รngel Ganivet
Ganivet y Unamuno sostuvieron, en 1898, una correspondencia importante, sabrosa y casi siempre inteligente. Las cartas se publicaron en 1912, bajo el tรญtulo de El porvenir de Espaรฑa. En ellas, Ganivet se queja y se esfuerza por entender quรฉ demonios ha sucedido con Espaรฑa y por quรฉ diantres la civilizaciรณn de lengua espaรฑola no puede llegar a Occidente. Apenas a la segunda carta, explica que, a รฉl, le gustan las ideas โredondasโ. Uno supone que hablarรก de una bien redonda esfera, como la del poema de Parmรฉnides: la forma perfecta del gran Ser; uno piensa en el Timeo o hasta en la redondez de los espรญritus de Plotino โal fin, Ganivet era maestro de griegoโ, o en alguna versiรณn hegelizante… Sin embargo, la redondez en que piensa Ganivet es quizรก la mรกs peculiar de la filosofรญa: ยซTambiรฉn le dirรฉ que el concepto de las ideas โredondasโ que me sirviรณ de criterio para escribir el Idearium me lo sugiriรณ mi primer oficio. Yo he sido molinero, y a fuerza de ver cรณmo las piedras andan y muelen sin salirse nunca de su centro, se me ocurriรณ pensar que la idea debe ser semejante a la muela del molino, que sin cambiar de sitio da harina, y con ella el pan que nos nutre, en vez de ser como son las ideas en Espaรฑa, ideas โpicudasโ, proyectiles ciegos que no se sabe a dรณnde van, y van siempre a hacer daรฑo.ยป
– Julio Hubard