El periodismo como acto de fe

El periodismo espectรกculo niega a los lectores la posibilidad de evaluar la calidad de las voces que consulta.
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La Jornada tiene un informante en el lugar de la tragedia, anรณnimo por supuesto, que dice haber visto y escuchado. Segรบn su relato, pudo llegar hasta una zona donde habรญa “20 o 30 cadรกveres desmembrados”; ahรญ fue testigo del hallazgo de una maleta con un artefacto color negro en su interior, con por lo menos ocho cilindros de 5 centรญmetros de diรกmetro cada uno y que “pudieron” contener algรบn tipo de explosivo. “¿Una bomba sin detonar y otra que detonรณ?”, pregunta el reportero para redondear la idea. “Efectivamente”.

El informante de credenciales ignoradas llega a una conclusiรณn: lo sucedido en el edificio B2 del complejo administrativo de Petrรณleos Mexicanos “fue una explosiรณn provocada”. La especulaciรณn es elevada a la categorรญa de nota de ocho columnas por los editores del diario. Pero en la maleta solo hay cosmรฉticos y ropa.

Lejos de transparentar criterios editoriales y sin una polรญtica clara de rendiciรณn de cuentas frente los lectores por la difusiรณn de informaciรณn de veracidad cuestionable y obtenida de fuentes no acreditadas, el diario decide huir a su responsabilidad y publicar en su contraportada una frase reveladora: “A veces, sรณlo a veces, es mejor fingir demencia”.

El medio busca afanosamente a un “experto” que rescate la nota sepultada por los cosmรฉticos. Un consultor en temas de energรญa les dice que la versiรณn oficial sobre la tragedia en el edificio de Pemex es la menos creรญble.

La palabra creer vuelve a aparecer unos dรญas mรกs tarde como centro del trabajo informativo, pero en el semanario Proceso. “No les creemos”, dice en plural su portada sobre la versiรณn oficial de la explosiรณn. En pรกginas interiores la declaraciรณn de incredulidad es presentada como un “sentir generalizado en un segmento importante de la sociedad mexicana” y de “la comunidad cientรญfica”.

La comunidad cientรญfica a la que se refiere Proceso no incluye, sin embargo, a los especialistas de la UNAM que tuvieron acceso a la informaciรณn y avalaron el trabajo de peritaje realizado por las autoridades. Por el contrario, la revista destina un tercio de su reportaje principal a una voz anรณnima que, se dice, es “un experto en fรญsica con reconocimiento internacional”.

En La invenciรณn en el periodismo informativo, Josรฉ Manuel Burgueรฑo estima que en ocasiones “las fuentes no son sino la coartada perfecta que da patente de corso al periodista para expresar lo que quiera: puede seleccionarlas en funciรณn de su interรฉs, dando carta blanca a la subjetividad enmascarada de objetividad”.

El rumor ha fabricado reportajes completos en Mรฉxico. Ahรญ se incubรณ la historia y el happening mediรกtico de enero de 2012 por una supuesta ola de suicidios en la Sierra Tarahumara, de padres de familia que salรญan de sus casas a buscar alimento para sus hijos y por la desesperaciรณn de no encontrarlo se tiraban al vacรญo.

Fueron fuentes anรณnimas del gabinete de seguridad nacional las que escribieron el episodio en el que los secuestradores de Diego Fernรกndez de Cevallos le clavaban unas tijeras para extraerle de bajo la piel un chip antisecuestro del tamaรฑo de un grano de arroz; esos mismos informantes dieron nota dรญas despuรฉs al anunciar que el grano de arroz habรญa sido ubicado en una confluencia de carreteras por un aviรณn de la Secretarรญa de la Defensa Nacional, equipado con radares con un alcance de mรกs de 400 kilรณmetros.

El periodismo espectรกculo tiene esa caracterรญstica, niega a los lectores la posibilidad de evaluar la calidad de las voces que consulta. Al recurrir a fuentes inconfesables no se protege la identidad de personas que se arriesgan, sino que —como advierte Burgueรฑo— “se abusa de ellas para disfrazar lo que ha sido imposible corroborar. Sirven para hacer realidad nuestras intuiciones y, junto con su compaรฑero de cama, el rumor, son consecuencia de la cobardรญa, avaricia, delaciรณn, maldad egolatrรญa, vulgaridad y falsedad del periodismo”.

Sin fuentes confidenciales el periodismo es imposible, pero aquรญ hablo de periodistas incapaces de descubrir o generar historias que respondan al interรฉs de sus lectoresy audiencias. Las piezas periodรญsticas se redactan cada vez con mayor frecuencia en condicional (habrรญa sido… podrรญa haber sido…) y las fuentes dictan desde el anonimato lo que es creรญble o no. El periodismo degradado a un mero acto de fe.

 

 

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Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).


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