Imagen: LL / dreamstudio

Derrumbes

Una selección de aforismos sobre la vida, la experiencia y los intelectuales.
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I (2021)

Ya no soy joven, pero tampoco viejo, y sin embargo no me avergüenzo por mendigar el amor –soy un figurante en busca de censor.

Los vicios más inextirpables y humanos –resistentes a cualquier intervención “antibiótica”– demuestran con irrefutable ironía que el sentido de una existencia consiste, ante todo, en el intento de dejar de hacer algo o, más sencillamente, de no ser…

Cursus honorum: en México la violencia no resuelve nada, pero propicia muchísimas carreras.

Hoy en día no hay nada más molesto que la descarada astucia de las minorías “virtuosas” – estéticamente hablando, ça va sans dire.

La vida es una lenta y de vez en cuando soportable iniciación a la vida.

Anacronismos: según una de mis alumnas, Karl Marx tenía la piel negra y era un importante teórico del anticolonialismo, una especie de antecesor de Frantz Fanon.

La experiencia ya está hecha y desecha –lo que conjura cualquier ulterior apostasía.

Respiramos por mera distracción, seducidos por el espectáculo de la perenne destrucción y abandonados a los efectos de su impasible evolución.

Los intelectuales moderadamente inactuales resultan ser, de costumbre, inadvertidamente póstumos.

La abstracción es el vicio menos irreprensible y más incurable de la ilusión…

II (2022-2023)

Soy un nihilista “pasivo-agresivo”, que no le pide nada a la vida y lo pretende todo de la nada.

En mi experiencia personal, la escritura mejora cada vez que la existencia empeora –casi siempre en vano…

Fuimos cegados, en el camino de París, por el lívido esplendor de las escaramuzas entre clérigos.

A la imperfección de la inteligencia le cuesta, hoy en día, llevar el paso del perfeccionamiento de la imbecilidad.

Cancel culture: ¡habría que desconfiar de un simulacro de “conocimiento” que tan sólo se enorgullece de las fechas de caducidad!

No hay de qué preocuparse, en esta enésima noche de Walpurgis, dado que lo mejor que podría ocurrirnos sería no ser leídos por nuestros contemporáneos.

Mi inactualidad deriva, ante todo, de la pereza.

La belleza es subjetiva; la fealdad, no.

Recientemente una de mis alumnas me ha explicado que Moby Dick no es sino “un tremendo manifiesto del machismo puro”…

La solidaridad es el único sentimiento que se enciende o se apaga a voluntad.

A veces es necesario recomenzar a vivir para no dejar de morir.

Ciertos escritores fuman para poder escribir; yo, más modestamente, escribo para poder fumar.

Soy un maximalista de lo cotidiano, incapaz de llevar a cabo cualquier programa mínimo.

Analgésicos: después de la hospitalización de urgencia, me he vuelto más sabio; todavía busco el amor, pero lo identifico prontamente con la ausencia de dolor.

Estoy en contra de la transmisión del saber: últimamente cae siempre en las manos equivocadas.

En América Latina el extremismo es la enfermedad senil del populismo. ~



Publicados originalmente en la sección Scartafacci e punzecchiature de la revista electrónica Zibaldoni e altre meraviglie.

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(Padua, 1974) es ensayista y editor italiano residente en México.


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