Disparo al corazón, de Mikal Gilmore

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Acostumbrados como se nos tiene a ese género de autobombo y complacencia que es la autobiografía, resulta alentador leer un libro de memorias, como éste, a la vez sincero y honesto, lleno de recovecos familiares siniestros y de un pasado y un futuro desolador, en medio de un mundo maldito, cargado de odio, con progenitores de estirpe violenta.
     Si la novela-reportaje La canción del verdugo de Norman Mailer se refería a los últimos ocho meses en la vida de Gary Gilmore, desde su salida de la Penitenciaría Estatal de Marion hasta su ejecución, pasando por los dos asesinatos a sangre fría que cometió meses después de su liberación condicional y reviviendo los días compartidos con su amante Nicole Barrett Baker, Disparo al corazón de Mikal Gilmore (hermano de Gary) es el esfuerzo de un hombre por entender el desastroso final de su familia, por bucear en su pasado e indagar en el mundo mormón de su abuelo, en las historias de ambos padres, para comprender los motivos que les llevaron a ellos, los hijos, a vivir una vida de pesadilla, llena de anécdotas de presidiario, de peleas violentas, de borracheras nocturnas y diurnas, una vida nómada y en constante huida de todo cuanto a un hombre le hace confesar: “en aquel momento comprendí lo que era el infierno: el infierno era mi familia”.
     Mikal Gilmore rememora de forma sagaz la Utah mormona de principios del siglo xx, el mundo en que se crió su propia madre, a la sombra de las creencias del fundador y mártir de la Iglesia, Joseph Smith, para comenzar a explicarse la mala estrella que haría sombra a su familia hasta sus últimos días. Muchas son las referencias a través de las cuales se puede comprender por qué tres de los cuatro hijos pisaron la cárcel, uno murió ejecutado y otro tuvo una muerte lenta tras ser apuñalado. Se diría que los Gilmore estaban tocados por la desgracia, rodeados de fantasmas y de muertes prematuras, con un cabeza de familia, Frank, que resolvía todo a golpes —y a quien le contaba su madre que era el resultado de una aventura con Harry Houdini, teoría que el propio Mikal se encarga de echar por tierra—. Un mundo familiar desequilibrado y en el que crecieron, por un lado, el asesino más famoso de Estados Unidos, el hombre que quiso poner contra las cuerdas al sistema penitenciario cuando no apeló su condena a muerte y exigió su rápido ajusticiamiento, harto de una vida en los calabozos —con 35 años, había pasado más de la mitad de su existencia en reformatorios y cárceles—, hasta que vio cumplido su objetivo, y con cuyo fusilamiento, el 17 de enero de 1976, se restableció oficialmente la pena de muerte en Estados Unidos. Y, por otro lado, el propio Mikal Gilmore, destruido por su pasado pero capaz de convertirse en redactor estrella de la prestigiosa revista Rolling Stone. Una verdadera historia de novela.
     Pero no es de índole moral el acercamiento de Mikal a su pasado sangriento. Éste nace, simplemente, de la necesidad de entenderse a sí mismo, de la búsqueda del sentido de su propia existencia, de la compresión de su desastroso mundo amoroso, de su anhelada separación filial y física de todo lo que en el pasado representó su familia y, a la vez, del interés por animarse a la búsqueda final de los suyos que aún estaban vivos (el original en inglés es de 1994): de su prima Brenda —también personaje central de Mailer—; de su hermano Frank, Jr. —que, tras el ajusticiamiento de Gary, “se adentró en un mundo de sombras del que me fue imposible sacarlo”—, y de su tío Vern, que guardaba aún la ropa que Gary portaba el día de la ejecución (unas zapatillas blancas con tres franjas rojo, blanco y azul, un pantalón blanco y una sudadera negra sin mangas y con cinco agujeros a la altura del corazón).
     Si con La canción del verdugo —de la que Mikal Gilmore no tomó parte al rehusarse a ser entrevistado— parecía estar contado todo sobre el caso Gilmore, con Disparo al corazón no se cierra ninguna historia. Al contrario, los misteriosos secretos no revelados que Frank y Bessie, los padres, se llevaron consigo a la tumba, abren un insondable misterio en la familia. Después de haber escrito el libro, si no la tenía, Mikal Gilmore debería tener la conciencia tranquila. Son pocos los que se atreven a profundizar en el hoyo negro que a veces son nuestras familias. Él ha visto a los fantasmas, a la muerte de muy cerca, pero ha tenido la entereza para levantarse y contar cuanto ha podido de una herencia infernal.
     Disparo al corazón se une a La canción del verdugo y consigue, sin pretenderlo, hacer de los dos libros un solo volumen, una lección absoluta de vida, de literatura, de periodismo, de historia. –

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Periodista y escritor, autor de la novela "La vida frágil de Annette Blanche", y del libro de relatos "Alguien se lo tiene que decir".


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