradable situaciรณn para el lector, que no para รฉl, es Sancho Panza, cuando bebe el bรกlsamo de Fierabrรกs y โ€œpensรณ bien y verdaderamente que era llegada su รบltima horaโ€, pues โ€œcomenzรณ el pobre escudero a desaguarse por entrambas canales, con tanta prisa, que la estera de enea sobre quien se habรญa vuelto a echar, ni la manta de anjeo con que se cubrรญa, fueron mรกs de provechoโ€.

Siempre tuve dificultad con la insolvencia poรฉtica de aquel pasaje en que Jesรบs explica una de sus parรกbolas: โ€œยฟNo entienden aรบn que todo lo que entra en la boca va al vientre y es echado en la letrina?โ€, tal como estรก en la Reina Valera. Si bien hay una versiรณn โ€œrevisadaโ€ que empeora la palabra de Dios: โ€œยฟNo entienden que todo lo que entra en la boca pasa al vientre, y es echado en el estercolero?โ€. El original dice: แผ€ฯ†ฮตฮดฯฯŽฮฝ, una de esas comodidades que llevaron los romanos al mundo.

Por esas mismas fechas, pero en Roma, el emperador Tiberio le cortรณ la cabeza a un cรณnsul de la mayor nobleza, diciรฉndole: โ€œLlevando mi moneda en su seno y entrando en lugares impuros y llenos de excremento, vaciaste asรญ tu vientre cargadoโ€.

La historia dice que tampoco se podรญa llevar la imagen del emperador a los burdeles.

Leyenda o verdad, algo asรญ le ocurrรญa en la Uniรณn Soviรฉtica a quienes utilizaran para fines higiรฉnicos algรบn periรณdico con la imagen o nombre de Stalin. Quizรกs leyenda, pues en Los que susurran, de Orlando Figes, puede leerse el testimonio de una mujer: โ€œSolo habรญa un retrete para cuarenta y ocho personas. La gente iba con su propio jabรณn y papel higiรฉnico, que guardaban en su habitaciรณnโ€.

En estos menesteres es difรญcil superar el desparpajo Gargantรบa.

Mas alguna atracciรณn han de llevar estas historias, pues del libro de Suetonio sobre la vida de Lucano se ha perdido casi todo y apenas han sobrevivido unas lรญneas, entre las que se hallan estas: โ€œHasta tal punto que en una ocasiรณn, en las letrinas pรบblicas, despuรฉs de expulsar con gran estruendo una ventosidad, provocรณ la huida en masa de los que estaban sentados cerca de รฉl pronunciando este hemistiquio de Nerรณn: Se dirรญa que ha tronado bajo tierra.โ€

Las palabras sobre el estruendo, estรกn asรญ en el original: โ€œcum strepitu ventris emissiโ€. Mรกs fino suena que en espaรฑol.

Marcial le compuso un epigrama a un tal Vacerra, que pasaba el dรญa sentado en los retretes comunales, no para hacer lo que ahรญ se hace, sino para encontrarse con alguien que lo invitara a cenar. El verso final, en claro latรญn dice: โ€œcenaturit Vacerra, non cacaturitโ€. La nota al pie informa: โ€œAl no disponer las letrinas pรบblicas de compartimentos individuales, eran un buen lugar de encuentro para solucionar la gran obsesiรณn romana de ser invitado a cenarโ€.

ยฟPor quรฉ me dio hoy por pensar en letrinas y estercoleros?

Esta maรฑana releรญ el cuento sobre Ocaranza y pensรฉ en el final: โ€œComo si se estuviera pudriendo el mundo enteroโ€.

Tambiรฉn pensรฉ en el principio:

โ€œEra notable cuรกnto le gustaba el mando. Desde que el sol nacรญa, en su casa, y fuera de ella, todo era รณrdenes. En esto, su ingenio no tenรญa lรญmites. Secaba y retorcรญa las cosas con tal de salirse con la suya.โ€

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(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.


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