El falso dilema

โ€œTodo plan de batalla es bueno hasta que suena el primer disparoโ€. Esto tambiรฉn aplica a las estrategias de comunicaciรณn gubernamental, cuya prueba de fuego es el contacto con la realidad.
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El mariscal Erwin Rommel dijo que “todo plan de batalla es bueno hasta que suena el primer disparo”. Esto tambiรฉn aplica a las estrategias de comunicaciรณn gubernamental, cuya prueba de fuego es el contacto con la realidad.

Se ha hablado hasta la saciedad del “pecado capital” de comunicaciรณn del gobierno de Felipe Calderรณn: centrar el mensaje gubernamental en el tema de la seguridad. Se dice que esta estrategia de comunicaciรณn entrampรณ al gobierno en la violencia y la lucha contra el crimen organizado, impidiรฉndole “posicionar” otros temas, lo que afectรณ no solo al รกnimo nacional, sino tambiรฉn la percepciรณn que se tiene de Mรฉxico en el mundo.

Muchos celebraron que con la llegada de Enrique Peรฑa Nieto se podrรญa generar una “nueva narrativa” que hiciera que los medios y la opiniรณn pรบblica dejaran de centrarse en el tema de la inseguridad y la violencia. Esto permitirรญa al gobierno hablar de temas “ganadores” como las reformas estructurales y el crecimiento de la economรญa que estas traerรญan. Se hablรณ incluso de cรณmo esto podrรญa “relanzar” la imagen de Mรฉxico en el exterior, tan maltrecha por la permanente lluvia de noticias sobre la violencia en los medios internacionales.

Sin embargo, la nueva estrategia no ha salido bien librada en su batalla con la realidad. Los ejes del debate en tรฉrminos econรณmicos estรกn en las expectativas reducidas de crecimiento. Y en seguridad, las cosas no podrรญan haber resultado mรกs distintas a lo deseado. La situaciรณn en Michoacรกn, Tamaulipas, el Estado de Mรฉxico, y sobre todo los trรกgicos acontecimientos en Iguala, han generado una crisis profunda en la comunicaciรณn del gobierno dentro y fuera del paรญs. Quienes criticaban duramente a Calderรณn reprueban ahora a Peรฑa Nieto por hacer exactamente lo contrario: seguir una estrategia de comunicaciรณn que, ahora se dice, buscรณ minimizar el tema de la violencia y la inseguridad.

Parecerรญa entonces que los gobiernos estรกn atrapados en un difรญcil dilema: es malo hablar de la situaciรณn de seguridad y es malo no hacerlo. Yo soy de la idea de que este dilema es falso. Creo firmemente que hay que hablar del tema de seguridad porque es el mรกs urgente y grave de los problemas nacionales, porque es una realidad dolorosa que afecta a millones de personas todos los dรญas, porque es la obligaciรณn legal, รฉtica y polรญtica de las autoridades de todos los niveles hacer algo para solucionarlo y porque esas autoridades requieren el apoyo de la sociedad para que cualquier soluciรณn alcance legitimidad democrรกtica.

Peรฑa Nieto y su equipo tienen frente a sรญ el enorme desafรญo de retomar el timรณn de la comunicaciรณn gubernamental con una narrativa sรณlida y creรญble. Para ello harรก falta echar mano de una fuerte dosis de tres cosas que no sobran en polรญtica: realismo, sensibilidad y humildad.

Harรก falta realismo porque el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo. Y aquรญ habrรก que reconocer que el crimen organizado se ha apoderado de las instituciones de gobierno en varios puntos del paรญs y que el Estado en su conjunto se encuentra obligado a responder con medidas contundentes para recuperarlas.

Harรก falta tambiรฉn mรกs sensibilidad, un รกrea en la que la opiniรณn pรบblica no estรก calificando bien la reacciรณn del Presidente. La situaciรณn exige que quienes le asesoran abandonen la obsesiรณn con la forma y se concentren en el fondo. La corbata impecable, el podio y la bandera estรกn muy bien para dar buenas noticias en tiempos de calma. Pero en una emergencia es indispensable demostrar verdadera empatรญa con quienes sufren, reducir la incertidumbre de la sociedad y seรฑalar el camino a seguir para que la crisis no se vuelva a repetir.

Y, todavรญa mรกs difรญcil en polรญtica, harรก falta humildad. Humildad para asumir las responsabilidades; para hacerse presente en los lugares donde no habrรก aplausos y encarar las crรญticas y los reclamos. Humildad para reconocer que es mucho lo que hay que hacer para sacudir las inercias y cambiar el rumbo, empezando por el propio gobierno. Harรก falta mucha humildad tambiรฉn para reconocer las lecciones que deja la crisis y aprender de ellas, a fin de que de verdad nunca mรกs haya otro Ayotzinapa.

Estoy convencido de que lo que estรก en juego no son las tasas de aprobaciรณn de un Presidente o la imagen de un grupo de polรญticos. Estamos hablando de un problema que nos concierne a todos, porque del liderazgo que muestren quienes tienen la misiรณn de dirigir el paรญs depende en buena medida que la sociedad articule los esfuerzos necesarios para resolver esta grave situaciรณn. Y si el gobierno quiere tener รฉxito en esta tarea es urgente que sepa sumar los esfuerzos de toda la sociedad. Ahรญ estรก el poder del discurso: en su capacidad de construir futuros deseables, proponer soluciones viables y convocar a esfuerzos colectivos. Ahรญ radica la delicada responsabilidad de dirigir los destinos de una naciรณn. Ahรญ estรก el bautizo de fuego que separa a los verdaderos lรญderes del resto.

 

 

 

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Especialista en discurso polรญtico y manejo de crisis.


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