Racismos convergentes

Igual que deplorรฉ siempre el antisemitismo de la derecha, deploro su apariciรณn en la izquierda. La izquierda que Hitler masacrรณ en toda Europa y en la Uniรณn Soviรฉtica deberรญa avergonzarse de legitimar a las voces del odio.
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En las semanas recientes hemos atestiguado la reapariciรณn de un antiquรญsimo prejuicio que, al menos en Mรฉxico, creรญamos desacreditado. Me refiero al antisemitismo que –como casi todo mundo sabe y entiende– es un tรฉrmino acuรฑado en Alemania en 1879 y que se refiere al odio contra los judรญos. El hecho ocurriรณ en ambos extremos del espectro ideolรณgico. Por una parte, Reporte รndigo, Carmen Aristegui y Reforma destaparon la cloaca de una secta filonazi llamada “Mรฉxico despierta” incrustada en las altas esferas del gobierno de Calderรณn. Y, paralelamente, en el Twitter, una campaรฑa denominada #EsDeJudรญos se volviรณ trending topic.

La judeofobia (como la llamรณ Granados Chapa) es una vieja costumbre de la derecha mexicana, sobre todo en el occidente del paรญs, cuna de muchos criptojudรญos virreinales cuyos descendientes se volvieron –literalmente– “mรกs papistas que el Papa”. En tiempos porfirianos (segรบn ha explicado Claudio Lomnitz), los diarios catรณlicos, inspirados por el Caso Dreyfus, atizaron sentimientos antijudรญos. En los aรฑos treinta, la discriminaciรณn derivรณ en actos aislados de persecuciรณn contra pequeรฑos comerciantes en el centro de la ciudad de Mรฉxico, encabezados por grupos fascistas llamados “Camisas Doradas”. En 1940, fue triste ver a Josรฉ Vasconcelos –el maderista, el ministro de Educaciรณn, el demรณcrata del 29– dirigiendo la revista Timรณn, pagada por la embajada nazi. Al mismo tiempo, el sinarquismo y el PAN dieron amplias muestras de odio y discriminaciรณn religiosa y racial contra los judรญos, haciรฉndose eco de las enseรฑanzas de Charles Maurras en Action Franรงaise. Y en los cincuenta, comenzรณ a circular, prologado por el propio Vasconcelos, el libro Derrota mundial, que sigue vendiรฉndose mucho. En el รบltimo medio siglo, parecรญa que la pasiรณn antijudรญa de la derecha habรญa atenuado, pero lo cierto es que sigue ahรญ. El actual dirigente del PAN en el Estado de Mรฉxico, Oscar Sรกnchez Juรกrez, se ha declarado admirador de Hitler. Y las revelaciones sobre los funcionarios filonazis del pasado gobierno no dejan lugar a dudas: el PAN es un partido esquizofrรฉnico: mitad democrรกtico, mitad fascista; mitad una urna, mitad un yunque.

Que la derecha extrema sea filo nazi y antijudรญa no sorprende, pero en los รบltimos aรฑos ha habido un desarrollo preocupante: un sector minoritario de la izquierda mexicana ha adoptado, en este tema, las posiciones iracundas y el crudo lenguaje de la extrema derecha. Es verdad que ya en los aรฑos treinta existieron en Mรฉxico corrientes de izquierda antisemita. De hecho, en el propio rรฉgimen de Cรกrdenas habรญa personajes influyentes (Ignacio Garcรญa Tรฉllez) que bloquearon activamente la llegada de refugiados judรญos de Europa. Pero en tรฉrminos generales, nuestra izquierda se condoliรณ de la tragedia de los judรญos y los grandes protagonistas de la izquierda mexicana (por ejemplo Josรฉ Revueltas) reconocieron siempre el aporte de los judรญos al humanismo occidental y al pensamiento socialista. Por desgracia, ahora ese capรญtulo de comprensiรณn se ha cerrado.

