¿Cómo se mide la pobreza?

Estudiar la pobreza es un proceso complejo ya que es sensible a la manera en la que esta se conceptualiza y su medición está en función de la disponibilidad y calidad de los datos.
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En 1961, Oscar Lewis, antropólogo de la Universidad de Columbia, publicó Los hijos de Sánchez que daba cuenta de la vida cotidiana de una familia pobre de la ciudad de México. El libro fue causa de una serie de acusaciones que señalaban que el autor presentaba una imagen contraria al México próspero de la época y que no correspondía con “las percepciones” que se tenían sobre las condiciones socioeconómicas de las personas. Entrecomillo “las percepciones” porque efectivamente en esos años no había cifras que permitieran saber cuántos, dónde y cómo vivían los pobres.

Tuvieron que pasar cuarenta años (2001) para que México tuviera una medición oficial de la pobreza precisa, sustentada en una metodología definida.

Hoy se sabe que hasta 2012 en el país habitaban 53.3 millones de personas en condición de pobreza, el 45.5% del total de la población. De estas, 11.5 millones se encontraban en situación de pobreza extrema. Tener acceso a estas cifras es importante no solo porque  son mediciones oficiales fundamentadas en una rigurosa metodología técnica sino porque permiten estimar la pobreza desde una perspectiva que considera diferentes dimensiones del bienestar.

Ingreso vs capacidades

Estudiar la pobreza es un proceso complejo ya que es sensible a la manera en la que esta se conceptualiza y su medición está en función de la disponibilidad y calidad de los datos, así como de la capacidad para procesarlos y la agenda de política pública de los gobiernos.

Sobre la manera en que la se define qué es el bienestar y por qué cuando se carece de él una persona puede encontrarse, o no, en condiciones de pobreza hay dos aproximaciones teóricas: a) el enfoque del análisis económico tradicional basado en la utilidad y b) el enfoque de capacidades que tiene como principal exponente a Amartya Sen.[1]

En el enfoque de análisis económico, el bienestar está en función de la utilidad que una persona obtiene, a través del consumo, al satisfacer necesidades basadas en sus preferencias. Dado que la utilidad no es una variable medible, se asume que el ingreso es el medio que permite al individuo adquirir bienes y servicios cuyo consumo le brinda utilidad. Por tanto, en esta aproximación la pobreza es la incapacidad de obtener satisfactores debido a un insuficiente nivel de ingreso.

En el enfoque de capacidades se asume que el bienestar de un individuo no está en función de los bienes que posee ni en los medios que necesita para adquirirlos. Para Sen[2], el bienestar reside en los funcionamientos, es decir, en las actividades, estados o acciones que constituyen la realización de un individuo. Por ejemplo, el hecho de mantener una vida saludable, de obtener educación o participar en las decisiones colectivas. En este enfoque, el bienestar está medido por las capacidades que les permiten a los individuos elegir y realizar un proyecto de vida.

La  pobreza más allá del ingreso

De acuerdo a Sen[3], en cualquier medición de la pobreza es necesario primero identificar cuáles son los indicadores o criterios que definirán si una persona es pobre o no y despúes hay que hacer la medición numérica de la pobreza (sumar el número de personas pobres).

En el enfoque de análisis económico el proceso de identificación y cuantificación de los pobres se asocia con un enfoque unidimensional que supone que el nivel de ingreso de un individuo es el único indicador de su bienestar. Si ese nivel es insuficiente para consumir un conjunto de bienes, se considera que es persona se encuentra en pobreza. Este enfoque tradicionalmente se conoce como “líneas de pobreza”[4] y es el más utilizado porque para su construcción solo son necesarias encuestas de ingresos. (El primer Objetivo del Milenio, erradicar la pobreza extrema y el hambre[5],  está basado en este enfoque).

En México, este método se utilizó oficialmente entre 2001 y 2008, para ello se utilizaban tres líneas de ingreso que definían tres condiciones de pobreza:

Pobreza alimentaria: Incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria, pese a que se utilice todo el ingreso del hogar.

