El cuarto poder de Vargas Llosa

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Mario Vargas Llosa

Piedra de toque i (1962-1983), ii (1984-1999), iii (2000-2012)

Ed. Antoni Munnรฉ, Barcelona, Galaxia Gutenberg/Cรญrculo de Lectores,

2012, 1470, 1448, 1524 pp.

Cincuenta aรฑos no son nada para lo que significa la obra de Vargas Llosa en la cultura occidental. “Nuestra” cultura le queda corta, y asรญ Balzac, Orwell y Updike son los Vargas Llosa de sus paรญses. Exhaustivo y libre como el primero, รฉtico y constante como el segundo, conceptualmente incisivo como el รบltimo, siempre asombran las versiones originales de los escritos recogidos en estos tomos de sus Obras completas, el poder de sus ideas en su narrativa, y en la prosa no ficticia que vendrรก. Varios de estos textos fueron publicados bajo distintas rรบbricas. En su acepciรณn de tentativa o criterio para las cualidades de algo, “Piedra de toque”, lema ya empleado en 1965 y regularmente desde 1977, revela la totalidad de su empeรฑo y designio intelectual.

No es un clichรฉ seรฑalar la dificultad de escoger entre los de mayor vigencia, o de desasociarlos de su ficciรณn. A los de los ochenta en adelante, es difรญcil atribuirles caracterรญsticas estrictas de artรญculo largo, crรณnica, discurso, ensayo, informe, nota, prรณlogo, reportaje, reseรฑa u otros avatares de su premiada no ficciรณn, que Munnรฉ contextualiza en su “Nota a esta ediciรณn” y cronologรญa. Hay un doble giro en esta prosa que permite otra acepciรณn de piedra de toque: parangรณn, modelo o patrรณn de excelencia, particularmente al considerar la progresiรณn de sus ideas, que sigue frustrando a sus crรญticos y al que lo encasilla de acuerdo al gรฉnero de cada obra. Esa graduaciรณn no significa que haya encontrado su estilo, porque nunca lo perdiรณ al llevar el dinamismo pegado a sรญ mismo, ademรกs dando claves de lecturas profundas (sus ensayos largos), e introduciendo en la conversaciรณn colectiva maneras de repensar (no “compartir”) con sus lectores los vertiginosos cambios de los siglos que viven.

La gama de su pensamiento, polรฉmico desde su inicio como escritor, es el meollo de las relaciones que hay que seguir, no establecer, para entender a Vargas Llosa. Medio siglo despuรฉs (no por nada estos Piedra de toque comienzan en 1962 y terminan en 2012) se confirma que no hay nada “tradicional” en ellos, o en los escritos polรญticos y autobiogrรกficos (volumen viii de estas Obras completas), que son su autobiografรญa parcial, y que tal vez completarรกn sus cartas. Esta prosa es dialรณgica, pluralista, interdisciplinaria y reflexiva, nada convencional o dogmรกtica. Por esa complejidad, coadyuvada ahora por los avatares de seiscientos textos no incluidos en colecciones, no es casual que en Vargas Llosa. De cuyo Nobel quiero acordarme (Instituto Cervantes, 2011) numerosos escritores de varias generaciones y crรญticos celebren (otros lo siguen manifestando) su rebeldรญa y consistencia รฉtica y profesional, su poder ante los poderes, mรกs la generosidad personal de un liberal รญntegro y honesto que vive la literatura como religiรณn, segรบn Hรฉctor Abad Faciolince.

No hay aquรญ lo que en 1956 T. S. Eliot, otro hรฉroe suyo, llamรณ “crรญtica de taller” (del poeta en su torre) sino algo similar a lo que el estadounidense dijo en el mismo ensayo sobre Finnegans wake: “un libro como este basta”; tal es el poder acumulado en Piedra de toque. Tampoco se halla lo que el crรญtico inglรฉs Frank Kermode llamรณ “pensamiento usado”, o la jerarquรญa relativista acadรฉmica. A la vez se estรก ante una odisea personal cuyo rendimiento se revisa constantemente, y si se puede extraer enseรฑanzas de lo escrito y pensado (muchos autores tienen ideas, pocos el talento para corregirlas) se las usarรญa para regenerar las siempre asimรฉtricas relaciones entre autor y pรบblicos. Por eso Munnรฉ afirma que algunos de los temas que trata “los encontraremos desarrollados de forma mรกs extensa en textos que encontrarรกn su lugar en otros volรบmenes de estas Obras completas”.

El volumen i muestra que entre 1962 y 1976 la producciรณn periodรญstica es menos densa, y Vargas Llosa asevera en su prรณlogo general que “aunque el periodismo y la literatura tienen muchas cosas en comรบn, son esencialmente diferentes, precisamente porque en ambos gรฉneros la relaciรณn del que escribe con el lenguaje es muy distinta y tambiรฉn lo es la realidad que cada gรฉnero comunica”. Puede ser asรญ porque en 1963 y 1969 produce dos de sus mejores novelas. Y aunque quiere establecer distinciones aรฑade que “muchas de las historias que he inventado nacieron de experiencias que vivรญ gracias al periodismo, como se puede advertir en los artรญculos aquรญ reunidos”. Por ese proceder no sorprende examinar las relaciones entre El sueรฑo del celta y “El archivista y los empleos imaginarios”, “La aventura colonial” y “La arquitectura como espectรกculo” del volumen iii.

