Ilustraciรณn: Raรบl Arias

En defensa de la diversidad

La inmigraciรณn ha sido siempre fuente de conflictos. Tambiรฉn en Europa, donde persisten la intolerancia y el racismo a pesar de que, histรณricamente, la diversidad nos ha traรญdo mรกs bendiciones que desgracias.
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Recientemente se ha construido en el sur de Londres una โ€œmegamezquitaโ€ que, de manera inevitable, se ha convertido en el centro de mucha controversia. En su libro The British Dream, David Goodhart toma la mezquita como un sรญmbolo del cambio inaceptable que la inmigraciรณn ha traรญdo al paรญs. La mezquita, escribe, “sustituyรณ a la embotelladora Express Diaries, que proporcionaba cientos de puestos de trabajo y muchas botellas de leche a la gente de la ciudad, un icono de una era anterior y mรกs homogรฉnea”. 

En realidad, transcurrieron siete aรฑos entre el cierre de la embotelladora de leche en 1992 y el inicio de las obras de construcciรณn de la mezquita. En esos siete aรฑos la fรกbrica abandonada se convirtiรณ, segรบn los relatos locales, en un lugar frecuentado por drogadictos. Asรญ pues, una historia que podrรญamos contar es que las fuerzas econรณmicas cerraron una fรกbrica no rentable, lo que produjo la pรฉrdida de varios centenares de trabajos, y que unos musulmanes del lugar rescataron una construcciรณn abandonada que era un frecuente escenario de delitos, creando nuevos trabajos y mejorando Merton. Sin embargo, los crรญticos de la inmigraciรณn quieren contar una historia distinta. La mezquita, a sus ojos, no es un sรญmbolo del rescate de un lugar del abandono y el crimen, sino del cierre de la fรกbrica y la transformaciรณn de la vieja forma de vida de Merton.

La historia de la mezquita de Merton, y la reelaboraciรณn de esa historia como una narraciรณn de pรฉrdida cultural, afecta directamente al debate contemporรกneo sobre la inmigraciรณn. La inmigraciรณn es, claramente, uno de los temas mรกs fieramente debatidos y mรกs tรณxicos de la actualidad. El debate, con todo, versa menos sobre los hechos que sobre el impacto existencial. La inmigraciรณn se ha convertido en un sรญmbolo de la alteraciรณn de comunidades, la socavaciรณn de identidades, la atenuaciรณn del sentimiento de pertenencia, la promociรณn de cambios inaceptables. Para Goodhart, โ€œla inmigraciรณn a gran escala [ha creado] una Inglaterra cada vez mรกs llena de mundos misteriosos y desconocidosโ€. Cita a un hombre de Merton: โ€œHemos perdido este lugar a manos de otras culturas. Ya no es inglรฉs.โ€

Las raรญces de The British Dream yacen en un artรญculo que Goodhart publicรณ en 2004 en la revista Prospect, de la que entonces era director, titulado โ€œยฟDemasiado diversos?โ€ Los progresistas, indicaba, tenรญan que enfrentarse a un โ€œdilema progresistaโ€. Demasiada inmigraciรณn socavaba la solidaridad social, especialmente en un Estado del bienestar. Pero habรญa que escoger entre las dos cosas. El ensayo despertรณ una considerable controversia, pero la idea de que demasiada inmigraciรณn socava la solidaridad social se convirtiรณ, durante la pasada dรฉcada, casi en un lugar comรบn.

Es una afirmaciรณn que estรก en el nรบcleo de Exodus, de Paul Collier. Profesor de economรญa y polรญticas pรบblicas en la Escuela de Gobierno Blavatnik de la Universidad de Oxford y codirector del Centro Oxford para el Estudio de Economรญas Africanas, Collier se ha ocupado durante mucho tiempo de cuestiones de inmigraciรณn y justicia. En Exodus trata de desentraรฑar el impacto de la inmigraciรณn tanto en la comunidad receptora como en quienes se quedaron en los paรญses de origen. Demasiada inmigraciรณn, apunta, afecta negativamente a los dos grupos. Merma los paรญses pobres de recursos humanos y socava la estabilidad social de los paรญses ricos.

