Las penumbras del estatismo

ย Bolivia es uno de los paรญses con mayores recursos hรญdricos del mundo y podrรญa generar electricidad para una economรญa diez o veinte veces mayor a la suya, sin embargo ya empieza a sufrir recortes y desabasto.ย 
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Esta semana Bolivia cumpliรณ el รบltimo requisito que le faltaba para ser miembro pleno del ALBA: comenzรณ a sufrir racionamiento elรฉctrico y apagones. Con una peculiaridad, sin embargo. En nuestro caso el problema nada tiene que ver con la estaciรณn seca; Bolivia es uno de los paรญses con mayores recursos hรญdricos del mundo y podrรญa generar electricidad para una economรญa diez o veinte veces mayor a la suya.

¿Por quรฉ entonces millones pasan horas en penumbras, los restaurantes y cines tienen que cerrar, los alimentos congelados se ponen en riesgo, las grandes industrias deben recurrir a motores propios, aumentando sus gastos, y las pequeรฑas no tienen mรกs alternativa que parar? Por la suma de dos razones que en el paรญs suelen ser una sola: estatismo e irresponsabilidad.

Veamos cรณmo se articulan las dos: En 2006, Evo Morales subiรณ al poder con el propรณsito de nacionalizar el sector elรฉctrico (estatismo). En ese momento, claro, se suspendieron las inversiones privadas, que la situaciรณn polรญtica previa ya habรญa raleado considerablemente. Pese a ello, la nacionalizaciรณn tardรณ cuatro aรฑos (irresponsabilidad). Cuando finalmente sucediรณ, los nuevos gerentes de la principal planta generadora, Guaracachi, continuaron la ya iniciada compra de una maquinaria carรญsima que, dos dรญas despuรฉs de ser inaugurada, se averiรณ y no funcionรณ mรกs. Hasta ahora no se sabe bien quรฉ pasรณ con ella y nadie ha sido responsabilizado (estatismo e irresponsabilidad).

La falta de incremento en la capacidad de la industria terminรณ como lรณgicamente debรญa: ahora es insuficiente para atender la demanda nacional de electricidad, que ha aumentado como consecuencia de la prosperidad econรณmica.

Incluso antes de la nacionalizaciรณn el gobierno ya sabรญa lo que ocurrirรญa. Anunciรณ entonces gigantescas inversiones estatales en hidro y termoelectricidad y asignรณ un fondo de mil millones de dรณlares de las reservas internacionales para financiarlas. Pero luego no hizo nada, probablemente porque no sabe cรณmo (estatismo) y el dinero sigue ahรญ en las bรณvedas sin ser usado (irresponsabilidad).

Claro, recurrir a empresas internacionales especializadas para que construyan las obras que se necesitan todavรญa sigue siendo un anatema. Sin embargo, pronto no quedarรก mรกs remedio que hacerlo y ya las veremos llegar. Quizรก no sean norteamericanas o europeas, sino coreanas o brasileรฑas, pero serรกn tan privadas como las que el gobierno acaba de echar.

En todo caso, pasaran varios aรฑos para que las autoridades, pasando por encima de sus dogmas, se animen a aceptar la colaboraciรณn privada y para que las inversiones de emergencia (y con gran riesgo moral) que se harรกn bajo el acicate de los apagones surtan efecto.

Mientras tanto, tendremos que prender velas y consolarnos diciendo que antes habรญa luz, pero las empresas no eran nuestras. Ahora, en cambio, que las empresas son nuestras, ¿a quiรฉn le importa la luz? Al gobierno, al menos, no.  Por otra parte, esto no nos lo impuso nadie: si estamos en la oscuridad, es porque nos la merecemos.

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Periodista y ensayista boliviano. Autor de varios libros de interpretaciรณn de la polรญtica de su paรญs, entre ellos El pensamiento boliviano sobre los recursos naturales (2009).


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