Al confirmar esas conexiones, y si se cree que su visiรณn es “tradicional”, ¿cรณmo se explica entonces su perenne atenciรณn a la cultura popular y las tรฉcnicas de avanzada de sus narraciones? Este volumen incluye clรกsicos como “Espejismos colectivistas” y “El futuro de la esperanza”, pero tampoco le falta zanjar asuntos con intelectuales baratos y progresistas biempensantes en cuyas ideas no caben matices, contextualizando su paso de Sartre a Camus. Asรญ como estรกn “Camus y la literatura”, “Preguntas a Borges” y “La literatura es fuego”, hay una inmensa cantidad de reseรฑas, entrevistas y notas no recogidas hasta ahora, como “Carlos Fuentes en Londres”; y con “LeRoi Jones: Sexo, racismo y violencia” y “El ratรณn Mickey subversivo” comienza a eliminar cualquier alegato de purismo en torno a su ensayismo y sus temas.

Desde el volumen ii es mรกs abundante su preocupaciรณn por la literariedad, y predominan las menciones a Cervantes y Borges, quienes adquieren mayor protagonismo en el siguiente volumen. Tambiรฉn sobresalen maestros pensadores como Popper, Revel y Hayek; no a menosprecio de Castro, Pinochet y Trujillo, o de figuras importantes de la cultura y polรญtica mundial, o del arte. Asรญ, ya son clรกsicos “Posmodernismo y frivolidad”, “La revoluciรณn posmoderna” y “La utopรญa arcaica”, que no se refieren a ideas previas o a su libro sobre Arguedas, sino que patentizan la consistencia de sus opiniones. En suma, podemos seguir los momentos culturales clave de la segunda mitad del siglo pasado, con la pasiรณn, amplia informaciรณn y claridad de expresiรณn que le caracterizan. Durante los aรฑos de este volumen aparecen bรชte noires como el nacionalismo y Foucault (y como contrapeso crรญticos que civilizan, como Wilson y Trilling). Textos como “Robin Hood y los alegres compadres” (sobre el mercado) y “El escribidor y sus seรฑores” (sobre Rรฉgis Debray), no recogidos hasta ahora, retraen a temas del primer volumen, y hacen mรกs presente su protagonismo en el siglo que terminaba.

Al ocuparse de este siglo en el volumen iii, es natural que surjan frecuentemente figuras como Hussein, Chรกvez y Fujimori, y que se tenga mรกs presentes los textos incluidos. Estos sirven solo a cierto nivel para confirmar su habilidad instintiva para conectar con la contemporaneidad. Si este volumen contiene Diario de Irak e Israel/Palestina: paz o guerra santa, tambiรฉn incluye muchos en que no ahorra elogios o estridencia al referirse a asuntos culturales, sociales, y personales. Es decir, su mundo no es exclusivamente polรญtico, y siempre encontrarรก otras simpatรญas y diferencias. Para estas tal vez sean emblemรกticos “Montaigne en la trifulca” o “La derrota del fascismo”, con los que vuelve al Perรบ que nunca abandonรณ; o cuando parece hablar de sรญ mismo al decir que en un humanista puertorriqueรฑo de nacimiento y europeo por afinidad y vocaciรณn “ambas cosas se fundรญan en รฉl sin el menor trauma, como en Borges ser argentino y universal, o en Joseph Conrad ser polaco e inglรฉs”.

Que “La verdad de las mentiras” (2005) recoja un tรญtulo de volรบmenes anteriores es afinar su autoanรกlisis, no hacer concesiones a su pensamiento. Desde ese aรฑo hasta el 2012, la gran mayorรญa de los artรญculos no estรก incluida en antologรญas, y su variedad no muestra puntos dรฉbiles. Porque Piedra de toque incluye algunos de compilaciones como Contra viento y marea hasta Sables y utopรญas, o de un ensayo comprometido como La civilizaciรณn del espectรกculo, los crรญticos podrรญan pasar otro medio siglo descifrando lo que llamarรญan una “meta-auto-bibliografรญa” de un gran pensador. No asรญ otros lectores, a quienes deleita, enoja, y enseรฑa que “los nuestros” son los otros, mรกs todo lo otro que se quiera filosofar. Aquรญ estรกn la Historia y las historias, los recuerdos ordenados, sus premisas estรฉticas, las polรฉmicas contextualizadas, con la รฉtica profesional intacta. Ahora que Clark Kent/Superman ha abandonado el periodismo impreso por el digital, y los ataques contra la prensa aumentan en Amรฉrica Latina, Vargas Llosa tal vez sea el “hรฉroe de nuestro tiempo”, frase que reservรณ para Berlin. Al no haberse disminuido sus poderes no estรก cuantificada su influencia. Asรญ, Piedra de toque confirmarรก que es un hรฉroe subversivo de diversas generaciones, logro de poquรญsimos ganadores del Nobel. ~

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(Guayaquil, Ecuador) es crรญtico literario. Su estudio Los peajes de la crรญtica latinoamericana aparecerรก prรณximamente.


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