Collier, como Goodhart, acepta que los miedos econรณmicos sobre el impacto de la inmigraciรณn en los paรญses receptores son en buena medida infundados. Pero, de nuevo como Goodhardt, insiste en que un exceso de diversidad crea problemas sociales, en particular porque destruye el โ€œrespeto mutuoโ€, la disposiciรณn a cooperar y redistribuir recursos. Ambos autores se basan en el trabajo del sociรณlogo estadounidense Robert Putnam, que ha demostrado que, cuanto mรกs diversa es una comunidad, menos implicados socialmente estรกn sus miembros: votan menos, hacen menos trabajo comunitario, dan menos a obras de caridad, tienen menos amigos. Lo mรกs sorprendente fue el descubrimiento de Putnam de que la gente que vive en comunidades mรกs diversas muestra una mayor desconfianza no solo con respecto a los miembros de los demรกs grupos รฉtnicos, sino tambiรฉn del propio.

Crรญticos de la inmigraciรณn que sugieren que la diversidad socava el tejido social utilizan desde hace mucho el trabajo de Putman. Con todo, investigaciones mรกs recientes han cuestionado sus conclusiones. El รบltimo de estos estudios, liderado por Patrick Sturgis, director del Centro Nacional Britรกnico para los Mรฉtodos de Investigaciรณn, analizรณ la relaciรณn entre diversidad y confianza en Londres. Descubriรณ la relaciรณn contraria a la apuntada por Putnam.

Una vez los investigadores hubieron descontado las carencias sociales y econรณmicas, descubrieron que โ€œla diversidad รฉtnica estรก […] relacionada positivamente con la cohesiรณn social, con niveles significativamente altos de cohesiรณn social evidentes a medida que la heterogeneidad รฉtnica aumentaโ€.

Por supuesto, no deberรญamos creer que la investigaciรณn de Sturgis demuestra que la diversidad crea confianza, del mismo modo que no debemos creer que la obra de Putnam haya demostrado que la diversidad socava la confianza. Un problema clave, como ha seรฑalado el propio Putnam, es que los estudios solo ofrecen una instantรกnea de las actitudes en un momento dado. La diversidad, con todo, no es un fenรณmeno estadรญstico que cambie con el tiempo, como sรญ lo hace nuestra respuesta polรญtica a รฉl. En el transcurso de las รบltimas dรฉcadas, hemos sido testigos de la desapariciรณn de movimientos por el cambio social, del auge de las polรญticas de la identidad, de la atomizaciรณn de la sociedad, de una pรฉrdida de la creencia en valores universales, todo lo cual ha llevado a la pรฉrdida del compromiso cรญvico y una mayor sensaciรณn de anomia. El verdadero problema que expone un estudio como el de Putnam, pues, puede no ser tanto la diversidad como el contexto polรญtico en el que pensamos sobre ella.

Lo que falta en los datos de Putnam tambiรฉn falta en las explicaciones de crรญticos como Goodhart y Collier: contexto histรณrico.

El miedo existencial a la inmigraciรณn es casi tan viejo como la propia inmigraciรณn. Si Arthur Balfour hubiera podido leer la narraciรณn de Goodhart sobre la creaciรณn de una Inglaterra โ€œllena de mundos misteriosos y desconocidosโ€, una Inglaterra que โ€œya no es inglesaโ€, sin duda habrรญa asentido para mostrar su acuerdo. Balfour era primer ministro en 1905, cuando Gran Bretaรฑa introdujo sus primeros controles a la inmigraciรณn, dirigidos especialmente a los judรญos europeos. Sin esas leyes, afirmรณ Balfour, โ€œaunque los britรกnicos del futuro tengan las mismas leyes, las mismas instituciones y constituciรณn […] la nacionalidad no serรญa la misma y no serรญa la nacionalidad que deseamos que sea la de nuestros herederos en las eras por venirโ€. Dos aรฑos mรกs tarde, la Real Comisiรณn sobre Inmigraciรณn Extranjera โ€“โ€œextranjeroโ€ era a principios del siglo XX  tanto alguien de otro paรญs como un eufemismo para โ€œjudรญoโ€ โ€“ habรญa expresado su temor a que los reciรฉn llegados se mostrasen inclinados a vivir โ€œde acuerdo con sus tradiciones, usos y costumbresโ€, y que estos podรญan โ€œinjertar entre los ingleses […] los dรฉbiles, enfermizos y sanguinarios productos de Europaโ€.

La idea de que la inmigraciรณn judรญa estaba descontrolada y de que โ€œhemos perdido este lugar a manos de otras culturasโ€ era patente en las discusiones. โ€œLos hay sin fin en Whitechapel y Mile Endโ€, afirmaba un testigo ante la Comisiรณn Real de 1903. โ€œEstas zonas de Londres podrรญan llamarse Jerusalรฉn.โ€ El parlamentario conservador y mayor sir William Eden Evans-Gordon expresรณ la misma sensaciรณn a travรฉs de una metรกfora bastante extraordinaria: โ€œDiez granos de arsรฉnico en mil hogazas serรญan imperceptibles y perfectamente inofensivos โ€“dijo en el Parlamentoโ€“, pero la misma cantidad en una hogaza matarรญa a toda la familia que la comiera.โ€

En los aรฑos cincuenta ya se veรญa a la comunidad judรญa como una parte del paisaje cultural britรกnico. Los mismos argumentos utilizados medio siglo atrรกs se empleaban entonces contra una nueva oleada de inmigrantes procedentes del sur de Asia y el Caribe. Un informe de la Oficina Colonial de 1955 se hacรญa eco de Arthur Balfour y se temรญa que โ€œuna gran comunidad de color visible como rasgo de nuestra vida debilitarรญa […] el concepto de Inglaterra o Gran Bretaรฑa al que los britรกnicos de toda la Commonwealth se sienten vinculadosโ€. Tambiรฉn preocupaba la naturaleza incontrolada de la inmigraciรณn. โ€œLa cuestiรณn de nรบmeros y del aumento de los nรบmeros โ€“insistรญa Enoch Powellโ€“ [yacรญa en] el centro del problema.โ€ โ€œรreas enteras, ciudades y partes de Inglaterra โ€“afirmabaโ€“ [estaban siendo] ocupadas por distintas secciones de inmigrantes y poblaciรณn descendiente de inmigrantes.โ€ Una dรฉcada mรกs tarde, Margaret Thatcher concediรณ una notable entrevista de televisiรณn en la que afirmรณ que en gran Bretaรฑa habรญa โ€œun nรบmero terribleโ€ de inmigrantes negros y asiรกticos y que โ€œla gente tiene mucho miedo de que este paรญs pueda quedar inundado de gente con una cultura distintaโ€. Los ecos son inconfundibles, tanto en el debate sobre los judรญos en el pasado como en el debate acerca de la inmigraciรณn contemporรกnea.

Asรญ como los judรญos se convirtieron en una parte aceptada del paisaje cultural, tambiรฉn lo hicieron los inmigrantes de posguerra, aunque la aceptaciรณn fue a regaรฑadientes, y con frecuencia no se extendiรณ a los musulmanes. Los mismos argumentos que se utilizaron contra los inmigrantes judรญos, y despuรฉs contra los del sur asiรกtico y el Caribe, se utilizan hoy contra musulmanes y europeos del Este. Una sucesiรณn de autores como Mark Steyn, Oriana Fallaci, Melanie Phillips y Christopher Caldwell avisan de que la inmigraciรณn musulmana estรก amenazando los pilares de la civilizaciรณn europea. El melodramรกtico tรญtulo del libro de Caldwell, La revoluciรณn europea. Cรณmo el islam ha cambiado el viejo continente, es una alusiรณn a Edmund Burke y refleja la creencia de Caldwell de que el impacto de la inmigraciรณn de posguerra ha sido tan dramรกtico como la caรญda del antiguo rรฉgimen en 1789. En concreto, se ha comparado la migraciรณn musulmana con una forma de colonizaciรณn. โ€œDesde su llegada hace medio siglo โ€“afirma Caldwellโ€“ el islam ha roto โ€“o exigido ajustes, o despertado defensas de retaguardiaโ€“ muchas de las costumbres, ideas heredades y estructuras de Estado europeas con las que ha tenido contacto.โ€ El islam โ€œno estรก mejorando ni reconociendo la cultura europea, la estรก suplantandoโ€.

Para Caldwell, la inmigraciรณn de preguerra entre naciones europeas era distinta de la inmigraciรณn de posguerra desde el exterior de Europa porque โ€œla inmigraciรณn desde paรญses vecinos no provoca las preguntas que sรญ suscita la inmigraciรณn mรกs preocupante, como โ€˜ยฟEncajarรกn?โ€™, โ€˜ยฟLo que quieren es asimilarse?โ€™ y, por encima de todo, โ€˜ยฟCuรกles son sus verdaderas lealtades?โ€™โ€ En realidad, estas eran las mismas preguntas que se hacรญan a los migrantes europeos en los aรฑos anteriores a la guerra. โ€œLa idea de la fรกcil asimilaciรณn de los inmigrantes europeos โ€“ha escrito el historiador Max Silvermanโ€“ es un mito.โ€

A lo largo del siglo XX, prรกcticamente todas las oleadas de inmigraciรณn, fueran de irlandeses y judรญos a Gran Bretaรฑa, de italianos y norteafricanos a Francia, o de catรณlicos y chinos a Estados Unidos, se enfrentaron a la afirmaciรณn de que el flujo era demasiado grande, demasiado distinto culturalmente, demasiado corrosivo para la estabilidad y la continuidad. Cuando llega la siguiente y mรกs grande oleada de inmigraciรณn, la anterior oleada parece considerarse aceptable en tรฉrminos de lo que la naciรณn podรญa absorber entonces pero no ahora. Debemos comprender los miedos de Goodhart, Collier y Caldwell con este trasfondo. Todos insisten en que Europa se enfrenta hoy a un peligro รบnico. Todos los argumentos reciclan el pรกnico expresado ante cada oleada de inmigraciรณn.

El debate actual tiene lugar, con todo, en un nuevo contexto. Cuando Balfour advirtiรณ del impacto de la inmigraciรณn judรญa existรญa un fuerte sentido de identidad britรกnica, arraigado principalmente en los conceptos de raza e imperio. La hostilidad a la inmigraciรณn era parte de una defensa racializada de la identidad nacional.

Detrรกs de la hostilidad contemporรกnea hacia la inmigraciรณn estรก la sensaciรณn de disoluciรณn de esa identidad, de la erosiรณn de los valores comunes. De ahรญ procede tambiรฉn la ruptura de los mecanismos polรญticos tradicionales, el creciente cisma entre la รฉlite y la sociedad y el abandono de los partidos mayoritarios por parte de los tradicionales votantes de clase trabajadora. En consecuencia, sostiene Goodhart, lo que รฉl llama la โ€œabandonadaโ€ clase trabajadora blanca experimenta la inmigraciรณn โ€œcomo una pรฉrdida, sea directamente porque vivรญa en un barrio que cambiรณ rรกpidamente por ella o indirectamente porque su cultura e instituciones de clase trabajadora parecรญan ser apartadas por las mismas fuerzas del mercado que luego abrรญan paso a los reciรฉn llegadosโ€.

La transformaciรณn de la vida de clase trabajadora, la erosiรณn de la identidad de clase trabajadora, la ruptura de vรญnculos de solidaridad, la marginaciรณn de la mano de obra como voz polรญtica… todo esto son fenรณmenos reales. Pero no tienen su raรญz en la inmigraciรณn masiva, sino en cambios econรณmicos y polรญticos mรกs amplios. Cuando la primera oleada de inmigrantes de posguerra llegรณ a Gran Bretรฑaa en los aรฑos cincuenta y sesenta, fue en un periodo de pleno empleo, de Estado del bienestar en expansiรณn y sindicatos fuertes. Hoy, la base industrial britรกnica prรกcticamente ha desaparecido, las comunidades de clase trabajadora se han desintegrado y el Estado del bienestar ha empezado a resquebrajarse. Los sindicatos han sido neutralizados, el Partido Laborista ha cortado muchos de sus vรญnculos con la base de clase trabajadora y la idea misma de una polรญtica basada en la clase ha sido ridiculizada. Todo esto ha contribuido a erosionar los vรญnculos de solidaridad que en el pasado dieron forma a las comunidades de clase trabajadora y ha dejado a muchos sintiรฉndose sin voz y alejados del proceso polรญtico.

La inmigraciรณn no ha tenido prรกcticamente ningรบn papel en la facilitaciรณn de estos cambios. Sin embargo, se ha convertido en un medio a travรฉs del cual muchos ven estos cambios. En parte, esto es consecuencia de la forma en que se ha planteado la discusiรณn pรบblica, en la que polรญticos de los dos extremos del espectro presentan a los inmigrantes como un problema, incluso como una amenaza. En parte tambiรฉn se debe a que las fuerzas de la globalizaciรณn, o los enredos internos del Partido Laborista, son difรญciles de conceptualizar. Es fรกcil ver a un vecino bangladesรญ o jamaicano. Casi inevitablemente, muchos han acabado viendo la inmigraciรณn no como algo que ha enriquecido sus vidas, sino algo que las ha empequeรฑecido.

