La justicia es ciega, lleva en una mano la balanza y en otra la espada de la ley. Pero ยฟcuรกl es la imagen de quien enseรฑa la justicia? En mi vida esa imagen estรก ligada a la figura noble de Hรฉctor Fix Zamudio, maestro de generaciones, constitucionalista eminente, fallecido el pasado 27 de enero a los 96 aรฑos de edad. Lo caracterizaba la serena ponderaciรณn, el conocimiento profundo, la cortesรญa y la bondad.
Lo conocรญ en una de las primeras sesiones a las que asistรญ en El Colegio Nacional, hace mรกs de quince aรฑos. Recuerdo sus palabras: “soy sobrino de Teรณfilo Olea y Leyva, uno de los Siete Sabios que usted estudiรณ”. De inmediato comenzamos a hablar de otro miembro de ese grupo, amigo de Olea y Leyva y ministro de la Corte, como รฉl: Alberto Vรกsquez del Mercado. Recordamos el momento estelar de este jurista eminente, cuando el “Jefe Mรกximo” Plutarco Elรญas Calles, molesto por las crรญticas de Luis Cabrera, ordenรณ su deportaciรณn a Guatemala. El arresto pasaba por alto un amparo concedido a Cabrera. En su discurso en la Corte, Vรกsquez del Mercado instรณ a sus colegas a responsabilizar de los hechos al presidente Pascual Ortiz Rubio. Nadie lo secundรณ. El 13 de mayo de 1931 presentรณ su renuncia: “Estos actos rompen el equilibrio de poderes que la misma Constituciรณn establece, y nulifican y hacen desaparecer de hecho el Poder Judicial en su mรกs importante y trascendental funciรณn, como es el amparar y proteger a los individuos contra los abusos del poder”.
Los caminos de una vocaciรณn son misteriosos. Quizรก el ejemplo de esos dos ministros plantรณ en el joven Fix la semilla de la justicia, aunque en sus Memorias consigna un hecho muy remoto que quizรก contribuyรณ tambiรฉn. Ocurriรณ en el aรฑo convulso de 1861. Su abuelo Lucien Fix, judรญo parisino que trabajaba como administrador de una hacienda en Morelos, fue secuestrado por varios dรญas y liberado tras el pago de 4,000 pesos. Cuando las tropas de Napoleรณn III se embarcaron de regreso a Europa en 1867, “don Luciano” retornรณ a su patria pero se habรญa enamorado de las cรกlidas tierras morelenses. Trabajรณ en Francia como periodista por tres lustros tras los cuales, convertido al catolicismo y con algรบn capital, emigrรณ a Mรฉxico, donde alquilรณ la hacienda azucarera de Acamilpa. Ya cercano a los cincuenta aรฑos, en 1885, casรณ con Manuela Ruiz de Velasco, hija de un prรณspero hacendado. El segundo hijo del matrimonio, Felipe Fix Ruiz de Velasco, casรณ a su vez con la tamaulipeca Ana Marรญa Zamudio Cantรบ. Ellos fueron los padres de Hรฉctor Moisรฉs Fix Zamudio, nacido en la Ciudad de Mรฉxico en 1924. Para entonces la fortuna familiar de los Fix Ruiz de Velasco era ya solo un recuerdo.
Al leer sus Memorias, no me sorprendiรณ enterarme de que desde muy pequeรฑo le entusiasmaban la mรบsica y el cine y que en la Secundaria 4 disfrutara las clases de historia universal que dictaba Carlos Pellicer. Su vocaciรณn por el derecho despertรณ un poco mรกs tarde, en la Escuela Nacional Preparatoria, gracias al influjo del todavรญa muy joven Juan Sรกnchez Navarro, quien le descubriรณ al jurista y filรณsofo Eduardo Garcรญa Mรกynez. Hubiera podido ser ministro de la Corte, pero su sensibilidad no lo llevaba a la imparticiรณn de la justicia sino hacia su investigaciรณn y enseรฑanza. Su casa fue el Instituto de Derecho Comparado (IDC) de la UNAM.
Fix publicรณ veintiรบn libros y mรกs de trescientos cincuenta artรญculos sobre derecho procesal, constitucional, internacional de los derechos humanos, procesal constitucional, administrativo y comparado, publicados en revistas especializadas de Mรฉxico y del extranjero. Entre sus obras estรกn El juicio de amparo (1964), Veinticinco aรฑos de evoluciรณn de la justicia constitucional, 1940-1965 (1968), Los tribunales constitucionales y los derechos humanos (1980) y Estudio de la defensa de la Constituciรณn en el ordenamiento mexicano (1994).
Fue el jurista mexicano mรกs reconocido del mundo, el forjador de la ciencia del derecho procesal constitucional, el mayor experto en el juicio de amparo. Pero, con todo ese bagaje, nunca hizo el mรกs mรญnimo alarde de erudiciรณn. Ante cualquier duda jurรญdica, todos volteรกbamos hacia รฉl: “dejemos que opine el maestro Fix”.
Muriรณ con el dolor de ver amenazado el edificio institucional de la justicia en Mรฉxico. Muriรณ con el consuelo de haber dejado generaciones de discรญpulos. Muriรณ con la esperanza de que los ministros de la Corte estรฉn a la altura de su responsabilidad histรณrica, y sepan amparar y proteger a los individuos contra los abusos del poder.
Publicado en Reforma el 7/III/21.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.