Medios y periodistas, conciencias separadas

Una diferencia de posturas al interior de un diario y expresada en sus pรกginas editoriales deja de manifiesto el propรณsito implรญcito de la columna de opiniรณn.
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Hace aรฑo y medio, surgiรณ una acre polรฉmica iniciada por un editorial del diario La Naciรณn, de Argentina, que pedรญa al gobierno de Mauricio Macri revisar la situaciรณn de cientos de exmilitares presos por delitos de lesa humanidad durante la dictadura militar para que pudiesen irse a sus casas. El editorial equiparaba la exigencia de justicia y reparaciรณn de los familiares de las vรญctimas con โ€œansias de venganzaโ€.

Lo ocurrido en aquellos dรญas fue inรฉdito, porque la primera gran respuesta se dio en el seno de la redacciรณn del diario, donde buena parte del staff se manifestรณ en contra de lo publicado pronunciรกndose por la continuidad de los juicios por delitos de lesa humanidad y el no al olvido. Los propietarios y directivos de La Naciรณn se vieron obligados a aclarar que el editorial representaba exclusivamente la posiciรณn de la empresa, y no la de sus periodistas ni de los integrantes de otras รกreas del periรณdico.

Para organizaciones sociales y polรญticas, asรญ como para analistas y comunicadores, lo publicado por el diario argentino era una exigencia de impunidad disfrazada de reclamo humanitario, pues pedรญa dar la vuelta a la pรกgina de lo ocurrido en los centros clandestinos de detenciรณn de la dictadura, donde tuvo lugar el secuestro, la tortura, y la ejecuciรณn/desapariciรณn de al menos 7 mil 300 personas.

El porquรฉ los editores, redactores, reporteros, fotรณgrafos y otros trabajadores pudieron expresar pรบblicamente su oposiciรณn a la postura de los propietarios del diario, sin temor a que sus puestos, funciones y estabilidad laboral fueran puestos en riesgo, fue producto de una larga lucha por llevar a la ley la clรกusula de conciencia para periodistas que permite a los informadores negarse a participar en la elaboraciรณn y/o difusiรณn de contenidos que resulten contrarios a sus convicciones o que ofendan sus principios รฉticos. Mรกs aรบn, se estableciรณ que en el caso de que el contenido de determinados artรญculos violente gravemente la conciencia de no menos del 10% de los periodistas en una empresa, รฉstos podrรกn exigir la difusiรณn en el mismo medio de su posiciรณn crรญtica sobre la cuestiรณn.

El equipo de La Naciรณn marcรณ un antes y un despuรฉs en el derecho de los periodistas a oponerse por principios a una decisiรณn editorial, apegados al espรญritu de su Manual de Estilo y ร‰tica Periodรญstica de 1997, en el que puede leerse que en tiempos en que el descrรฉdito pรบblico golpea a dirigentes e instituciones por igual, en La Naciรณn habรญan decidido poner el acento en el carรกcter principista de su trabajo.

El colombiano Javier Darรญo Restrepo ha expresado que desde el punto de vista รฉtico un editorial es, ante todo, โ€œun servicio del periรณdico al lectorโ€, y este consiste en el acompaรฑamiento del editorialista a los lectores en su bรบsqueda de la verdad de los hechos, descartando el servicio a intereses particulares.

Y aรฑade: โ€œLejos de cualquier posiciรณn dogmรกtica, la opiniรณn deja abierta la posibilidad de un diรกlogo con otras opiniones y corrientes del pensamiento. La columna editorial, en consecuencia, ademรกs de tolerante, hace parte de un proceso de bรบsqueda comรบn de la verdadโ€.

En la actitud del equipo de La Naciรณn hay un comportamiento รฉtico que habla de compromiso con la memoria y la justicia y que postula que en la verdad tambiรฉn se milita. Como expresa Restrepo, es asรญ como se les presta a los lectores el mรกs deseable de los servicios: abrirles el camino para la comprensiรณn inteligente de lo que sucede y entregarles elementos para la bรบsqueda de la verdad de cada dรญa. 

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Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).


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