Chirbes entre adelfas

El novelista valenciano Rafael Chirbes falleciรณ el pasado 15 de agosto de un cรกncer fulminante. Su obra explora de manera brillante y feroz la vida privada de la Espaรฑa contemporรกnea.ย 
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Casi siempre he leรญdo a Chirbes entre adelfas, una planta muy comรบn en la costa levantina. Terminรฉ Crematorio en un coche parado en una carretera de playa junto a tomateras, mucho polvo, adelfas y una casa abandonada tras ser declarada ilegal por la ley de costas. Lo terminรฉ sudando y con ansias, y apenas tuve tiempo de saborear el final. Es un soliloquio entre adelfas en una autopista de la Valencia del pelotazo. Su prosa fluye oralmente, lo leo como escucho la radio o un podcast: con la frustraciรณn de no poder subrayar. Ese verano, en el Bar Sol de Caรฑada de Gallego, en la costa murciana, dos empresarios del tomate con Porsche Cayenne, camisa abierta y virgen en la pelambre hablan de comprarse un Lamborghini a medias. Pronto se percatan de que, si ambos lo conducen en el mismo pueblo, la gente se darรก cuenta de que lo comparten. Leรญ En la orilla entre adelfas, en septiembre, un dรญa de tormenta y humedad pegajosa. 

Leรญ Los viejos amigos entre adelfas, un dรญa en el que me quedรฉ solo en la playa y hacรญa viento y nadie se atrevรญa a baรฑarse. Me sorprendiรณ lo que luego descubrรญ es la seรฑa de identidad de Houellebecq: el sexo culpable, la anemia emocional, el equilibrio entre la vรญscera y la ternura, la soledad y esperanzas frustradas del sesentayochista (o del heredero de su espรญritu), la crรญtica a la izquierda de salรณn y a los que, en el caso de las obras de Chirbes, vivรญan mejor contra Franco. Leรญ La larga marcha entre adelfas, en un invierno hรบmedo junto al mar. Es, como dice Chirbes citando a Balzac, la vida privada de una naciรณn: es la historia tras los visillos, un ejemplo de la verdadera dignidad de una memoria sin politizar.

No leรญ Mimoun entre adelfas. Pero su Marruecos embarrado, oscuro, descorazonador como la Argelia de Camus, las miradas de desconfianza, el pudor, son tambiรฉn muy nuestras (y muy suyas), de donde crecen las adelfas. En Mimoun estรก ya lo que estarรก en todas sus obras: una homosexualidad reprimida y un resentimiento dirigido antes hacia sรญ mismo que hacia los demรกs. Su autoflagelaciรณn no es fruto de la tรญpica excepcionalidad histรณrica espaรฑola: se culpa mรกs como hombre, como ser humano, que como espaรฑol anclado en una trรกgica historia.

Su prosa fluye rรกpida hacia ninguna conclusiรณn. No era amigo del historicismo marxista, a pesar de que en sus novelas hay un poso del marxismo de juventud. Estudiรณ historia, fue militante comunista, la Transiciรณn le defraudรณ. Y a pesar de la imagen de comprometido que le creรณ la prensa –quizรก por la imposibilidad de catalogarlo y su negativa a convertirse en un opinador mรกs–, con las connotaciones que esto implica, escribiรณ un libro, Los viejos amigos, que es una bofetada a la nostalgia de la izquierda. Pero no es simplemente eso. Los personajes de Chirbes son sus contradicciones enfrentรกndose constantemente. En la orilla y Crematorio tampoco son esas novelas realistas de la crisis. Son una memoria moral que juzga la realidad pero estรก de paso hacia otros lugares: la muerte, la degradaciรณn fรญsica, la soledad, el olvido. En En la orilla esas obsesiones son mรกs explรญcitas y centradas en la vejez: el enema del padre anciano, postrado y senil, las limpias, las heridas, el jabรณn. Y las lagunas y marismas valencianas como depรณsito de todo esa pobredumbre.

En Los viejos amigos, el personaje de Mauricio muere de cรกncer de pulmรณn, lo mismo que ha acabado con Chirbes de forma repentina. En su lecho de muerte se queja de lo desordenado que ha sido todo: “¿Cรณmo te creรญas que iba a ser? No, no es como tรบ creรญas. Las cosas no acaban bien, nunca acaban bien, no acaban de una manera ordenada”. Pero su muerte ha sido un apagรณn irreversible, sin degradaciรณn fรญsica ni agonรญa. Tras morir, lo releรญ con miedo a que no me siguiera gustando. Un lector no tiene el poder de decidir quรฉ literatura se le queda marcada. Chirbes me marcรณ, lo echarรฉ de menos y lo volverรฉ a leer. Lo leerรฉ entre adelfas, que envenenan al hombre y crecen exuberantes entre invernaderos, esqueletos de edificios y autopistas en quiebra.

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).


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