Foto: Ken Howard / Met Opera

Florencia en el Amazonas ya es parte del canon internacional de la ópera.” Entrevista a Andrea Puente Catán

Su paso por la Metropolitan Opera House representa un cambio de juego para la ópera escrita en español.
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Durante la temporada 2023-2024 de la Metropolitan Opera House de Nueva York se estrenó la primera ópera en español en presentarse en ese espacio en casi un siglo. Se trata de Florencia en el Amazonas, del compositor mexicano Daniel Catán (1949-2011), con libreto de Marcela Fuentes-Berain, inspirada en el universo narrativo de Gabriel García Márquez.

Estrenada por primera vez en 1996, Florencia en el Amazonas narra el viaje en barco de Florencia Grimaldi, una famosa soprano, por el río y la selva rumbo a Manaus, la ciudad brasileña que alberga un legendario teatro de ópera. Su historia se entrelaza con las de otros pasajeros: Rosalba y Arcadio, Paula y Álvaro, Riolobo y el Capitán. El amor y el desamor, el olvido y el transcurso del tiempo son sus temas centrales.  

En las funciones, que tuvieron lugar entre el 16 de noviembre y el 14 de diciembre, el Met registró llenos totales, gracias a un público fascinado por el montaje conducido por Yannick Nézet-Séguin y protagonizado por Ailyn Pérez (Florencia), Gabriella Reyes (Rosalba), Nancy Fabiola Herrera (Paula), Mario Chang (Arcadio), Michael Chioldi (Álvaro), Mattia Olivieri (Riolobo) y David Pittsinger (Capitán).

Florencia… es ya bien conocida por los amantes de la ópera a nivel mundial, pero su llegada al Met es motivo de celebración. Por ese motivo conversamos con la productora Andrea Puente Catán, viuda de Daniel Catán y custodia y promotora de su obra.

¿Cómo se hizo posible que el Met montara Florencia en el Amazonas?

Es el resultado de un camino trazado hace más de 23 años. Una vez compuesta la obra y estrenada, lo que sigue es seguir promoviendo, compartiendo y empujándola. Florencia en el Amazonas se estrenó en 1996 en la Ópera de Houston. Después del estreno se presentó en las óperas de Los Ángeles y de Seattle, que habían comisionado la obra en conjunto con Houston. Luego se hizo periódicamente, cada dos o tres años, después cada año, en diferentes compañías en Estados Unidos. Una vez que esta ópera llegara a Chicago, lo más seguro era que seguiría el Met. Daniel me contagió con su entusiasmo de componer e impulsar la ópera en español. Soñábamos juntos con ver sus obras llegar a las grandes casa de ópera. Fue una estrategia, un tejido de distintos hilos, que echamos a andar cuando él aún vivía, y yo seguí con ella después de que falleció.

Foto: Ken Howard / Met Opera

Daniel se comunicó con Peter Gelb, director del Met, alrededor de 2010, y le platicó su interés de que montara Florencia… Yo tuve un contacto posterior con Gelb como en 2014, después de que Daniel había fallecido. Años más tarde le mandé la partitura de voz y piano, la piano-vocal score, a la soprano Ailyn Pérez, con una dedicatoria, esperando que algún día ella fuera Florencia.

¿Cómo impulsó Ailyn Pérez el proyecto?

El papel de Ailyn Pérez es muy importante, porque es una cantante del Met, una de sus estrellas. De todo el elenco, 75% son latinoamericanos o con influencia latinoamericana. Ailyn es mexicoamericana, sus padres son mexicanos, creció en Chicago. Gabriella Reyes, que interpreta a Rosalba, tiene padres nicaragüenses; Mario Chang, que es Arcadio, es guatemalteco; Nancy Fabiola Herrera, que es Paula, es española. Lo que logró Ailyn Pérez fue una unión hispanoamericana en el escenario y en toda la compañía. Ella y Gabriella Reyes convocaron a todos los trabajadores del Met y se juntaron para tomar una foto histórica en el escenario de la Metropolitan Opera House con banderas latinoamericanas, como diciendo aquí estamos, reconózcanos. Estaban el señor que te da los boletos, el que plancha los vestuarios o el que ayuda en la tramoya; pianistas repetidores, bailarines, etc. Fueron como 150 personas de origen hispanoamericano. Ella juntó a todo este personal para que se sintiera unida, fue una experiencia realmente única: el reconocimiento del trabajo de todas estas personas que viven aquí, que son hijos de gente que viene de Latinoamérica. Creo que fue muy importante el papel de Ailyn Pérez, además de que canta extraordinariamente y sintió el papel, yo creo, desde un sentimiento latinoamericano.

