La realidad y la rabieta

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El tonante arrebato de furia del Sr. Gerald Martin, autor de Gabriel Garcรญa Mรกrquez: Una vida, no es tanto contra un artรญculo titulado โ€œGabriel Garcรญa Mรกrquez, a la sombra del patriarcaโ€ que publicรณ Enrique Krauze en Letras Libres, como contra Enrique Krauze.

Mรกs allรก de las conjeturables virtudes y vicios de su libro, que temo desconocer, observo algunos ingredientes en la ira del Sr. Martin que me resultan intrigantes.

Enumero algunos: que la extensiรณn de una crรญtica es expresiva de la pertinencia de la crรญtica.

O bien, que entre la apariciรณn de un libro y la publicaciรณn de una crรญtica debe transcurrir algรบn tiempo mรญnimo. En caso de que la crรญtica venga de un crรญtico “conservador” (sic) y el libro sea progresista (o el antรณnimo que prefiera el Sr. Martin), este tiempo debe ser aรบn mรกs prolongado.

O bien, al leer una crรญtica, el autor criticado debe ponderar la nacionalidad, la profesiรณn, la genealogรญa intelectual y la inclinaciรณn polรญtica del crรญtico, pues sรณlo asรญ el autor criticado pondera el โ€œverdaderoโ€ sentido de la crรญtica y puede ya otorgarle, o no, pertinencia.

Que la crรญtica de Krauze haya sido la mรกs extensa de las que han aparecido (casi todas positivas, seรฑala el Sr. Martin) le incomoda, y que su libro โ€œa ninguno le haya importado tanto como a Enrique Krauzeโ€ lo saca de sus casillas. Parecerรญa que al Sr. Martin lo que le gusta son las crรญticas breves y positivas pero, sobre todo, parece importarle que a sus autores no les โ€œimporte tantoโ€ el libro. ยฟSerรก una broma?

La cantidad de โ€œprecioso tiempoโ€ que un lector dedica a un libro es, creo, un asunto que sรณlo ataรฑe al lector. Pero a lo que se colige, el Sr. Martin primero se irritรณ porque la crรญtica apareciรณ demasiado pronto y despuรฉs se enojรณ porque el crรญtico le dedicรณ โ€œsemanasโ€ a su libro. ยฟSerรก otra broma?

Que un lector, o crรญtico, o historiador, o pensador, o estudioso conserve sus puntos de vista a travรฉs de los aรฑos le resulta โ€œdesconcertanteโ€ al Sr. Martin. Curioso. A este seรฑor, apasionado de la mediciรณn del tiempo, le encanta repetir en estos dรญas que promociona su libro que su factura le tomรณ diecisiete aรฑos. Ignoro si esa cifra sea un aliciente para leerlo, pero en todo caso habrรก que suponer que lo que pensaba en el aรฑo tres de la redacciรณn serรก criticado en el aรฑo siete, y que lo que sostiene el capรญtulo cuatro serรก negado en el ocho.

Aunque como el Sr. Martin tambiรฉn parece afecto a lanzar etiquetas, y la que le ha tocado a Krauze dice โ€œconservador mexicanoโ€, quizรกs habrรก que suponer que los โ€œconservadoresโ€ deben cambiar de opiniรณn semestralmente, mietras que los progresistas (o el antรณnimo que el Sr. Martin elija) pueden conservar sus mismas opiniones durante โ€“digamosโ€” cincuenta aรฑos (sobre todo si son dictadores latinoamericanos).

Si esas son las categorรญas y etiquetas ideolรณgicas que el rigor analรญtico del Sr. Martin puso en prรกctica durante los diecisiete aรฑos que le tomรณ redactar un libro que tiene como trasfondo a la Amรฉrica Latina, siempre queda la esperanza de que estรฉ muy bien escrito.

