Los candidatos presidenciales hablaron de combatir la corrupciĆ³n sin decir cĆ³mo. O con ideas estrafalarias (cortar fĆsicamente las manos a los corruptos) o simplistas (basta con que el presidente sea honesto para que todos los funcionarios lo sean).
No hay que hacerse ilusiones. Dentro del Estado, combatir la corrupciĆ³n desde abajo es peligroso. Denunciarla desde arriba, en vez de proceder contra los corruptos, es ridĆculo (aunque se ha hecho). Denunciarla desde el mismo nivel parece politiqueo. No es fĆ”cil que el gobierno se combata a sĆ mismo.
Nunca han faltado funcionarios decentes. Pero tienen que limitarse a su esfera de atribuciones, aunque estĆ©n viendo la corrupciĆ³n lateral o superior que los rebasa, sin poder intervenir.
El combate a la corrupciĆ³n tiene que darse desde afuera, presionando al gobierno. AsĆ naciĆ³ Transparencia Internacional hace 25 aƱos, cuando un alto funcionario del Banco Mundial, harto de dar crĆ©ditos para el desarrollo que terminaban en los bolsillos de los funcionarios, decidiĆ³ renunciar y fundar una agencia independiente. EmpezĆ³ sin mĆ”s que una secretaria, pero resultĆ³ un Ć©xito mundial.
Tampoco hay que ser pesimistas. El combate desde afuera ha logrado avances en MĆ©xico. Ejemplos significativos: la prensa libre, que hasta hoy ha sido lo mĆ”s importante; el Sistema Nacional de Transparencia; la declaraciĆ³n 3 de 3 (patrimonial, fiscal y de intereses) de los funcionarios y candidatos; la ley anticorrupciĆ³n. En todos los casos, el gobierno empezĆ³ rechazando las iniciativas; y tuvo finalmente que aceptarlas, aunque arrastrando los pies o saboteĆ”ndolas en esto o en aquello. Que siga vacante la fiscalĆa anticorrupciĆ³n ilustra la dificultad.
Es ilusorio buscar un gran remedio. No lo hay, porque la corrupciĆ³n tiene mil formas. La enciclopedia de corruptelas (digna de exhibirse en la web como una Wikorruptedia mexicana) requiere mĆŗltiples remedios. Hay pequeƱos y grandes sobornos; repetitivos (que hasta tarifa tienen) y ocasionales; visibles e invisibles; individuales y colectivos; en especie, en servicios, en dinero.
Los sobornos a un agente de trĆ”nsito no se pagan con cheque ni tarjeta de crĆ©dito (que serĆa bueno para localizar fĆ”cilmente a los corruptos). Se pagan en efectivo. Aun asĆ, pueden ser filmados, si hay cĆ”maras para fotomultas, que por esto resultan disuasivas. ServirĆan tambiĆ©n en las ventanillas de pago.
Pero no es lo mismo pagar en efectivo $200 que $200 millones. Cuentan que un empresario molesto con otro (por un pago que le parecĆa injusto, pero tuvo que hacer) se desquitĆ³ entregĆ”ndole toneladas de billetes de a peso. El otro tuvo que poner gente a contar. Sin embargo, un soborno de $200 millones nunca se paga en efectivo, sino con cheques o transferencias bancarias, y asĆ se vuelve fĆ”cil de rastrear.
TodavĆa mĆ”s fĆ”ciles de rastrear son los desvĆos. La AuditorĆa Superior de la FederaciĆ³n suele advertir pagos indebidos, pero serĆa mejor que la prensa, los competidores del beneficiario y cualquier persona pudieran revisarlos; y no al aƱo siguiente, como hace la AuditorĆa, sino en el acto. Hacer pĆŗblicos los pagos del sector pĆŗblico facilitarĆa el combate a la corrupciĆ³n.
No es tan difĆcil crear una base de datos en la web donde, al momento de girar un pago, aparezca su registro, con todos los datos de la pĆ³liza contable: Dependencia que paga, a quiĆ©n, por quĆ© concepto, con cargo a cuĆ”l partida presupuestal, con autorizaciĆ³n de quiĆ©nes, en quĆ© cantidad y fecha.
La base de datos incluirĆa un buscador tipo Google que permita observar los pagos por beneficiario, cantidad, concepto, partida, dependencia, fecha y nombre de los funcionarios que los autorizan.
SerĆa bueno empezar con las transferencias de la SecretarĆa de Hacienda a otras dependencias federales y gobiernos locales, porque el nĆŗmero de movimientos no es tan grande. DespuĆ©s de tener a prueba el sistema por un aƱo y de recibir comentarios de la AuditorĆa, las dependencias involucradas y cuerpos colegiados de contadores pĆŗblicos y ejecutivos de finanzas, se harĆan los ajustes y mejoras que resulten de las observaciones.
Luego, el sistema se ampliarĆa para incluir todos los pagos del sector pĆŗblico al extranjero, asĆ como sus pagos por mĆ”s de $100 millones al sector privado. Se repetirĆa el proceso de observaciĆ³n, ajuste y mejoras.
Finalmente, se ampliarĆa para cubrir todo tipo de pagos federales. Y se pondrĆa el ejemplo a los gobiernos locales.
Reforma (29-VII-2018)
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.