La inteligencia de las manos estรก desatendida en los planes educativos. Quizรก porque su desarrollo requiere instalaciones que van mรกs allรก del pizarrรณn. Quizรก por el prestigio de la inteligencia numรