Ahora que Cristiano Ronaldo se dio cuenta de su capacidad para influir en el mundo del consumo con apenas un gesto desbotellador, decidiรณ que era la hora correcta de dar un mensaje mรกs resplandeciente. Cuando en la rueda de prensa le preguntaron sobre cรณmo el equipo portuguรฉs iba a encarar el siguiente partido, eligiรณ citar a Pessoa:
Nunca conheci quem tivesse levado porrada.
Todos os meus conhecidos tรชm sido campeรตes em tudo.
Agregรณ que el equipo debรญa jugar con la osadรญa de los lusitanos que tan bien expresa Luรญs de Camรตes en Os Lusรญadas.
Luchan sobre cual mรกs, con brazo ardiente
Riesgos arrostrarรก del marcial juego:
Y ese ardor, que el hierro y la sangre sienten,
Rompe mallas primero, y pechos luego.
Y de paso llamรณ a sus colegas balompedistas para que promovieran menos las marcas comerciales y mรกs las letras, que dejaran de ser โintelectuales de clรณsetโ.
Por eso, al otro lado del mundo, cuando Messi tuvo que explicar por quรฉ no pasaba por su mejor momento, dijo: โCada vez que procuro relamar las incopelusas, me enredo en un grimado quejumbroso y tengo que envulsionarme de cara al nรณvalo, sintiendo cรณmo poco a poco las arnillas se espejunan, se van apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fรญlulas de cariaconciaโ.
Al entrenador de los peruanos le hicieron la vargasllรณsica pregunta: ยฟEn quรฉ momento se habรญa jodido el Perรบ? Pero su respuesta no fue literaria: โEn el minuto doceโ, respondiรณ.
En cambio, los jugadores de Uruguay, siempre mรกs letrados, llevan como obligaciรณn leer Los adioses, de Onetti: la historia de un basquetbolista retirado que carga con la culpa de un partido de selecciรณn nacional que se perdiรณ contra los estadounidenses por su culpa. โรl estaba contando la misma historia del partido de basquetbol con los norteamericanos, ahora letra por letra, gol por golโ. Y es que Onetti, pintando el infierno del fracaso, estimula mejor que un motivador o un psicรณlogo. Luis Suรกrez cita de memoria esa imagen onettiana de la derrota: โLa memoria de aquella noche en el Luna Park, el recuerdo infiel, tantas veces deformado, de bromas de vestuario, de entradas revendidas a cien pesos, de la lucha, el sudor, el coraje, los trucos, la soledad en el desencanto, el deslumbramiento bajo las luces, en el centro del rumor de la muchedumbre que se aparta ya sin gritosโ. Cuando rondan los treinta aรฑos, los seleccionados uruguayos pasan a leer โBienvenido, Bobโ, ahรญ donde se puede adivinar: โEs usted un futbolista hecho, es decir deshecho, como todos los futbolistas a su edad cuando no son extraordinariosโ.
Los ecuatorianos, por supuesto, despuรฉs del himno nacional, recitan en coro algรบn poema de Marcelo Chiriboga.
Albert Camus dijo que todo lo que sabรญa sobre la moral y los deberes del ser humano se lo debรญa al futbol. En correspondencia, el equipo francรฉs se ha impuesto el placentero compromiso de leer sus obras completas. El mito de Sรญsifo les ha dejado la huella mรกs profunda. A partir del castigo de empujar una piedra a la cima de un cerro, la cual habrรก de rodar abajo, Camus cuestiona el sentido de la vida. Y los jugadores se han preguntado si tiene sentido conducir un balรณn a un extremo de la cancha para que el otro equipo lo regrese; eso sin tomar en cuenta que en el segundo tiempo querrรกn llevar el balรณn exactamente al lado contrario.
El ensayo de Camus comienza: โNo hay mรกs que un problema filosรณfico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofรญaโ. El equipo galo se reuniรณ para discutirlo. Fue Antoine Griezmann el que presentรณ las conclusiones. โPerseguir un balรณn tiene sentido para nosotros; no para el pรบblicoโ. Y, aunque no venรญa al caso, terminรณ diciendo: โMais oรน sont les neiges dโantan!โ
Los escoceses leen a Adam Smith y saben que ellos crearon las verdaderas reglas del juego y no la Fifa. Ademรกs, no fue Maradona, sino el mismo Adam Smith quien primero le dio nivel divino a โla mano invisibleโ.
Me he congraciado con el futbol. Los polacos declaman a Miลosz, los alemanes ven el fussball como voluntad y representaciรณn, los irlandeses vuelven a entender a Jonathan Swift, y los ingleses se motivan con el shakespeariano discurso del Dรญa de San Crispรญn, diciendo โwe few, we happy few, we band of brothersโ. Los rusos tambiรฉn se sienten hermanos, pero no brothers sino bratia Karamazovi, y citan a Ivรกn Karamazov para responder a Camus y Onetti: โPasarรญa por todos los horrores del humano desencanto, y sin embargo querrรญa vivir, y puesto que una vez me llevรฉ una copa a los labios, no la dejarรฉ hasta apurarla. Por lo demรกs, a los treinta aรฑos seguramente tirarรฉ la copa, aunque no la haya apurado y me irรฉ, no sรฉ adรณnde. Pero hasta los treinta aรฑos, lo sรฉ, todo lo vencerรก mi juventudโฆ todo desencanto, todo disgusto de la vida. Me he preguntado muchas veces: ยฟhabrรญa en el mundo una desesperaciรณn capaz de vencer en mรญ esta loca y hasta indecente sed de vida?โ.
Celebro esta nueva cara ilustrada del futbol, en el que cada equipo va de la mano de sus letras nacionales. Ahora sรญ representan a un paรญs, su cultura, sus expresiones, su historia, y entonces sรญ se justifica que se toquen los himnos nacionales antes de cada partido.
Acaso me extraรฑa ver que los jugadores del equipo espaรฑol, en vez de llevar versos del Siglo de Oro, en vez de acometer cada partido como una aventura quijotesca, chacharean las notas de la revista Hola.
(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.