Estela, tĂș eres abuela

El 7 de agosto los medios de pråcticamente todo el mundo reprodujeron la primera fotografía que se tomaron juntos Estela de Carlotto y Guido, el nieto al que buscó de manera incansable durante 36 años.
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1.

Alguien dijo alguna vez, al referirse a la dictadura argentina: “Pocos temas convocan como Ă©ste a la primera persona”. Por eso quizĂĄs no puedo escribir estas lĂ­neas sino desde mi propia emociĂłn, desde mi memoria, desde la presencia de mis ausentes.

El siete de agosto los medios de prĂĄcticamente todo el mundo reprodujeron la primera fotografĂ­a que se tomaron juntos la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y Guido, el nieto al que buscĂł de manera incansable durante treinta y seis años. 

Hoy tengo una copia de esa foto aquĂ­ conmigo, junto a la mesa en la que escribo, para recordar ¿quĂ©? No lo sĂ© bien, que a veces la vida puede ser justa, tal vez; que no hay que bajar los brazos, que las heridas de pronto pueden empezar a cicatrizar.

La sonrisa de ambos en esa imagen lo dice todo. Dos dĂ­as antes se habĂ­a dado a conocer la noticia. “Me sorprendiĂł la reacciĂłn de la gente –comentĂł Estela-. No esperaba tantas muestras de cariño.” Estela y Guido se han convertido en un sĂ­mbolo a lo largo de estos años. En un sĂ­mbolo de la lucha contra el horror. ¿CĂłmo no iba a conmoverse la sociedad argentina con este encuentro?

2.

Laura Carlotto, la hija mayor de Estela, fue secuestrada en la ciudad de La Plata por las fuerzas de seguridad del gobierno militar. Embarazada de tres meses, la joven militante de la organizaciĂłn Montoneros, fue encerrada en un centro clandestino de detenciĂłn. Golpeada y torturada, dio a luz estando encadenada, segĂșn cuenta una de sus compañeras. Guido naciĂł en junio de 1977. PermaneciĂł con su madre cinco horas solamente. DespuĂ©s lo entregaron “en adopciĂłn” a gente cercana a los militares. Su caso no fue el Ășnico. El gobierno de los 30 mil desaparecidos tiene ademĂĄs en su haber la “apropiaciĂłn” de mĂĄs de 500 niños nacidos en cautiverio. 500 niños a los que les fueron arrebatadas su historia, su memoria, su familia, sus raĂ­ces.

A partir de ese momento, comenzĂł la bĂșsqueda de Estela y de otras tantas mujeres. NaciĂł entonces la asociaciĂłn Abuelas de Plaza de mayo. Al dĂ­a de hoy, han recuperado la identidad 114 nietos. Esa cifra encierra años de trabajo amoroso e infatigable, dentro y fuera del paĂ­s. Años de encuentros con especialistas en derechos humanos, con abogados, con mĂ©dicos; años de buscar que se haga justicia; años de presenciar los hallazgos de las tumbas NN donde fueron enterrados muchos de los desaparecidos; años de identificar niños, jĂłvenes y ahora adultos. Años de impedir que el olvido se imponga.

3.

Hay otros personajes fundamentales en esta historia. Uno de ellos es Cruz Melchor Eya Nchama, de Guinea Ecuatorial, y reconocido luchador por los derechos humanos. El gobierno argentino habĂ­a prohibido que las Abuelas hablaran en la ONU, sin embargo Ă©l prestĂł su organizaciĂłn, en 1982, para que por primera vez el reclamo por los nietos robados pudiera ser escuchado en ese organismo. Este hecho fortaleciĂł en el exterior la presencia del tema de las desapariciones y apropiaciones, tanto como la polĂ­tica de denuncia de las agrupaciones de derechos humanos.

Las Abuelas han promovido ademĂĄs, desde sus orĂ­genes, acciones internacionales para proteger a la niñez. AsĂ­, la ConvenciĂłn Internacional sobre los Derechos del Niño de 1989, incorporĂł tres artĂ­culos directamente propuestos por ellas con el fin de garantizar el Derecho a la Identidad. Tal derecho ha sido incluido tambiĂ©n en la ConstituciĂłn Nacional Argentina a partir de la reforma de 1994.

Otro de los personajes clave en esta lucha fue el antropĂłlogo texano Clyde Snow. Snow, contactado por la AsociaciĂłn Americana para el Avance de la Ciencia, a partir de la solicitud de las Abuelas,  sabĂ­a que el estudio de los huesos permite reconstruir parte de la historia de las vĂ­ctimas. Ya en Argentina invitĂł a un grupo de estudiantes de antropologĂ­a y medicina a aceptar el desafĂ­o de asumir un trabajo “sucio, deprimente y peligroso”, como Ă©l mismo lo definiĂł; creĂł entonces el Equipo Argentino de AntropologĂ­a Forense. Desde su creaciĂłn el EAAF ha trabajado no solo en Argentina, sino en mĂĄs de treinta paĂ­ses en que la violencia ha dejado su terrible huella de muerte y desapariciones.

“Hice exhumar el cuerpo y el Equipo de AntropologĂ­a Forense lo examinĂł a fondo para determinar con exactitud todo lo que los militares habĂ­an negado”, contĂł Estela en una entrevista de 1999. “El deterioro de su dentadura probaba su largo secuestro; por la pelvis supimos que habĂ­a tenido un bebĂ© y por las balas que tenĂ­a alojadas en el crĂĄneo, que habĂ­a sido ejecutada con una Itaka disparada a 30 centĂ­metros, por la espalda”, relatĂł. “AsĂ­ reunĂ­ elementos de prueba para la Justicia y para demostrar en el exterior, donde tenĂ­amos causas abiertas, quĂ© era lo que habĂ­a pasado. Esta vez sĂ­ quise verla. Vi sus huesitos, su pelo, la vi a ella, la vi. Y cerrĂ© el duelo y nunca mĂĄs necesitĂ© ir al cementerio”.  Fue en 1985 cuando Snow pudo decirle de manera fehaciente: “Estela, tĂș eres abuela”.

Como parte de este proyecto y para asegurar en lo sucesivo la validez de los anĂĄlisis de sangre, las Abuelas de Plaza de Mayo impulsaron la creaciĂłn del Banco Nacional de Datos GenĂ©ticos (Ley Nacional Nº 23.511), donde figuran los mapas genĂ©ticos de todas las familias que tienen niños desaparecidos. De esta manera se puede tener la certeza de que aun cuando muchas de estas mujeres comprometidas y amorosas ya no estĂ©n, los caminos para conocer la propia identidad seguirĂĄn abiertos para todos.

Ya lo dijeron Estela y Guido (o Ignacio como lo llamĂł la familia con la que se criĂł), este encuentro seguramente ayudarĂĄ a que otros jĂłvenes se atrevan a preguntarse quiĂ©nes son. Porque la lucha sigue. Porque aĂșn hay casi 400 hombres y mujeres cuya identidad les ha sido arrebatada.

Yo escribo con la foto de ese abrazo tan anhelado entre el nieto y la abuela, aquĂ­, junto a mĂ­, y pienso que quizĂĄs es cierto, que quizĂĄs el mundo hoy es un poco mĂĄs justo.

 

 

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escritora y docente universitaria, reside en MĂ©xico desde 1976. Su Ășltimo texto es Herida Fecunda (PĂĄginas de Espuma, 2024) con el cual obtuvo el XV Premio MĂĄlaga de Ensayo.


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