Fidel Castro โ€“dice el Sr. Martin- es una de las โ€œgrandes obsesionesโ€ de Krauze. Al parecer, cualquier persona cuya susceptibilidad incluya renuencia a que una persona se convierta en propietaria de un paรญs durante cincuenta aรฑos, presenta calidad de obsesionado. La obsesiรณn con un dictador, al parecer, sรณlo puede durar un par de aรฑos y sรณlo adquiere mรฉrito si se encuaderna y vende muchos ejemplares. Por lo pronto, el Sr. Martin diagnostica que mostrar โ€œhostilidad muy particularโ€ a un dictador como Fidel Castro es monopolio de โ€œla derecha intelectual mexicana, dentro del contexto latinoamericano en generalโ€ (sic). ยฟEs otra broma?

El previsible recurso al adjetivo โ€œlacayoโ€ (tan clasista y tan escasamente bolivariano) no tarda en supurar. Es un adjetivo que no estรก en Krauze, pero a travรฉs del tiempo lo adivina el Sr. Martin. โ€œยฟDe quiรฉn es lacayo Krauze?โ€ se pregunta. Al no encontrar respuesta, traslada la tarea de hallarla a toda una patria: โ€œlos mexicanos lo sabenโ€. Se deberรก entender que, al redactar, el Sr. Martin no tuvo un mexicano a la mano.

Al terminar su primera respuesta, titulada โ€œLa comedia intelectual de Enrique Krauzeโ€, escribe el Sr. Martin:

“Krauze es, realmente, es (sic) un propagandista cuyo objetivo es evitar que el paรญs progrese y que sus multitudes sean beneficiarios de sus propios esfuerzos.”

Eso es “realmente” Krauze en la nociรณn de “realidad” que ostenta el Sr. Martin. Un juicio curioso. Pinta realmente al Sr. Martin, pues viene de su pluma (que debe ser tan real como รฉl): un intelectual latinoamericano que ose crรญticar las dictaduras populistas en Amรฉrica Latina, finge ser un crรญtico, pero en realidad es un propagandista cuyo objetivo es “impedir que su paรญs progrese”.

Este dogma de fe del sentimentalismo es cรณmico. Quizรกs aprovechando sus poderes oraculares podrรญa el Sr. Martin preguntarle a la realidad (con la que tan buena relaciรณn parece tener) por quรฉ serรญa asรญ. Mรกs allรก de que la respuesta pueda ser que โ€œlos mexicanos lo sabenโ€, ยฟquรฉ ganarรญa Krauze con que su paรญs no progrese?

Serรญa interesante que este vocal de la realidad contestase, si bien temo que a estas alturas la realidad ya le habrรก dicho (โ€œpreemptivamenteโ€) que sรณlo finjo no saber. Pero como se infiere del pรกrrafo citado, la realidad es tan generosa con รฉl que para revelar sus mรกs recรณnditos secretos al Sr. Martin le basta con hablar a su nombre.

Y luego acusa a Krauze de haberse pasado โ€œmรกs de treinta aรฑos cรณmodamente atrincherado (sic) en revistas conservadoras (sic) rodeado de amigos e incondicionales.โ€ (Eso de que han sido aรฑos โ€œcรณmodosโ€ se lo habrรก dicho la realidad.) Es claro que ignora el papel que las simpatรญas y los magisterios juegan en los procesos generacionales modernos, asรญ como la importancia que las revistas que esas generaciones fundan tienen en la historia de las ideas.

En fin. Como dice el Sr. Martin, destilando hiel ante el nombre de la revista Letras Libres, โ€œsinceramente es para reรญrseโ€. Una sinceridad que es imposible poner en tela de juicio.

(NOTA: Este comentario, escrito en la tarde del 29 de octubre de 2009, suma 5,197 caracteres y fue escrito en 23 minutos y 12 segundos, tiempo durante el cual quien lo firma no cambiรณ de opiniรณn.)

Guillermo Sheridan

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Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


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