Fotografรญa: Xolo Xinhua News Agency

El fracaso de la guerra contra el narco

La tragedia de Iguala debe leerse tambiรฉn en el contexto de las polรญticas actuales contra las drogas. Si la prohibiciรณn solo ha servido para aumentar la violencia, es urgente un cambio de rumbo.
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En medio de las intensas protestas por el secuestro y ejecuciรณn de los normalistas de Ayotzinapa, se ha perdido de vista el problema fundamental. El crimen contra los normalistas es simplemente un capรญtulo mรกs de una oleada de violencia que ha incluido las ejecuciones de San Fernando, Tamaulipas, de Villas de Salvรกrcar, Ciudad Juรกrez, y el incendio del Casino Royale de Monterrey, entre otros muchos episodios. Decenas de miles de mexicanos han sido asesinados o han desaparecido en lo que popularmente se ha llamado la “guerra contra el narco”.

El secuestro de los normalistas se produjo en el marco de un conflicto entre dos bandas de narcotraficantes: Guerreros Unidos y Los Rojos. Son desprendimientos de los Beltrรกn Leyva y deben su florecimiento a uno de los mayores รฉxitos del gobierno federal en la lucha contra el narcotrรกfico, el desmantelamiento de un cรกrtel que, si bien surgiรณ en Sinaloa, llegรณ a dominar el negocio de la droga en el estado de Guerrero.

El gobierno federal logrรณ matar a Arturo Beltrรกn Leyva y detener a sus hermanos Alfredo, Carlos y Hรฉctor, asรญ como a sus lugartenientes ร‰dgar Valdez Villarreal, “la Barbie”, y Sergio Villarreal Barragรกn, “el Grande”. Si hay un grupo del narco que el gobierno puede presumir de haber desmantelado por completo es el de los Beltrรกn Leyva. Pero la victoria ha sido pรญrrica una vez mรกs. El negocio de la droga no desapareciรณ de Guerrero como tampoco la violencia que lo acompaรฑa. El lugar de los Beltrรกn Leyva ha sido tomado por bandas mรกs pequeรฑas, encabezadas por lรญderes mรกs jรณvenes y crueles, como Los Rojos y Guerreros Unidos.

La prohibiciรณn de las drogas es un fenรณmeno relativamente reciente. Hoy parece extraรฑo, pero en la segunda mitad del siglo XIX el Reino Unido peleรณ dos guerras contra China (1839-1842 y 1856-1860) para obligarla a mantener un mercado abierto al opio. Esta y otras drogas se utilizaban abiertamente en el siglo XIX. Sir Arthur Conan Doyle no tenรญa ningรบn recato en mostrar a su detective Sherlock Holmes usando cocaรญna y morfina. La cocaรญna y la mariguana se anunciaban y se vendรญan en los dispensarios por sus propiedades medicinales.

La actitud hacia las drogas cambiรณ en el siglo XX. En 1912 se firmรณ la Convenciรณn Internacional del Opio, que se incorporรณ al Tratado de Versalles en 1919, y que pedรญa a los Estados hacer esfuerzos por restringir el uso y comercio de los narcรณticos, excepto para propรณsitos mรฉdicos o de investigaciรณn. En 1914 se emitiรณ en Estados Unidos el Harrison Act que regulaba la venta de opiรกceos y cocaรญna, pero aunque en un principio solo se obligaba a su registro posteriormente el estatuto se empleรณ para prohibirlos. Tambiรฉn en 1919 se prohibieron las bebidas alcohรณlicas, pero ante un incremento desmesurado de la violencia la medida fue derogada en 1933. No ocurriรณ lo mismo con las drogas, quizรก porque muy poca gente las usaba. En 1961 se aprobรณ en las Naciones Unidas la Convenciรณn รšnica sobre Estupefacientes, que generalizรณ la prohibiciรณn a nivel internacional. En 1971 el presidente de Estados Unidos lanzรณ su famosa “Guerra contra las drogas”.

El siglo de combate contra las drogas, sin embargo, ha sido un fracaso total. El consumo y el trรกfico son hoy significativamente mayores que cuando se iniciรณ la prohibiciรณn. Es verdad que en las รบltimas dรฉcadas el consumo se ha estabilizado en muchos paรญses, pero no hay ningรบn indicio de que la represiรณn haya funcionado. Lo รบnico que hemos visto es una explosiรณn de violencia que ha afectado principalmente a Mรฉxico, Colombia y Centroamรฉrica.

Ha sido tal el fracaso de la guerra contra las drogas que ha empezado a surgir un movimiento que busca un cambio de filosofรญa. La idea es considerar el consumo como un problema de salud que debe resolverse con polรญticas pรบblicas para reducir la demanda en lugar de castigos penales a la producciรณn, el comercio o el consumo de drogas.

