En la era populista, leer la victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales argentinas con los anteojos ideolรณgicos de โizquierda vs. derechaโ es como tratar de que una televisiรณn vieja capte con su antena de conejo una seรฑal de streaming. Al escuchar su discurso de victoria, confirmรฉ que Milei no es ni de ultraderecha ni de ultra nada. Es un populista demagรณgico, que ha llegado al poder gracias a un mensaje simple, polarizante y eficaz, que sintoniza muy bien con una sociedad harta de una clase polรญtica indolente e impotente ante la magnitud de la crisis econรณmica y social que vive Argentina.
Milei saliรณ a escena luego de su contundente e improbable victoria sobre el kirchnerismo a hablar de las mismas generalidades de las que hablรณ en la campaรฑa. Los โideales de la libertadโ que propone como modelo de desarrollo son โpropiedad privada, libre mercado y libre comercioโ, asรญ en teรณrico y abstracto. Mientras que otros populistas han sido capaces de convencer a millones hablando de cosas concretas, como construir muros y vender aviones, Milei no tuvo propuestas tangibles mรกs allรก de cuando prometiรณ โdinamitar el Banco Centralโ, o โcortar con motosierra el presupuestoโ, cosas de las que se terminรณ desdiciendo para ganar el voto moderado. La โdolarizaciรณnโ, otra bandera de campaรฑa, tambiรฉn fue guardada para mejor ocasiรณn. Apenas al dรญa siguiente de su victoria, comenzรณ a hablar de medidas espectaculares, como reprivatizar empresas del Estado, sin que medie debate de cรณmo eso, si se logra aprobar (su partido solo tiene 15% de los diputados y 10% de los senadores), traerรก alivio a los bolsillos de los argentinos.
Donde se puede ver que Milei conecta totalmente con su pรบblico es en todo lo que tiene que ver con romper las estructuras actuales. Terminar con la โcasta chorraโ (chorro significa ladrรณn), destruir el modelo empobrecedor, terminar con la decadencia polรญtica y econรณmica, punto final a la idea de que el Estado es un botรญn, vamos a acabar con los privilegiosโฆ esos mensajes de ruptura encienden los รกnimos de su base. Tambiรฉn es muy atractiva la voluntad de saltar al futuro sin hacerse cargo del presente. Pasar de la decadencia a la grandeza sin que medien aรฑos de ajustes, trabajo y esfuerzos. El hacer de nuevo a Argentina una potencia, el deseo de โMake Argentina Great Againโ, atraviesa clases sociales, niveles de escolaridad y geografรญas regionales. Amรฉrica Latina estรก votando contra sus gobiernos, no en ejes โizquierdas vs. derechasโ.
Es inevitable ver en la victoria antisistema de Milei algunos paralelismos con la victoria antisistema de Lรณpez Obrador en Mรฉxico en 2018. La convicciรณn de que el gobierno en turno se merecรญa el castigo electoral por su corrupciรณn, incompetencia y soberbia. La alegrรญa genuina de la gente que veรญa en su lรญder carismรกtico una esperanza de cambio. La sensaciรณn de que, a pesar de todo, el voto cuenta y la democracia funciona. Es difรญcil no contagiarse de esas ganas de que Milei no sea una decepciรณn y tenga un buen gobierno, con la misma buena voluntad que muchos sentimos con Lรณpez Obrador la noche de su victoria electoral, aun cuando no votamos por รฉl.
Al mismo tiempo, es imposible no sentir temor de que Milei termine recorriendo un camino parecido. Y es que, cuando un personaje asรญ llega al poder, es muy difรญcil que construya gobiernos exitosos. Esto es asรญ por tres factores.
Uno, la debilidad e inoperancia del Estado impide que de los resultados positivos e inmediatos que se prometรญan en campaรฑa.
Dos, la polarizaciรณn, que permite a los demagogos populistas ganar las elecciones, vuelve muy difรญcil la negociaciรณn polรญtica con la oposiciรณn, e incluso con los compaรฑeros de viaje, con lo que se pierde tiempo y fuerza para diseรฑar y ejecutar planes de gobierno exitosos.
Y tres, la realidad suele imponer lรญmites institucionales (separaciรณn de poderes), polรญticos (elecciones), econรณmicos (presupuesto) y externos (pandemias, guerras, crisis) que impiden a los demagogos populistas operar con la rapidez y eficacia prometidas.
A esto hay que sumarle la propia inexperiencia de Milei y su pasmosa superficialidad en temas econรณmicos y de polรญtica pรบblica, de los que se dice experto por tener un catรกlogo de frases e ideas muy efectivas para la televisiรณn, pero que difรญcilmente forman una ideologรญa. Ahรญ es donde debe estar el verdadero motivo de temor por Milei, y no en sus opiniones sobre la dictadura o sus conversaciones con su difunto perro. Pensar que las cosas pueden salir bien con perfiles moderados y competentes en el gabinete es una moneda al aire, ya que la experiencia demuestra que la gente sensata es la primera en abandonar el barco bajo este tipo de liderazgos.
Ante las dificultades para dar buenos resultados, los demagogos regresan a lo que saben hacer: mantener vivas las llamas del descontento que los llevรณ al poder. No se sorprenda entonces cuando lo escuche decir cosas como โsรญ, pero el kirchnerismo devaluรณ mรกsโ, โeso es un complot de mis adversarios de la casta chorraโ, โcallaron como momias cuando Massa devaluaba el pesoโ o, de plano, โmi perro tiene otros datosโ.
Los mexicanos tenemos que vernos en Argentina, pues ese paรญs es el futuro polรญtico en la era populista. Un futuro en el que los partidos colapsan bajo el peso del descontento, los demagogos campean, las ideas estรกn ausentes y las elecciones son โplebiscitos emocionalesโ con carga antagรณnica hiper negativa en la que lo รบnico importante es โque no ganen ellosโ, no quรฉ vamos a hacer todos para salir adelante juntos. En Argentina, la elecciรณn no fue entre โideologรญasโ, no fue entre โderechasโ e โizquierdasโ, entre propuestas y conceptos diferentes del mundo, sino entre dos narrativas demagรณgicas que proponรญan simplemente que eran o ellos o el desastre. Massa y Milei eran dos populistas peleando por el volante de un auto sin frenos, con las instituciones y las polรญticas pรบblicas aterradas en el asiento de atrรกs. Una sociedad demagรณgica, es decir, una sociedad que discute sus problemas con base en identidades, en โderechasโ e โizquierdasโ, en โbuenosโ y โmalosโ, y no en argumentos y soluciones, tenderรก a encumbrar demagogos. Por eso, si Mรฉxico sigue como va, si seguimos discutiendo y votando como lo hacemos, el peor presidente del siglo XXI todavรญa estรก por venir. ~
Especialista en discurso polรญtico y manejo de crisis.