Por fin tengo ante mí la edición de las Œuvres de Octavio Paz que, después de quince años de trabajo, establece, presenta y anota el poeta y traductor Jean-Claude Masson para la Bibliothèque de La Pléiade de Éditions Gallimard. Además, ahora, de Paz, sólo otros tres escritores de lengua española han aparecido ahí: Cervantes, García Lorca y Borges (cuyos dos volúmenes, por cierto, se hallan fuera de circulación a causa de un estrepitoso litigio promovido por María Kodama, su viuda).
El tomo de Paz tiene más de mil doscientas páginas que recogen casi toda la poesía y sus textos poéticos en otros géneros (la pieza teatral La hija de Rappaccini, el sui generis relato/poema/ensayo El Mono gramático). Las traducciones son de Masson, claro está, pero también de otros grandes escritores, Benjamin Péret, Roger Caillois, Claude Esteban, Jean-Clarence Lambert, Jacques Roubaud, André Pieyre de Mandiargues, etcétera. El volumen recoge además El arco y la lira y otros tres ensayos de poética.
Como lo ordena el espíritu de la colección, además de la nutrida introducción y la cronología, Masson agrega doscientas cincuenta páginas de noticias y notas (a lo que se ve en una primera hojeada, eruditas y pertinentes). Una labor enorme que habrá que revisar y comentar con paciencia y tiempo.
Por lo pronto, me honra que en la primera página de la introducción, al comenzar a relatar la “prolongada existencia” del poeta, Masson remita, “pour tout ce développement”, a mi libro Poeta con paisaje. Ensayos sobre la vida de Octavio Paz (México, Ediciones ERA, 2004). Y que al final de la cronología se refiera a ese libro mío como uno de los dos “de referencia indispensable” (el otro es la Bibliografía crítica: 1931-1996 de Hugo Verani, publicado por El Colegio Nacional en 1997). Esto también honra a Masson, que tiene la caballerosidad de declarar la deuda que tiene con un libro que le aportó datos, información y -espero- reflexión.
Si anoto lo anterior es porque, con enorme frecuencia, algunos estudiosos o “editores” utilizan en su beneficio el trabajo de otros con un fervor sólo proporcional al empeño por ocultarlo. La facilidad con que algunos/as fingen haberse quemado las pestañas en la hemeroteca, o gesticulan como propia una idea saqueada, sólo se compara, en su miseria, a la tenacidad del férvido ninguneo.
Lo importante, en todo caso, es abrir el libro, sentir apenas esas hojas que parecen de aire, disfrutar la preciosa tipografía, las delicadas ligaturas y leer, al azar…
…L’incision du tronc:le monde s’entrouvrit.
Je crus que j’avais vu la mort:
je vis
l’autre face de l’être,
la face vide,
l’éclat fixe sans attributs…
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.