Pobreza de capacidades: Insuficiencia del ingreso para adquirir la canasta alimentaria y efectuar gastos necesarios en salud y educación.

Pobreza de patrimonio: Insuficiencia del ingreso para adquirir la canasta alimentaria y realizar gastos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte y educación.

Bajo el enfoque de capacidades el método del ingreso presenta limitaciones para aproximarse al bienestar de las personas, pues el ingreso es un medio para el consumo, pero la tenencia y adquisición de bienes no son el fin para la realización de las personas. Además, un ingreso no garantiza el acceso a otro tipo de bienes o servicios provistos por los gobiernos, como la infraestructura básica o los servicios de salud. Si bien la ausencia de ingreso es una dimensión importante en la definición de pobreza, no es la única.

El proceso de identificación y agregación en un enfoque multidimensional implica establecer con precisión cuáles son las dimensiones que definen una situación de bienestar. También es necesario que se identifique a la personas en pobreza dependiendo de los atributos de acceso o no acceso que tienen con respecto a las dimensiones establecidas. Algunos criterios asumen que si una persona presenta al menos una carencia en el conjunto de dimensiones se considera pobre, otros suponen que para ser pobre se debe carecer de todas las dimensiones de bienestar.

Mediciones en México

Desde 2008, nuestro país  adoptó una medición multidimensional de la pobreza, y para ello a la dimensión del ingreso sumó la del acceso efectivo a seis derechos sociales, incluidos en elartículo 6 de la Ley de Desarrollo Social: educación, salud, seguridad social, calidad de la vivienda, servicios básicos de vivienda y alimentación. Con ello la medición de la pobreza ha adoptado un enfoque de ejercicio de derechos.

Así, una persona es pobre cuando no cuenta con ingresos suficientes para adquirir una canasta de bienes y servicios y además no puede ejercer al menos uno de los seis derechos sociales. En el caso de la pobreza extrema, el ingreso de una persona no le permite adquirir un conjunto de bienes alimentarios y no puede ejercer tres o más derechos sociales[6].

Actualmente, el debate sobre cuál es la mejor manera de medir la pobreza sigue sin definirse. El enfoque unidimensional basado en líneas de pobreza es el que más se utiliza, no obstante, cada vez con más fuerza comienza a impulsarse la adopción de metodologías multidimensionales[7], como la propuesta realizada por la Universidad de Oxford y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para crear el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). En ambos casos, definir el tamaño del problema es el primer paso.

 


[1]Para consultar sobre enfoques normativos del bienestar puede revisarse Osvaldo Larrañanga “La medición de la pobreza en dimensiones distintas del ingreso”, Estudios Económicos y Prospectivos de CEPAL.

[2]Amartya Sen, “The Standard of Living”, 1987.

[3]Amrtya Sen, “Poverty: an ordinal approach to measurement”, Econometrica 46.

[4]Las líneas de pobreza establecen el valor monetario de una canasta de bienes y servicios mínimos para mantener un nivel de vida aceptable. Si el ingreso de una persona se encuentra por debajo de esta, se considera pobre. Este es un método indirecto ya que mide únicamente la capacidad que tienen las personas de adquirir estos bienes y no si el consumo de dichos bienes efectivamente se realiza.

[5]Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas con ingresos  inferiores a 1 dólar por día. A partir de 2008, la definición del Banco Mundial de las personas que viven en la pobreza extrema se refiere a las que viven con menos de 1.25 dólares al día.

[6]Estos datos se encuentran disponibles en la página del Consejo de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

[7]Bután, Brasil, China, Colombia, el Salvador y Malasia cuentan con mediciones multidimensionales de la pobreza.

 

 

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Economista egresado de la UNAM y Maestro en Economía por el ITAM. Interesado en temas de política pública, pobreza y desarrollo.


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