Poems & Translations, de Ezra Pound

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Leer Poems & Translations, de a ratos y a los saltos como juiciosamente debe hacerse, es comprobar con asombro renovado la infinita energía humana e intelectual de Ezra Pound, su reserva casi animal de vigor y alerta —él mismo habiéndose definido con su franqueza habitual como un “paquidermo” insaciable. Una energía que, vista en retrospectiva y desde estas páginas vastas, parece hija del genio de Pound, del genio de una época (la de la primera mitad del siglo XX, cuando florece el movimiento poético moderno estadounidense) y del “genio” de un país. Triple alianza en la que la violencia —su fuerza, su ímpetu y su intensidad como manifestaciones creadoras— se inviste de sus atributos de partera. Triple y concurrente fertilidad, en efecto, en la que se alían y se interpenetran, como impelidos por el golpe de una descarga eléctrica, la política y la poesía, la tradición y la modernidad, el ancestro ecuménico y la novedad estadounidense. ¿Acaso no señaló Pound que “el mejor artista es el hombre cuya maquinaria puede alcanzar el mayor voltaje”? ¿No supo ver, en Nueva York, que sus edificios, símbolos por excelencia de la ciudad, “pierden realidad y ganan poderes mágicos: manzanas tras manzanas llameantes, con rascacielos inmersos en el éter”?
     Que la historia entre Pound y Estados Unidos se volviera desgraciada, y se adentrara en el trauma extremoso que resume el clásico Patriam quam odi et amo, de ninguna manera elimina las características comunes de uno y de otro y que mucho los aproximan: su fibra individualista, su valoración de la libertad, su desafío a las herencias, su respeto por el professionalism, su ambición anchurosa, su alternancia entre la ruptura y la fundación. Hay zonas enteras del fresco poundiano que resuenan como una épica estadounidense en el sentido en que así resonaron los títulos homéricos para los griegos. Y el hecho de que el hablante en los poemas de Pound sea un carácter creado, una persona, con el que el autor no se identifica del todo, se alzaría —se sabe— como una de las claves de esa poesía estadounidense que atravesaba uno de sus momentos más ricos y poderosos.
     Con excepción de los Cantos, que suman casi cien y abarcan ochocientas páginas, y que coincidentemente ahora cumplen ochenta años de haber comenzado a aparecer, este libro reúne la totalidad de las poesías y las traducciones de Pound, y se enriquece con algunas piezas hasta ahora no recogidas que la paciencia laboriosa del compilador Richard Sieburth nos depara como perlas raras. Véase este ejemplo, que por cierto expone, no sin apelar a la ambigüedad semántica, el vínculo entre el poeta y su(s) tierra(s) —la literaria y la natal—, y que me disculpo por no atreverme a traducir:

Epilogue
      
     (To my five books containing mediaeval
     studies, experiments and translations)
      
     I bring you the spoils, my nation.
     I, who went out in exile,
     Am returned to thee with gifts.

I, who have laboured in the tombs,
     Am come back therefrom with riches.

Behold my spices and robes, my nation,
     My gifts of Tyre.
     Here are my rimes of south,
     Here are strange fashions of music;
     Here is my knowledge.

Behold, I am come with patterns;
     Behold, I return with devices,
     Cunning the craft, cunning the work,
      the fashion.

Esta edición de The Library of America (una institución “destinada a preservar la herencia literaria de Estados Unidos”) está impresa sobre papel opaco Domtar Literary libre de ácido, se confeccionó con tipografía Linotron Galliard de diez puntos, tiene tapas duras flexibles y lleva un señalador de algodón holandés; unos rasgos sobrios y elegantes que habrían hecho las delicias del autor y que convierten el libro en un homenaje conmovedor y en un pequeño tesoro al alcance de casi todo bolsillo mesocrático. Añádase que leyendo Poems & Translations destaca lo que T.S. Eliot observó con astucia: las poesías, los ensayos y las críticas de Pound conforman una única oeuvre. Y algo más: las traducciones organizan una parte esencial de esa obra. Las traducciones son, como aquí se define con feliz hallazgo, “transformaciones”: transferencias, transgresiones, transmisiones, transfusiones. Son, también, una ilustración de lo que en un texto famoso Novalis llamó “traducciones míticas”: no nos ofrecen la obra de arte real sino su ideal. “Transportation is civilization” —repetía Pound, haciéndose eco de la sabiduría popular, y sintetizando con gracia ocurrente esa estrategia intelectual suya de la que habla el poema reproducido, y que consistía en practicar excavaciones en las minas más remotas, hallar con intuición infalible las vetas valiosas allí ocultas y reconvertirlas en estricta riqueza contemporánea.
     A la vez revolucionario y clásico, luminoso y enceguecedor, el monumento poundiano, que este libro tanto contribuye a revalorizar, se constituye como la compleja puesta en escena de una estética, vale decir: como una forma de transfigurar la realidad. –

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(Rocha, Uruguay, 1947) es escritor y fue redactor de Plural. En 2007 publicó la antología Octavio Paz en España, 1937 (FCE).


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