El desamparo del niño solitario

Blecher nació en 1909 en una familia judía de comerciantes de porcelana, fue diagnosticado de mal de Pott en París y tuvo un gran éxito con 'Acontecimientos en la irrealidad inmediata'. Murió meses antes de cumplir los veintinueve años.
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Tardé una media página en caer en el hechizo de Acontecimientos en la realidad inmediata, breve novela del rumano Max Blecher que ha publicado hace unos meses, con despampanante traducción de Joaquín Garrigós, Caleidoscopio de libros, editorial dedicada al rescate de clásicos olvidados de la literatura universal. La novela ya había sido publicada en España por la editorial Aletheia en 2006, en una edición conjunta con La guarida iluminada. Creo que la traducción es la misma. También en Pre-Textos es posible encontrar una novela de Blecher, Corazones cicatrizados, que por cierto fue adaptada al cine por Radu Jude en 2016 (y se llevó el premio del jurado en el Festival de Locarno). Doy estos datos porque ilustran la recuperación que ha conocido en Europa la obra del autor en las últimas décadas, cuando parece haber salido del olvido en el que cayó tras su muerte. 

En la cronología biográfica-literaria que acompaña a esta edición, preparada por el traductor, los hitos de la vida del autor ocupan solamente un pequeño porcentaje. Su nacimiento en 1909 en una familia judía de comerciantes de porcelana, su diagnóstico de mal de Pott en París, adonde se había trasladado para estudiar medicina, su estancia de tres años en el sanatorio de Berck-sur-Mer y más tarde en otros sanatorios de Suiza y Rumanía, su amistad epistolar con escritores franceses, alemanes o compatriotas suyos, el gran éxito que conoció Acontecimientos en la irrealidad inmediata y finalmente la muerte meses antes de cumplir los veintinueve años. El resto de páginas se dedican al silencio que conoció su obra en Rumanía durante el comunismo, y más tarde, a partir de los años setenta, su rescate cada vez más unánime, primero en Francia y ya en este siglo con traducciones al italiano, al polaco, al portugués, etc. En resumen, que Max Blecher está ya reivindicado como figura brillante de la literatura no solo rumana, sino europea.

No es de extrañar. Acontecimientos en la irrealidad inmediata es el recuento fascinante de las impresiones de un niño mayor o ya adolescente que tiene una relación hiperestésica con el mundo. En la sencilla vida de su pequeña ciudad todo parece tener un aire amenazador, opresivo, desmesurado incluso cuando es luminoso. Cada paso le cuesta un gran esfuerzo a este pequeño dudador del yo, cada rosa le cuesta una espina. Unas pocas calles de una ciudad de provincias parecen una jungla inexplorada llena de flores monstruosas. Y entramos sin resistencia en su sistema, porque en la precisa expresión de esa sensibilidad hipertrofiada reconocemos algo genuino. Asistimos a sus modestas pero alucinadas aventuras, que vistas a través de sus ojos recibimos bajo una luz oscura. Lo acompañamos en sus confusas incursiones en el erotismo, en sus descalabradas relaciones con los adultos o con sus pares, deambulamos con él por las ferias desoladas, lo seguimos en sus cavilaciones sobre la impostura que detecta no solo en la sociedad, sino en un mundo que lo asfixia con su infranqueable materialidad, y en todas sus reflexiones aceptamos la distorsión como una visión cabal, al menos como el vehículo que encuentra el yo para reconocerse a sí mismo. 

Un poco de Lautréamont, un poco de Proust y un poco de Rimbaud parecen colarse en esta breve novela. Tiene del primero la revuelta contra el mundo y la metáfora de aire estrafalario y epatante que sin embargo revela una verdad; como Proust, tiene la sensibilidad para detectar la emanación espiritual de ciertas escenas, luces, situaciones, y la paciencia y la pericia para sacar de ellas lo más cercano a su secreto íntimo; de Rimbaud tiene el nimbo del niño vagabundo y vengador. Como dice Ionesco en un entusiasta artículo publicado en 1936 y que funciona como prólogo a esta edición, “con la permanente conciencia de estar preso en un mundo falso, de ser prisionero de un maleficio, aguardará con impaciencia la liberación espiritual”. En el esclarecedor texto que sirve de posfacio, Doris Mironescu, de la Universidad Alexandru Ioan Cuza, lo llama “libro visionario que combina la levedad del ensayo con la intensidad del lirismo y la apelación última a la confesión”.

Es un libro arrebatador, que nos ofrece una detrás de otra deslumbrantes imágenes (las manos que salen de las mangas comparadas con animales recién desollados, recuerdo ahora), que aceptamos por su belleza desconcertante, de un simbolismo tardío, que tiene el encanto melancólico de la porcelana desportillada, que es muy acogedor en su revuelta. Cada párrafo es como un ramo de flores malditas, que se basta a sí mismo y que evoca el extraño jardín del que han sido recogidas. Hay infinidad de escenas de una vividez asombrosa, contadas desde el punto de vista en que la luz cae quizá de la manera más rara, pero que nos permite ver el ángulo misterioso. Qué bonitas la evocaciones de las visitas al cine (“la película se rompió y se encendió de inmediato, de manera que, a los pocos segundos, aparecieron en la pantalla las llamas del incendio como una especie de honrado aviso de que el cine estaba ardiendo”), qué manera de deslizarse de la realidad al sueño, cómo acumula ante nosotros, sin agotarnos ni resultar estridente, las comparaciones más excéntricas, cómo capta las pasiones de las que están impregnados objetos, sonidos y lugares… Abro al azar una página y a ver qué nos dice Max Blecher, con la voz bien clara todavía: “Entre todas esas cosas reinaba un aire de perfecta comprensión, como si hubiesen tenido una vida propia común a todas ellas, idéntica a la vida de antaño cuando, por ejemplo, las fotografías pertenecían a unas personas que se movían y vivían y las cartas eran escritas por manos cálidas y reales”.

Max Blecher
Acontecimientos en la irrealidad inmediata
Traducción de Joaquín Garrigós
Caleidoscopio de libros, 2024
148 páginas

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Es escritora. Su libro más reciente es 'Lloro porque no tengo sentimientos' (La Navaja Suiza, 2024).


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