En Amรฉrica hay siete paรญses con supermayorรญas legislativas, es decir, con Congresos en donde mรกs de dos terceras partes de los legisladores son progobierno. Con esa cantidad no hay voto de oposiciรณn que sirva, lo que conduce a que los partidos mayoritarios ni siquiera hagan el esfuerzo por convencer a sus adversarios. El gobierno de Cuba tiene 440 diputados de los 470 que legislan en ese paรญs. El Gran Polo Patriรณtico (asรญ se hace llamar el grupo oficialista venezolano) tiene 256 de los 277 legisladores. El gobierno de Nicaragua tiene el 84 por ciento de las curules y el de El Salvador el 95 por ciento. Los otros tres son Jamaica, Belice y Santa Lucรญa.
En esos paรญses no se necesita la discusiรณn legislativa. Las iniciativas se envรญan desde el ejecutivo, la oposiciรณn hace votos testimoniales cuando tiene energรญa y valor, y la visiรณn normativa del grupo gobernante transita suavemente por las instituciones que la validan.
A eso se le llama poder. En cambio, el presidente de Estados Unidos, sรญ, muy rico, sรญ, muy influyente, sรญ, muy imperialista, necesita hacer polรญtica para cambiar las normas importantes en su paรญs, para conseguir dinero o para salvar la cara de algรบn secretario que la haya regado. ยฟEl presidente de uno de los paรญses mรกs poderosos del mundo estรก limitado? Sรญ, y no solo รฉl. En Europa no existe una sola supermayorรญa y en un par de casos, ni siquiera mayorรญa simple. ยฟEso quiere decir que no funcionan el gobierno de Alemania o el de Dinamarca? Es cierto que a veces se complica la vida, pero en general, los gobiernos europeos no se quedan con sus iniciativas en el congelador, pues dialogan, convencen o seducen con cargos y responsabilidad de gobierno a otras fuerzas polรญticas.
Esto tiene una lรณgica. Una mayorรญa de electores puede elegir gobernantes, pero estos gobernantes que representan a una parte no pueden cambiar por sรญ solos la divisiรณn de poderes, las estructuras de gobierno, las reglas de la democracia, las reglas bรกsicas de convivencia. Necesitan convencer a otras partes de la sociedad. Por eso la Constituciรณn no puede cambiarse con mayorรญa simple; en casi todo el mundo necesita dos terceras partes.
De ahรญ que sea tan importante para los proyectos totalizadores quedarse con todos los legisladores o hacerse en el camino con ellos. El gobierno chino tiene supermayorรญa legislativa. Los gobiernos de Putin y de Corea del Norte tambiรฉn. El PRI en Mรฉxico, hasta la legislatura de 1985, tuvo supermayorรญa legislativa y, segรบn los resultados preliminares de la elecciรณn del 2 junio, a partir de ahora otro partido la volverรก a tener: Morena, con sus aliados, obtuvo un abrumador respaldo. A la espera de conocer el cรณmputo final, tendrรกn mayorรญa calificada en la Cรกmara de Diputados y estarรกn muy cerca de tenerla en el Senado.
En septiembre, cuando tomen protesta los legisladores, el lopezobradorismo podrรญa impulsar las iniciativas detenidas, aprobar nuevas y cambiar la Constituciรณn para que las que antes se declararon anticonstitucionales ya no lo sean. Con una supermayorรญa en Mรฉxico se pueden hacer, entre otras cosas, las siguientes:
-Cambiar o eliminar la divisiรณn de poderes.
-Transformar la relaciรณn civil con el ejรฉrcito.
-Modificar la estructura territorial del paรญs.
-Eliminar la autonomรญa de la UNAM y de instituciones similares.
-Eliminar los organismos de la llamada transiciรณn democrรกtica neoliberal.
-Denunciar tratados internacionales (es decir, salirse).
-Modificar la educaciรณn pรบblica
-Dejar a los estados sin presupuesto, centralizando los recursos pรบblicos.
-Usar todo el presupuesto en el proyecto unipartidista.
Estoy poniendo ejemplos extremos, pero no tomados de mi febril y agorera imaginaciรณn aguafiestas, sino de los esfuerzos ya realizados durante el sexenio de Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador en esos temas. En realidad, pueden hacer eso y mรกs. Pueden hacer todo lo que quieran, tienen todo el poder. Si los quiere detener la Corte, la pueden cambiar. Si los quiere detener la Comisiรณn Nacional de Derechos Humanos, la pueden cambiar. Todo lo pueden cambiar.
Ahoraโฆ ยฟlo harรกn? Ese es otro cantar. Me refugio en la tranquilizadora afirmaciรณn de Claudia Sheinbaum sobre la vocaciรณn democrรกtica de su movimiento y de su gobierno y hago un llamado a la responsabilidad polรญtica. Pero cuando afirmo que tienen todo el poder, no lo digo por lo que quieran hacer, sino por lo que pueden hacer, y lo pueden todo.
A eso se le llama poder. Y se los dimos. ~
es politรณloga y analista.