El otro dรญa cenรฉ en una agrupaciรณn socialista de Madrid una tortilla de patatas tan esponjosa que casi salรญ con ganas de votar al PSOE. Con cebolla. Viva Pedro Sรกnchez. Con perejil. Viva Tomรกs Gรณm… De รฉl no se hablรณ (aunque sรญ de la sangrรญa de militantes que ha provocado durante su mandato). Se hablรณ, y mucho, de Podemos, y las caras eran largas: cรณmo explicar que el progresismo sensato es el del PSOE. Algunos hablaban con moderado respeto de Ciudadanos, un partido socialdemรณcrata con electorado de derechas: segรบn una encuesta de la cadena SER (que parece sobreestimar el voto a Ciudadanos al otorgarle un 13,4% de estimaciรณnde voto, 10 puntos mรกs que el CIS), un 45,7% de sus votantes potenciales votรณ en 2011 al PP, frente a un 3,8% que votรณ al PSOE. Luis Garicano, Manuel Conthe y Albert Rivera presentaban a la misma hora el plan econรณmico del partido, que hablaba de Estado del bienestar pero de reformas, de gasto pรบblico pero de reformas, de stronger economy, fairer society al estilo de los Liberal-Demรณcratas britรกnicos, del True Progressivism de The Economist. Liberalismo sin miedo al Estado fuerte y los impuestos. A mรกs de uno de los presentes la mรบsica le gustรณ, pero la quiere en el PSOE, en un partido de gobierno: estabilidad presupuestaria, polรญticas econรณmicas contracรญclicas (gastar mรกs en recesiones, ahorrar en bonanza), Keynes por aquรญ, pero tambiรฉn neoclรกsicos por allรก.
No todos estaban de acuerdo. “Si al PP le gustรณ tanto la reforma de la Constituciรณn por algo serรญa”, comenta una militante de mayor edad que piensa que sรญ que ha habido un viraje hacia la derecha. La suya es la idea del partido de masas, del socialismo responsable e institucional que era sinรณnimo de paรญs, de los aรฑos del consenso socialdemรณcrata. Otros son menos nostรกlgicos. No todo se soluciona con voluntad polรญtica, si bien coinciden en que a la economรญa liberal le falta mรกs polรญtica: cรณmo explicar a un votante socialista de toda la vida que la reforma del artรญculo 135 de la Constituciรณn que establece la estabilidad presupuestaria no es una cesiรณn ante los mercados sino una forma de sufragar el Estado del Bienestar. De poder hacer lo que tiene que hacer un gobierno progresista. “Pero la reforma establece que se priorizarรก el pago de la deuda por encima de todo gasto social”, comenta uno. “La deuda nunca se paga, se pagan sus intereses”, responde otro. Mejor que estos sean bajos para poder mantener el gasto pรบblico.
Es difรญcil convencer de esto a quienes les beneficia no comprenderlo: en la lucha por la hegemonรญa, los que extienden el mensaje “PSOE-neoliberalismo-derechas” parten con ventaja frente a quienes intentan explicar la lรณgica que hay detrรกs de la estabilidad presupuestaria. Aunque el concepto “economรญa de mercado” estรก incluido en la Constituciรณn, un partido que se considera socialista, frente a este simplismo populista, no se atreve a introducirlo en su retรณrica: puede hablar de responsabilidad –e incluso intentar exteriorizarla con un pacto tan inรบtil y peligroso como el que ha firmado el PSOE con el PP para rescatar la cadena perpetua–, pero no tanto de eficiencia. La competencia sigue siendo algo de los “mercados”. Ante conceptos como “mercados”o “casta”no valen mรกs que contrapesos como “responsabilidad”o “sensatez”. Y el dรฉficit estructural y su importancia en la estabilidad presupuestaria no se explican con ellos. Ante promesas como la “felicidad” (“hemos venido a recuperar la felicidad”, comentรณ Juan Carlos Monedero, numero 3 de Podemos, hace unos meses) solo cabe argumentar que “mi felicidad es mejor que la tuya”.
“Estรก en la psique humana ir a mejor”, comenta un militante al hablar de Podemos y la adhesiรณn de tanta gente a su “asalto al cielo”. En la librerรญa de esta agrupaciรณn con aire parroquial, entre libros desgastados y varios ejemplares de la colecciรณn de pensadores socialistas que el diario Pรบblico editรณ hace aรฑos, hay un ejemplar de Madame Bovary. A Emma Bovary la bรบsqueda de la felicidad absoluta la llevรณ al desastre. Su insatisfacciรณn amorosa, su impotencia ante la imposibilidad de ascender en la escala social funcionan perfectamente como una metรกfora de la vida y la polรญtica: David Runciman, autor del esencial Polรญtica (Turner, 2014), compara la polรญtica con el matrimonio: es un equilibrio entre una elecciรณn (quiero casarme con esa persona) y las limitaciones inherentes a esta (esa otra persona quizรก no quiera casarse conmigo). Es consenso (esa palabra tan denostada por Podemos) y transacciรณn, no coacciรณn ni fe incondicional.
En esta agrupaciรณn ninguno parece tener la receta para vencer a Podemos sin vender un cielo, una arcadia feliz que estรกn seguros de ser incapaces de ofrecer despuรฉs de tanto desprestigio (hay encuestas que los sitรบan en el 18%). Frente a la recuperaciรณn de la “felicidad que como pueblo y como personas nos merecemos” de Monedero, Pedro Sรกnchez promete una “sociedad decente”. Es un mundo con muy poco gancho, pero en รฉl, casi con toda seguridad, las tortillas estรกn deliciosas.
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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).