Foto: Ken Howard / Met Opera

¿A qué atribuyes el interés en Estados Unidos por esta ópera?

Hay que recordar que esta ópera se viene tocando, escenificando, desde 1996, y ya forma parte del repertorio estadounidense de óperas. Es una ópera que es placentera al oído. Está compuesta en un estilo musical neorromántico y evoca un lugar mítico, extraordinariamente bello y terrible dentro del Amazonas, un lugar donde cohabitan lo exótico y el miedo, la vida y la muerte. La música nos lleva por un recorrido auditivo por este misterioso río.

Daniel, siendo un gran estudioso del canon de la ópera europea, siguió los ejemplos de compositores como Mozart, Strauss, Berg, Wagner, Verdi y Puccini. No es que hubiera inventado la tinta china; se apoyó en el conocimiento de muchas generaciones, asimiló las técnicas de composición de estos grandes compositores y creó un estilo propio. La idea de estructurar es como él trabajaba: primero hacía el plano, el mapa de la catedral, de la estructura arquitectónica de esta obra, y luego iba pensando en cada escena, en dónde iba a poner un aria, un ensamble, un dúo, los recitativos, los interludios, dónde iba a estar el cénit del primer acto, dónde iba a caer el telón; trabajaba en el lenguaje musical de cada personaje, qué armonías iban a tener, que ritmo iban a tener, que color. Así construyó todas sus obras.

Foto: Ken Howard / Met Opera

En una conferencia titulada “On how I found Florencia and got to the Amazon”, Daniel Catán relata que luego de haber trabajado en La hija de Rappaccini, su ópera basada en la obra de Octavio Paz, quiso seguir indagando en los sonidos “resplandecientes, hipnóticos” que le habían permitido capturar la esencia mágica del jardín. Dice que esa búsqueda, entre otras circunstancias, lo llevó al Amazonas.

Sin duda, aunque La hija de Rapaccini tiene otro lenguaje mucho más contemporáneo y es un jardín mucho más cerrado musicalmente, no es el trópico. En Florencia… utiliza ciertos instrumentos que evocan a Latinoamérica, como la marimba, el arpa, el yembé, el steel drum y eso la da cierto colorido a la orquestación, que te permite adentrarte en un mundo como el del Amazonas.

Y hay una contraposición entre este intento por emular los sonidos de la selva, del río, y otras formas más pertenecientes a la ópera clásica…

Sí, que logra mediante la combinación de instrumentos. Por ejemplo, los vientos de madera están representando a los insectos y a los pájaros con sonidos muy altos del clarinete, de las flautas, ritmos repetidos que se entrelazan en diferentes tiempos. Pero aunque la estructura sí se basa en la ópera del siglo XIX, la manera en que Daniel Catán resuelve los acordes, la armonía, no es del siglo XIX; es un compositor del siglo XX. Él admiraba a Benjamin Britten, ya que estudió en Inglaterra. Y si la misión la vida de Britten era inaugurar la ópera en inglés, Daniel también tenía ese deseo con la ópera en español, inspirándose en esos pasos, en ese ejemplo.

El Met hizo mucho énfasis en el hecho de que es la primera ópera en español en casi un siglo que se presenta ahí.

Bueno, estamos en un momento donde la inclusión está tomando un papel central. Pero está ópera se estrenó en 1996, es una ópera de 27 años. Además, no es la única ópera de Daniel, es parte de un corpus en el que recurrió a escritores importantes de la lengua, como Octavio Paz en La hija de Rappaccini, Eliseo Alberto, y Francisco Hinojosa en Salsipuedes, los personajes de García Márquez en Florencia…, Skármeta y Neruda en Il Postino. Entonces, estamos hablando de grandes figuras de la literatura en español que están representadas en este gran teatro de la ópera.

¿Cuáles son las características que más te llaman la atención del montaje que hizo el Met?