La Comisiรณn Global de Polรญticas de Drogas, un grupo de expertos y estadistas que incluye al ex secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y a los expresidentes Ernesto Zedillo de Mรฉxico, Fernando Henrique Cardoso de Brasil y Cรฉsar Gaviria de Colombia, propuso en septiembre de 2014, en un documento titulado “Asumiendo el control: caminos hacia polรญticas de drogas eficaces” (www.gcdpsummary2014.com), dar prioridad en las polรญticas pรบblicas a la salud y la seguridad de las comunidades dejando de lado “las fallidas leyes punitivas”. El texto afirma que “es preciso poner fin a la penalizaciรณn del uso y posesiรณn de las drogas, y dejar de imponer ‘tratamientos obligatorios’ a las personas cuyo รบnico delito es el consumo de drogas o la posesiรณn”.

La comisiรณn seรฑala que hay que “enfocarse en la reducciรณn del poder de las organizaciones criminales” asรญ como en “la violencia e inseguridad que resultan de la competencia [de los grupos criminales] entre sรญ y con el Estado”. La comisiรณn tambiรฉn pide “asegurar el acceso equitativo a los medicamentos esenciales, en particular a los medicamentos contra el dolor derivados del opio”. Propone “optar por alternativas al encarcelamiento para los infractores no violentos” y para quienes se encuentren en “los eslabones mรกs bajos” de la cadena de producciรณn y venta, como los campesinos. La comisiรณn tambiรฉn demanda “permitir e incentivar distintos experimentos de regulaciรณn legal del mercado con drogas actualmente ilรญcitas empezando, entre otras, por el cannabis, la hoja de coca y ciertas sustancias psicoactivas nuevas”.

Los miembros de la comisiรณn seรฑalan que la sesiรณn especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas (ungass), que se llevarรก a cabo en 2016, es la oportunidad para reformar el marco legal internacional sobre las drogas.

Es difรญcil saber si las sugerencias de la comisiรณn son suficientes para revertir la tendencia. Me parecen positivas pero tรญmidas. De lo que no hay duda es de que la guerra contra las drogas ha sido un fracaso monumental. Uno pensarรญa que un siglo es mรกs que suficiente para comprobar que una polรญtica no funciona.

Es curioso ver que varios gobernantes que usaron la violencia para atacar el problema del consumo de las drogas hoy han cambiado de opiniรณn, una vez que han dejado sus cargos. Es el caso de Zedillo, Cardoso y Gaviria, que utilizaron la fuerza pรบblica para reprimir el uso de las drogas durante sus mandatos. Hoy los tres buscan otras opciones porque saben que la violencia no tendrรก รฉxito en la lucha contra la drogadicciรณn. Lo mismo ha ocurrido con Vicente Fox, quien hoy promueve abiertamente la legalizaciรณn de la mariguana.

Felipe Calderรณn, quien en varias ocasiones se declarรณ enemigo de la legalizaciรณn de las drogas, modificรณ su posiciรณn al final de su gobierno, aunque seรฑalรณ que Mรฉxico no podรญa hacer el cambio solo debido a que Estados Unidos era el mercado relevante. El 26 de agosto de 2011, un dรญa despuรฉs del incendio del Casino Royale en Monterrey, declarรณ: si los estadounidenses “estรกn decididos y resignados a consumir drogas, [que] busquen entonces alternativas de mercado que cancelen las estratosfรฉricas ganancias de los criminales”. Un mes despuรฉs, en la Asamblea General de la onu en Nueva York, su mensaje fue: “Hoy propongo, formalmente, que esta, nuestra Organizaciรณn de las Naciones Unidas, se comprometa en el tema y que haga una valoraciรณn profunda de los alcances y los lรญmites del actual enfoque prohibicionista en materia de drogas.”

Enrique Peรฑa Nieto no ha hecho todavรญa ese cambio de posiciรณn. Quizรก lo haga despuรฉs de dejar la presidencia, pero serรก demasiado tarde. En el mundo, sin embargo, hay una corriente cada vez mayor para abandonar la estrategia de la represiรณn, que tan malos resultados ha tenido, y tratar de reducir la demanda con polรญticas pรบblicas. La propuesta de la Comisiรณn Global de Polรญticas de Drogas parece un buen primer paso. El problema es que el documento apenas se presentarรญa en la ungass de 2016, cuando los hechos de Iguala confirman que el cambio de rumbo es urgente y de obvia resoluciรณn. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1953) es periodista de prensa, radio y televisiรณn.


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