El fin de semana pasado falleció, a los 91 años, un químico sui generis del siglo XX, cuya influencia en la biología reproductiva fue determinante. Djerassi no solo dirigió el grupo de Laboratorios Syntex en México que inventó la primera píldora anticonceptiva, sino que escribió libros memorables de science in fiction, en los que recupera gran parte de sus experiencias personales y las mezcla con temas poco explorados en la literatura: la envidia por una idea científica, la competencia desleal por un gran premio internacional, el fracaso de las relaciones amorosas entre investigadores de grandes institutos de empresas biotecnológicas, o bien las consecuencias éticas, sociales, políticas, económicas del descubrimiento de cierta molécula y de la fecundación in vitro.
Como me dijo él: “no se trata de la alocada y repetitiva ciencia ficción, tampoco de la más interesante ficción científica, ni siquiera de los estimulantes ejemplos de novela de anticipación, sino de explorar los sentimientos e intereses de gente que se gana la vida queriendo ser el primero, en un medio donde no existen las medallas de plata ni de bronce”.
A diferencia de la ciencia ficción convencional, donde anything goes, la ficción científica no extrapola los parámetros dictados por la ciencia de su época y no necesariamente es futurista. Puede ser Sprague Le Camp vs. Stanislaw Lem pero también Dan Brown vs. Michel Houllebecq. Por su parte, la novela de anticipación es forzosamente futurista, aunque no en el largo plazo. En la novela de anticipación el escenario se plantea en un futuro cercano, cuyo umbral no va más allá de 50 o 60 años y la cultura científico-tecnológica determina la vida de los personajes. Djerassi, como buen vienés, no se refugió en ninguno de estos subgéneros sino que se lanzó a una especie de psicoanálisis literario del mundo íntimo de la ciencia. Sociología de la ciencia puesta en escena.
Como empresario en busca de nuevos productos y, al mismo tiempo, como científico interesado en saber qué uso le da la sociedad a lo que has inventado, Djerassi se declaró un “bígamo irredento”. En los años de Syntex, me dijo, “nosotros financiábamos el Instituto de Química de la UNAM mientras buscábamos nuevas moléculas que ayudaran a resolver problemas que parecían no tener respuesta o cuyas alternativas eran cuasi salvajes”.
Ganó la carrera por la píldora en 1951 con todos los pronósticos en contra, más tarde consiguió la síntesis de la cortisona en luchas encarnizadas. Cuando lo visité en su casa de Russian Hill en San Francisco –él y el Premio Nobel de Química Roald Hoffman me habían invitado al estreno de su obra de teatro Oxígeno– se refirió a aquellos días de fines de los años 40s en los que varios equipos en diversas partes del mundo buscaban un fármaco anticonceptivo eficaz.
Había quienes sabían con certeza lo que deseaban pero no sabían cómo llegar a él, mientras que alguna empresa conocía la planta donde se encontraba escondida la molécula clave pero no sabían cómo extraerla. Djerassi se inspiró en cierta forma en esa situación para escribir la obra sobre el descubrimiento del octavo elemento de la tabla periódica.
Lo mismo sucedió con Errores inmaculados, El dilema de Cantor, La semilla de Menachem y El gambito de Bourbaki. Como autor de ficción y boy scout del alma humana, Djerassi siempre tuvo en la memoria la calle de Laguna de Mayrán, en la ciudad de México, donde se localizaron los primeros laboratorios de Hormona y Syntex, los recorridos en automóvil de las Lomas de Chapultepec a las modernas instalaciones de Syntex en la carretera a Toluca, así como sus viajes al sureste del país, aún virgen en los años 50s. Me confesó que, entremezclados con una necesidad de explicar las razones del suicida (su hija se quitó la vida), de comprender qué significa su mensaje y lo que podemos hacer quienes decidimos morir de otra manera, estos “recuerdos mexicanos” formaron parte de la argamasa que le permitió cohesionar ideas y escribir sobre la intervención humana en la biología reproductiva.
http://youtu.be/Ajz00UUG4Do
escritor y divulgador científico. Su libro más reciente es Nuevas ventanas al cosmos (loqueleo, 2020).