René Castelán Foglia

La máquina especulativa

El relato de la inauguración del nuevo Museo Jumex.
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En el trayecto diario de mi casa al Metrobus me topo con dos enormes posters que anuncian su inauguración. En el puesto de periódicos la revista Quién celebra: “Eugenio Rockstar,” la fotografía muestra al coleccionista sentado en una silla roja, a medio perfil, forzando cierta pose juvenil. ‘“Me las arreglé desde chico para salirme con la mía” reza la publicación que como la revista ANIMAL alaba en portada a la cabeza del ambicioso Museo Jumex, inaugurado el pasado sábado 16 de noviembre.

Durante este largo fin de semana ‘el mundo del arte’ aterrizó en la ciudad de México para ser parte del insólito evento: un nuevo museo ha nacido, ¡aleluya! Grupos especiales compuestos por coleccionistas, curadores, directores de museos y aficionados al arte provenientes de infinidad de museos y galerías alrededor del mundo, se pasearon en camionetas blancas de turismo antes de la inauguración oficial y la consiguiente fiesta. La guía de visitas recomendadas incluía La Casa Barragán, la galería LABOR, kurimanzutto, el Museo El Eco, el Museo Anahuacalli y demás historical landmarks, (Oh, so much history!)

Por azares del destino me encuentro guiando a la directora de un museo inglés entre Ecatepec y el Desierto de los Leones, pasando por Tlatelolco, San Ángel Inn, Ciudad Universitaria y la colonia Ampliación Daniel Garza. Todo parece interesante, nuevo e importantísimo. Hablo mucho sobre cosas de las que no he hablado desde que era estudiante universitaria y con frecuencia las ideas se tropiezan al salir como las preguntas se atropellan al llegar a mí ‘¿En qué año se hizo esto? ¿por qué? ¿por qué viene aquí la gente? ¿Cómo se relaciona esto con lo que acabamos de ver allá?’. Durante la comida se nos une una jovencísima Amy, representante del museo británico en Nueva York, que abre sus enormes ojos azules y me saluda exclamando ‘What a fantastic place!! This is such and incredible museum!!’. Su entusiasmo me toma por sorpresa y trato de correspoderle. ‘Indeed’, le contesto.   

Durante el próximo par de horas me siento en medio de un ping pong de nombres y cifras. Bebo lentamente mi agua mineral a través de un popote blanco mientras se discuten fiestas de procuración de fondos para museos y metas de recaudación con tantos ceros que no estoy segura de entender los montos. En una pausa Amy felicita a la directora por haber logrado una cobertura de dos páginas en Vanity Fair en su última inauguración. “No one ever gets that,” apunta con una sonrisa de complicidad y agrega “además, estaba a un lado del anuncio a página completa del Museo Jumex, ¡la gente que está aquí debe sentirse como en el ojo del huracán!”

A las 6 de la tarde nos encontramos en la casa de Pedro Friedeberg. Me siento una turista al recorrer los miles de objetos que tapizan cada rincón de su casa mientras Hans Ulrich Obrist lo cuestiona imparable con tres grabadoras de voz en la mano izquierda y una cámara fotográfica en la derecha. De pronto, sin mirarme, me toma una foto, y luego una más a la habitación detrás de mí, a las personas junto a mí y a Pedro. Su mirada está en otro sitio, tal vez en la fila de dibujos de Mathias Goeritz, o en las pinturas de Leonora Carrington que se ahogan entre otros cientos de cuadros que inundan las paredes.

“¿Cómo hace para clasificar todas sus colecciones?” le pregunta Hans Ulrich al artista. La mueca de Friedeberg parece decir ‘¿llamas a esto clasificar?’ y responde, “lo que pasa es que cuando coleccionas algo la gente te empieza a dar toda su basura –toma de un armario una pequeña lata en forma de corazón que mira con desprecio- a mi no me gusta esto, ¿a ti te gusta esto? –le pregunta a la directora del museo- toma, quédatelo.” Al final de la entrevista brindamos con un suave tequila que lleva el nombre del artista y nos despedimos, ‘Oh, what a pleasure, and what a house, it should become a museum one day!’

Una hora y media después no se ha terminado la jornada y una coleccionista se encuentra de pie entre el grupo de invitados explicándoles la escena contemporánea mexicana. “¿Pero por qué son tan fuertes las fracciones de artistas en México?” me pregunta más tarde un coleccionista belga. That’s a great question. “Y, ¿en con cuál de las fracciones se identifica más Jumex?” That’s a better question… 

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