El escenógrafo es Ricardo Hernández, un cubano-argentino. Él hizo la escenografía de Il Postino, que fue la última obra que Daniel vio en vida, y ellos tenían una relación. Ricardo Hernández recrea este ambiente selvático con dos paredes enormes con una curvatura. A mí me parece que es como un homenaje al escultor Richard Serra, aunque Ricardo me dijo que no había sido así. En esa gran pared curva se proyecta la selva, se proyectan luces distintas y vegetación. Lo que más me impresionó es la fuerza de los colores de esta producción, que son muy latinoamericanos, naranjas, verdes, amarillos, y sin ningún miedo a usarlos. También me gusta que no haya habido un gran barco en el escenario, uno se puede concentrar más en la voz, en la orquestación, en los sonidos y en los personajes.

Foto: Ken Howard / Met Opera

También hay marionetas …

La directora de escena decidió incluir marionetas, aparecen unas pirañas, un cocodrilo, un changuito, unos pájaros representados por bailarines. Esos son elementos que a la gente le atraen.

¿Cómo ha sido la respuesta del público y de la crítica a este montaje en particular?

Fue un fenómeno que fue creciendo, las localidades para las últimas funciones estuvieron agotadas. Una cosa única, porque en años recientes el Met no había tenido un lleno total.

Un crítico dijo que era una obra muy perfumada, muy inspirada en el pasado. Bueno, ¿qué se esperan de un compositor latinoamericano que toma mano y fusiona varias tradiciones, incluyendo la europea? Es otro lenguaje, no puede estar componiendo como Ligeti ni como Stockhausen, su música tiene otros elementos, otros orígenes. El crítico necesita ampliar su conocimiento del repertorio de obras de compositores latinoamericanos, para que tenga una referencia más certera y pueda hacer una crítica propia.

En octubre pasado, la Compañía Nacional de Ópera montó Florencia… en el Palacio de Bellas Artes; su primera presentación ahí en 24 años. ¿Hace falta darle mayor difusión a la ópera en español en México?

En efecto, en 1999 se presentó Florencia… en Bellas Artes, en formato concierto. Hay una preocupación en las casas de ópera en Latinoamérica, que están más enfocadas en presentar el repertorio europeo que el repertorio nacional o latinoamericano. Se entiende, ya que la tradición es europea de origen, pero en nuestros países hay esfuerzos de nuestros compositores por crear ópera en español o portugués. No ha habido una política de comisionar obras en español. Para crear nuevas obras también hay que ayudar y comisionarlas. A Daniel le comisionaron La hija de Rappaccini, que se estrenó en el 92 en Bellas Artes, y hubo otras óperas que también se comisionaron en español. Creo que es importante revisar y apoyar la política de comisiones de obras nuevas. Por supuesto que es difícil por el dinero, pero hay que hablar de cómo hacer, tener o conseguir apoyos para que puedan hacer óperas en español y se amplíe el repertorio; y para presentar las que se han compuesto también.

Foto: Ken Howard / Met Opera

¿Cómo despertar un interés mayor por la ópera entre el público?

Si al público le presentas buenas obras, le gustan. Di una conferencia sobre la ópera en Latinoamérica en Uruguay hace pocos años, donde dije, “hay que despertar, estamos sentados en esta mina de oro de historias, de grandes escritores que escriben historias increíblemente bien hechas, y nosotros estamos pensando en cuándo vamos a hacer El anillo del nibelungo, en lugar de estar pensando en basarse en la novela de un gran escritor e iniciar el proceso del nacimiento de una nueva ópera. Se puede empezar a componer una ópera en español con temas de ahora”. Es compleja la respuesta, no es un camino simple.

¿Habrá más montajes en el Met de Florencia… o de otras óperas de Daniel Catán?

El Met tiende a repetir sus producciones, no sé cuándo será exactamente. El interés de hacer otra obra de Daniel yo creo que se empieza a gestar. Creo que puede suceder, pero en el mundo de la ópera las obras se mueven lentamente.

Foto: Ken Howard / Met Opera

¿Crees que este estreno sea un parteaguas para la recepción de la ópera en español?

Absolutamente. Ya llevan varios años los estadounidenses buscando óperas en español, pero a partir de este momento hay un cambio de juego, una nueva jugada. Y era lo que deseaba Daniel. Es la culminación de una misión de vida.

¿Qué significa Florencia en el Amazonas en la música mexicana?

Es una ópera que ahora es parte del repertorio internacional. Una ópera del siglo XX latinoamericana, de un compositor mexicano, que ya es parte del canon internacional de la ópera. ~

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es editor digital de Letras Libres.


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