El propio Goodhart reconoce que โ€œel cambio social y econรณmico habrรญa barrido por igual las costumbres de la vieja clase obrera aunque no hubiera habido inmigraciรณnโ€. ยฟPor quรฉ, entonces, meter la inmigraciรณn en este debate? Tan grande se ha hecho la obsesiรณn con la inmigraciรณn que hemos acabado por percibirla como el problema a pesar de que la razรณn nos diga lo contrario.

Esto es particularmente evidente en Exodus. A lo largo del libro, Collier reprocha a otros participantes en el debate de la inmigraciรณn que permitan que sus prejuicios den forma a sus razonamientos, y que utilicen la razรณn โ€œpara legitimar argumentos que ya hemos hecho a partir de nuestros gustos moralesโ€. Y sin embargo serรญa difรญcil encontrar una descripciรณn mรกs precisa del mรฉtodo del propio Collier. Todo, desde la naturaleza cambiante de la cultura delictiva britรกnica hasta las recientes โ€œpolรญticas de reducciรณn de impuestos y mayor dependencia del mercadoโ€ a los disturbios en Londres de 2011, puede atribuirse al โ€œpronunciado aumento de la diversidad cultural provocado por la inmigraciรณnโ€. No aporta ninguna prueba. De hecho, sugiere que โ€œel objetivoโ€ de sus โ€œanรฉcdotas en las que la inmigraciรณn parece haber socavado el capital social no es fortalecer un argumentoโ€. Entonces, ยฟpara quรฉ introducirlas? Buena parte de su libro se lee como la bรบsqueda de un relato que refuerce un argumento ya formulado contra la inmigraciรณn.

Goodhart y Collier afirman que en โ€œcรญrculos progresistasโ€ la inmigraciรณn โ€œse ha convertido en un tema tabรบโ€. โ€œLa รบnica opiniรณn permitida โ€“escribe Collierโ€“ es lamentar la antipatรญa popular contra ella.โ€ En realidad, sin embargo, lo que raramente se cuestiona no es la inmigraciรณn, sino la idea de que la inmigraciรณn es responsable de los males sociales europeos.

Despuรฉs de la tragedia de Lampedusa en octubre pasado, cuando un barco en el que viajaban inmigrantes se hundiรณ en el Mediterrรกneo y trescientos murieron, los polรญticos europeos expresaron mucha ira y pena. Lo que nadie estaba dispuesto a reconocer era que la tragedia no era solamente un accidente sino la consecuencia espantosamente inevitable de las polรญticas fronterizas de la Uniรณn Europea. Durante mรกs de tres dรฉcadas la Uniรณn Europea, motivada por una obsesiรณn con la inmigraciรณn, ha construido una Fortaleza Europa para impedir que los โ€œno deseadosโ€ lleguen a las costas del continente, y ha gastado cientos de millones de euros en controles fronterizos externos. Desde 1998, unos veinte mil inmigrantes han muerto tratando de entrar en Europa; dos tercios lo han hecho en el Mediterrรกneo. ยฟY quรฉ han hecho las naciones europeas en respuesta? Han seguido fortaleciendo la Fortaleza Europa y acusado a los pescadores que salvaron a los migrantes que se ahogaban de cooperar con la inmigraciรณn ilegal.

Tan deslumbrados estamos por el miedo existencial a la inmigraciรณn que hemos terminado viendo a los inmigrantes menos como seres humanos que viven y respiran que como restos flotantes y desechos que deben ser alejados de las playas europeas. La Fortaleza Europa no ha creado solo una barrera fรญsica alrededor del continente, sino tambiรฉn una muralla emocional alrededor de la idea de humanidad de Europa. ~

 

Traducciรณn de Ramรณn Gonzรกlez Fรฉrriz.

Publicado originalmente en New Humanist.

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(1960) es ensayista britรกnico de origen indio. Entre sus libros se encuentran Strange Fruit: Why Botch Sides Are Wrong in the Race Debate (One world, 2008)


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