Ahora un sector de la izquierda exhibe abiertamente su antisemitismo mediante un artificio: su escudo semรกntico es la palabra "sionista". Deturpan a "los sionistas", no a los judรญos, pero sus argumentos sobre la conspiraciรณn para dominar al mundo provienen de los panfletos antisemitas como los Protocolos de los Sabios de Zion.

¿Cรณmo explicar este nuevo antisemitismo de izquierda? Una parte de la explicaciรณn –solo una parte– estรก en el drama de Medio Oriente. La ocupaciรณn israelรญ de los territorios palestinos (ocupaciรณn que, a mi juicio, es enteramente ilegรญtima y reprobable) se percibe como un acto del que no son solo responsables los israelรญes que votan por Netanyahu y los partidos de la derecha sino todos los judรญos, que para el caso son homologados parejamente bajo el tรฉrmino de “sionistas”. Esa amalgama es falsa. No todos los judรญos son israelรญes, ni todos los israelรญes han sido ni son sionistas (salvo en el estricto sentido de creer en el derecho de Israel a existir). Y mucho menos son sionistas los judรญos que (por decisiรณn libre o amor a sus propios paรญses de origen o de adopciรณn) nunca han considerado vivir en Israel.

Todas estas distinciones son claras para cualquier persona de buena fe. Quien lee el diario liberal Haaretz advierte que dentro de Israel existe una corriente crรญtica (ahora desgraciadamente minoritaria) adversa a la ocupaciรณn y a las operaciones militares en Gaza. Lo mismo cabe decir, para poner un solo ejemplo, de The New York Review of Books, donde varios autores israelรญes (como David Shulman) o anglosajones de origen judรญo (como el finado Tony Judt) han escrito ensayos implacables sobre esos temas. Un sector amplรญsimo de los judรญos estadounidenses de tendencia demรณcrata y liberal (la llamada J Street) es altamente crรญtico de los gobiernos israelรญes y en especial del de Netanyahu. Todos ellos han propugnado por un Estado palestino que viva en paz con Israel, sobre fronteras cercanas a las de 1967, aunque desde luego ninguno abogarรญa por la desapariciรณn de Israel que pregona Hamas.

Pero los fanรกticos no entienden de matices ni escuchan razones. Para ellos todos los judรญos son seres diabรณlicos. Todos: sin matices, sin excepciรณn. La campaรฑa en Twitter denominada #EsDeJudรญos exhibiรณ hasta quรฉ punto ha calado en mucha gente joven (sobre todo de la izquierda, si vemos sus perfiles) la propaganda nazi. La campaรฑa (basada en el desconocimiento de la historia o su banalizaciรณn) no solo fue un acto tumultuario de discriminaciรณn sino algo mรกs grave: casi una persecuciรณn virtual.

En lo personal quiero reafirmar que desde los tiempos de la revista Vuelta, en los textos que he dedicado al tema, he manifestado mi crรญtica a las corrientes de fundamentalismo nacionalista y religioso en Israel. En 1981 publiquรฉ en Vuelta la carta del historiador Jacob Talmon contra Menachem Begin, donde profetizaba la tragedia que vendrรญa con la ocupaciรณn. Nunca he cambiado de opiniรณn. Rechazo esa polรญtica. Y Letras Libres tiene esa misma postura como puede verse en el nรบmero que dedicamos en febrero de 2009 a “Israel y la guerra en Gaza".

Igual que deplorรฉ siempre el antisemitismo de la derecha, deploro su apariciรณn en la izquierda. La izquierda que Hitler masacrรณ en toda Europa y en la Uniรณn Soviรฉtica deberรญa avergonzarse de legitimar a las voces del odio. Hitler estarรญa feliz de escucharlas, aunque, claro, Hitler despreciaba a las “razas inferiores”, mezcladas, mestizas, como la “raza” mexicana.

 

 

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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