Llama la atenciรณn el entusiasmo que despierta Gabriel Boric, reciรฉn electo presidente de Chile, entre las diversas izquierdas, desde las mรกs moderadas hasta las abiertamente tirรกnicas. El entusiasmo de los moderados tal vez resida en que Boric contrasta con la tozudez conservadora del presidente peruano Pedro Castillo, los arrestos machistas de Rafael Correa y el populismo al estilo del siglo XX del presidente mexicano Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador. Se trata, asimismo, de una cara nueva, a diferencia de Luiz Inรกcio Lula Da Silva, y recibe un paรญs econรณmicamente exitoso, muy distinto a la Argentina peronista. Tiene un pasado de revuelta y extremismo pero tambiรฉn lo tenรญa Josรฉ Mujica cuando asumiรณ por la vรญa democrรกtica la presidencia de Uruguay; a pesar de su apoyo a los autoritarios de izquierda al estilo de Hugo Chรกvez, Mujica durante su gobierno respetรณ la democracia uruguaya y sus logros econรณmicos.
La juventud del chileno, lector de poesรญa y con la apariencia fรญsica de un contestatario del siglo pasado, lo favorece en un tiempo en el que la falta de arrugas se confunde con renovaciรณn, por no hablar de su interรฉs en asuntos tan actuales como el cambio climรกtico, la equidad de gรฉnero, las reivindicaciones indรญgenas y la inversiรณn en ciencia. Su discurso pรบblico ha sido conciliador, producto de la dura lecciรณn de ser superado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales por Josรฉ Antonio Kast, un polรญtico derechista que reivindica el legado de Augusto Pinochet. Su gabinete demuestra amplitud polรญtica y en materia econรณmica se revela sensato, tan sensato que molesta a la ultraizquierda que lo acompaรฑรณ en su ruta hacia el poder.
El apoyo del Partido Socialista de Chile y de los demรณcratas cristianos obliga a los consensos, pero solo el tiempo dirรก si el liderazgo de Boric es lo suficientemente fuerte para sortear la pulsiรณn autoritaria de su trayectoria antisistema, razรณn fundamental de las expectativas que ha creado su triunfo entre los autoritarios. Fue aplaudido pรบblicamente por Nicolรกs Maduro, cabeza de una de las dictaduras de izquierda de la regiรณn como son Cuba, Nicaragua y Venezuela. La futura vocera del gobierno de Boric, la comunista Camila Vallejo, ha defendido las dictaduras actuales del continente, en concordancia con la polรญtica de su partido; cambiรณ de opiniรณn respecto al caso venezolano a raรญz de los informes de la Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet. La organizaciรณn de Boric, Apruebo Dignidad, se inspirรณ abiertamente en el partido ultraizquierdista espaรฑol Podemos y se aliรณ con el Partido Comunista de Chile, que, como todo partido comunista que se respete, tiende a la ceguera y el dogmatismo.
La Asamblea Constituyente, impulsada por Boric como salida a las protestas del aรฑo 2019, se instalรณ bajo el signo de una inquietud: ยฟse redactarรก una Carta Magna capaz de representar la diversidad ideolรณgica, social, cultural y polรญtica de los chilenos o el sectarismo puede hacer estragos? No hay que olvidar que Boric hizo su carrera en base a cuestionar y a rebajar los incontestables logros polรญticos y sociales de la Concertaciรณn, plataforma de partidos entre los que destacaba el Partido Socialista, de izquierda moderada.
El presidente electo tiene que lidiar con los sectores mรกs extremistas que lo acompaรฑan, como tuvo que lidiar, sin รฉxito, Salvador Allende. Allende no fue un violador de derechos humanos como Fidel Castro, Daniel Ortega o Nicolรกs Maduro, pero su gobierno buscรณ el apoyo de la Uniรณn Soviรฉtica y tolerรณ la intervenciรณn descarada del dictador cubano, amรฉn de tomar decisiones econรณmicas equivocadas por motivos ideolรณgicos. Ante la presiรณn estadounidense buscรณ instalarse en la dinรกmica de la guerra frรญa, pero los soviรฉticos ya habรญan escarmentado con Cuba y no tenรญan interรฉs en sostener a Chile.
Boric no enfrentarรก a Estados Unidos sino a las presiones internas en el marco de un mundo en el que las palabras fascista y comunista han resucitado, tal como ocurriรณ durante la campaรฑa electoral chilena. Los extremos polรญticos de derecha e izquierda amenazan la democracia liberal y Chile no ha sido inmune a ello. Las apetencias jacobinas de los sectores extremistas, al frente de los peores excesos de las protestas de 2019, pondrรกn a prueba a los ex lรญderes estudiantiles hoy en la primera fila del gobierno chileno, quienes deben demostrar su talento para la negociaciรณn con todas las fuerzas vivas de Chile, no solamente en este momento sino de cara al futuro.
Por รบltimo, y a pesar del aire de novedad millenial de Gabriel Boric, su propuesta de gobierno estรก lastrada por el tรญpico estatismo, aliรฑado con reivindicaciones de la izquierda identitaria de esta รฉpoca, afincada en la raza y el gรฉnero. La transferencia de los fondos de pensiones al Estado y la promesa de la educaciรณn superior masiva y sin costo renuevan los objetivos del Estado de bienestar, pero no garantiza su cumplimiento. ยฟSerรก posible, por ejemplo, que Chile llegue al cuatro por ciento de inversiรณn del PIB en ciencia, una de las claves del crecimiento de economรญas como la china o la israelรญ? Esperemos que ante retos de esta magnitud, no se caiga en el socorrido expediente de polarizar a la sociedad chilena en torno al gรฉnero y los derechos de la poblaciรณn LGBTQ, el peor camino para que estas reivindicaciones calen hondo en la sociedad, o en torno a cualquier otro asunto. Irina Kamaranos, pareja del presidente electo, declarรณ recientemente que se establecerรกn alianzas feministas desde el palacio de La Moneda, sede del ejecutivo, con Izquierda Unida y Podemos, cuya lรญnea ha sido sumamente polรฉmica dentro del movimiento de mujeres espaรฑol. Toda generaciรณn tiene derecho a bregar por sus ideas, pero los estupendos avances del feminismo se deben mucho mรกs a su capacidad de negociar desde la razรณn que a las posiciones divisionistas y separatistas.
La suerte estรก echada para que Boric escoja profundizar los logros de la centroizquierda en la Concertaciรณn o reflotar las fracasadas aspiraciones jacobinas y liberticidas del Partido Comunista. La izquierda mรกs exitosa ha sido, sin duda, la socialdemรณcrata, pero esta se ha quedado corta ante los retos del siglo XXI y toca renovarla profundamente. Parafraseando al pensador de izquierda mรกs interesante de esta รฉpoca, Roberto Mangabeira Unger, se requiere imaginaciรณn y esperanza para despertar a los individuos y no simplemente seducirlos con el seรฑuelo fรกcil del sectarismo y la superioridad moral. Chile ha tenido fortalezas econรณmicas e institucionales que envidiarรญa cualquier paรญs de la regiรณn; su debilitamiento reciente no tiene por quรฉ ser irreversible y podrรญa, eventualmente, convertirse en una oportunidad.
Escritora y profesora universitaria venezolana. Su รบltimo libro es Casa Ciudad (cuentos). Reside en la Ciudad de Mรฉxico.