¿Lecturas pequeño burguesas?

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A finales de julio, supe gracias al magnífico blog Paper Cuts que se cumplían cincuenta años de la publicación de En el camino, de Jack Kerouac. A raíz de eso, vi algunos vídeos –este es magnífico, con Kerouac recitando al son de un piano–, descubrí esta página, en la que aparecen las portadas del libro en todos los idiomas, e incluso encontré una foto del rollo de papel en el que Kerouac lo escribió, casi en trance, en sólo tres semanas.

Y sin embargo… ¿volvería yo a leer esa novela después de doce años? De más está decir que cuando la leí por primera vez quise cruzar Estados Unidos en Cadillac, ser vigilante en algún siniestro puerto californiano, seducir a las chicas más hermosas y desgraciadas del mundo y beber, sobre todo beber enormes cantidades de whisky. Contra todo pronóstico –pues ya soy un pequeñoburgués, pero en agosto fui un pequeñoburgués de vacaciones– volví a leerla. Y sí, me encantó. Y exactamente por las mismas razones que entonces: por su desorden, por su tempo, por su inconciencia, por su música, por su borrachera de mala filosofía, por su resignación ante los malos tiempos, por su alegría ante los buenos.

Si ya tienen un poco de tripa, no son tan de izquierdas, sólo salen los fines de semana y hasta pagan una hipoteca –ese soy exactamente yo– no lo duden: lean de nuevo En el camino y se olvidarán de todo por un rato.

– Ramón González Férriz

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(Barcelona, 1977) es editor de Letras Libres España.


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