Desde antes del estallido del conflicto en Ucrania, el estrecho de Kerch era objeto de deseo por parte de MoscĆŗ. GeopolĆticamente, es un lugar clave para la salida al mar de la cuenca del Don, es una zona rica en petrĆ³leo y, ademĆ”s, permite el acceso al Mar Negro, algo sin lo que Rusia no podrĆa acceder al MediterrĆ”neo. Durante el periodo soviĆ©tico el Mar de Azov se consideraba un mar interior. Pero tras la caĆda de la URSS, Ucrania se quedĆ³ con el control del mar y tambiĆ©n con el de sus puertos principales. Para poder solucionar el acceso marĆtimo de Rusia, en el aƱo 2003, se firmĆ³ un acuerdo bilateral entre ambos paĆses. Los acontecimientos del Estrecho de Kersch de finales de noviembre de 2018 han vuelto a poner en la agenda internacional el conflicto entre Ucrania y Rusia. Desde entonces se han sucedido distintos episodios de tensiĆ³n en esa regiĆ³n, pero sin mayores consecuencias, incluida la polĆ©mica por la isla de Tuzla, una suerte de Perejil a la ruso-ucraniana.
El enfrentamiento entre barcos rusos y ucranianos constituye una derivada mĆ”s de la anexiĆ³n de Crimea de 2014 y su difusa situaciĆ³n dentro del Derecho Internacional. A lo anterior se une la vigencia del acuerdo bilateral firmado entre Rusia y Ucrania en 2003, que estipula que el estrecho de Kerch y el Mar de Azov quedarĆa bajo la gestiĆ³n conjunta de MoscĆŗ y Kiev y serĆa considerado como aguas interiores de los dos paĆses. Sin embargo, la frontera entre ambos paĆses no quedĆ³ delimitada. AdemĆ”s, cualquier permiso a barcos procedentes de terceros paĆses requerirĆa del acuerdo conjunto entre Rusia y Ucrania, por tanto, un potencial despliegue de la OTAN estarĆa violando la legalidad en a la regiĆ³n, puesto que es poco probable que Rusia diera su permiso.
La anexiĆ³n de Crimea en 2014, sin embargo, hizo que la penĆnsula quedara aislada vĆa terrestre y que los puertos controlados por Ucrania redujeran drĆ”sticamente su actividad puesto que, desde ese momento, el trĆ”nsito marĆtimo dependĆa de la autorizaciĆ³n rusa. La inauguraciĆ³n del puente en mayo de 2018 ha entorpecido todavĆa mĆ”s el trĆ”nsito en la zona. El puente no solo es el mĆ”s largo que se ha construido en los territorios de la antigua URSS, sino que ademĆ”s la empresa constructora es Stroygazmontazh, la mayor compaƱĆa de construcciĆ³n de gaseoductos y de suministro de energĆa elĆ©ctrica de Rusia. Su propietario, un Ćntimo amigo de Putin, Arkadi Rotenberg, estĆ” considerado segĆŗn Forbes como una de las personas mĆ”s ricas del mundo con una fortuna de 2,5 millones de dĆ³lares y fue sancionado por EEUU tras la anexiĆ³n de Crimea.
El impacto econĆ³mico a la baja en los puertos de Berdyansk y Mariupol, tras la apertura del puente, se ha hecho notar rĆ”pidamente, en estos puertos. Todo lo contrario de lo que sucede en Crimea que ahora cuenta con mejores abastecimientos. Gracias a la construcciĆ³n exprĆ©s del puente, Rusia ha conseguido de facto el control del estrecho.
En este contexto ha tenido lugar el, hasta ahora, choque mĆ”s importante entre Ucrania y Rusia desde la firma de los Acuerdos de Minsk. La retenciĆ³n de un barco mercante y la posterior detenciĆ³n de sus marineros volvieron a poner el foco en la regiĆ³n del Mar Negro y en la geopolĆtica europea.
El presidente Poroshenko, enfrentado a un proceso electoral poco favorable a sus intereses, no ha dudado en solicitar el despliegue de las fuerzas de la OTAN en la regiĆ³n para frenar el impulso expansionista ruso y, de paso, reforzar su imagen y apoyo en Ucrania de cara a las elecciones presidenciales del mes de marzo.
Por su parte, la UE, ensimismada en el proceso del Brexit, habĆa olvidado lo que quedĆ³ inacabado en 2014 y ahora, cuando la tensiĆ³n se ha recrudecido, se encuentra desconcertada y perdida. La tibieza de las respuestas institucionales comunitarias asĆ lo demuestra, la tardĆa declaraciĆ³n de la Alta Representante, Mogherini, ālos sucesos en el mar de Azov son inadmisiblesā, el silencio de Juncker, o la mano dura de Tusk que pide un incremento de las sanciones econĆ³micasā¦ Ā”de cara a la renovaciĆ³n de estas en junio de 2019!
Alemania, a travĆ©s de la canciller Merkel, ha vuelto a tomar las riendas en la mediaciĆ³n del conflicto junto con su ministro de Asuntos Exteriores, Maas, a travĆ©s del formato de NormandĆa y, con ellas el liderazgo de la PolĆtica Exterior Europea. Este Ćŗltimo, sin restar responsabilidad a MoscĆŗ, ha apelado de manera significativa a la negociaciĆ³n y el diĆ”logo entre ambos actores, introduciendo un sutil cambio en las declaraciones emitidas hasta la fecha que hacĆan recaer la responsabilidad solo sobre una de las partes. Esta modificaciĆ³n discursiva ha estado acompaƱada por una tajante negativa en relaciĆ³n con el despliegue de la OTAN cortando de raĆz cualquier intento por parte de Kiev de internacionalizaciĆ³n y recrudecimiento del conflicto.
Cualquier despliegue militar que se llevara a cabo en el Mar de Azov plantearĆa un escenario que Europa intenta evitar a toda costa, pero que se ha estado larvando a sus espaldas durante los Ćŗltimos tiempos. El aumento de la presencia naval de la OTAN en el Mar Negro se ha incrementado durante el aƱo 2018 un 50% respecto de 2017, en nĆŗmero de dĆas, pasando de 80 a 120, meses antes de la crisis del estrecho, lo que podrĆa hacer pensar en la āprevisilidadā de los estrategas atlĆ”nticos en relaciĆ³n a la intensificaciĆ³n del conflicto. Y todo esto coincide con el debate abierto en otoƱo sobre la posibilidad de creaciĆ³n de un ejĆ©rcito europeo que otorgara a los Estados Miembros mayor autonomĆa en relaciĆ³n a la OTAN.
AdemĆ”s de las implicaciones que para la seguridad europea podrĆa tener un repunte del conflicto en un momento de alta tensiĆ³n institucional y en un aƱo electoral, es imprescindible tener en cuenta la complicada situaciĆ³n en la que se encuentra Bruselas. De un lado, EEUU, Polonia, Suecia y los BĆ”lticos azuzan por una mayor implicaciĆ³n en el conflicto y para generar un escenario de Nueva Guerra FrĆa. Por otro, Putin saca pecho sobre la capacidad armamentĆstica rusa. Sin duda, ante esta situaciĆ³n, es de agradecer que Alemania haya introducido un poco de sensatez frente a aquellos que disfrutan planeando un escenario de mĆ”xima tensiĆ³n en el que no tenga cabida la multilateralidad.
Es profesora de ciencia polĆtica e investigadora adscrita al ICEI-UCM.