El movimiento del 68 se propuso conquistar libertades elementales, en particular la libertad de manifestaciรณn y de expresiรณn. Los estudiantes no pedรญamos la aboliciรณn del Estado, la caรญda del gobierno o la cabeza del presidente (un asesino confeso, como fue Dรญaz Ordaz). Nuestro programa fue mesurado y puntual: liberaciรณn de los presos polรญticos, renuncia de un Jefe de la policรญa. Nuestra prudencia se demostrรณ en la inolvidable "manifestaciรณn del silencio", que convocรณ a 400,000 personas. Por decisiรณn del gobierno, culminรณ en una masacre, pero el movimiento cambiรณ para bien la historia mexicana.
El movimiento de los 43 (llamรฉmosle asรญ, a falta de una denominaciรณn) no se propone la libertad (que ya existe) sino valores igualmente importantes: justicia frente a la impunidad, transparencia frente a la corrupciรณn, seguridad frente a la violencia. ¿Se esfumarรก o consolidarรก? ¿Desembocarรก en una regresiรณn suicida a la violencia revolucionaria que a su vez despierte al monstruo dormido de la dictadura? ¿O serรก -como espera la mayorรญa silenciosa- el catalizador de una reforma genuina del estado de derecho en Mรฉxico?
Dos grupos encapuchados buscan desprestigiarlo: los supuestos anarquistas y los autodenominados anarquistas. Los primeros me recuerdan a los Halcones cuyo despliegue pude atestiguar el 10 de junio de 1971: al grito de "Viva el Che Guevara" atacaban comercios y casas. Su frenesรญ era tal que en un momento -al aparecer un grupo afรญn- comenzaron a golpearse entre sรญ. "¡Son los mismos!", les gritaba un oficial por el altavoz de su tanque antimotines. En estos dรญas ha circulado mucho un video que muestra un caso anรกlogo: en รฉl se ve a un "vรกndalo" lanzar objetos pesados contra los granaderos, estos se van contra el sujeto, le pegan y lo someten, hasta que los mismos granaderos se dan cuenta de que es uno de ellos, y comienzan a gritar: "es compaรฑero, es compaรฑero" y lo sueltan.
Junto a "los hijos de los Halcones", haciรฉndoles el juego, estรกn los autodenominados anarquistas. No quiero concederles ese rango. Respeto demasiado la tradiciรณn intelectual anarquista para pensar en esos incendiarios sin rostro como descendientes de Proudhon, Kropotkin o Ricardo Flores Magรณn.
Al movimiento se han unido, como es natural, organizaciones radicales como los maestros de la CNTE y grupos afines que operan en Guerrero, Oaxaca y Michoacรกn. Sin ser guerrilleros practican una suerte de "revoluciรณn blanda": una machacante quema de instalaciones oficiales, acoso a comercios, bloqueo a vรญas de comunicaciรณn. Estรกn en espera de que la mecha de la revoluciรณn prenda por fin en Mรฉxico. Esperarรกn en vano: su estilo de protesta no atrae apoyo social.
Mucho mรกs significativo es el amplio y variado contingente de la izquierda democrรกtica. Su crรญtica al gobierno federal es vรกlida y justificada, pero su autocrรญtica ha sido tan parca como sus propuestas sobre seguridad, justicia y transparencia. La oportunidad de avanzar en las elecciones legislativas de 2015 y las presidenciales de 2018 se ha daรฑado severamente debido al hecho inocultable de que los gobiernos de Iguala y Guerrero pertenecรญan al PRD. El ala disidente ha mantenido un perfil bajo que quizรก le reditรบe en el futuro, pero su diagnรณstico -si lo hay- del crimen organizado como una variable de la inequidad social es insostenible.
El conglomerado mayoritario, con el que me identifico, es el de la sociedad civil. No es de derecha ni de izquierda: cruza las generaciones y las clases sociales. Son personas que no usan capucha, no arrojan bombas Molotov, no sueรฑan con la toma del Palacio de Invierno ni ponen su fe en un caudillo. Las vincula un multitudinario "ya basta" a la impunidad, la inseguridad y la corrupciรณn. Demandan una explicaciรณn convincente al caso de la mansiรณn presidencial.
Para que la voz de este contingente perdure debe pasar de la indignaciรณn a la organizaciรณn polรญtica o cรญvica, siempre dentro del marco democrรกtico. El grito "¡Que se vayan todos!" vale como consigna, no como programa. Se necesitan ideas constructivas e iniciativas prรกcticas, no desplantes maximalistas, para combatir los problemas de Mรฉxico. Sin un proyecto, el movimiento se esfumarรก.
El 68 cambiรณ la historia. El movimiento actual puede cambiarla si los jรณvenes comienzan a hacerse cargo ya del paรญs en que viven. La tarea es larga, el tiempo es breve y el crimen avanza. Hay que pasar de la protesta a la propuesta.
(Reforma, 7 diciembre 2014)
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.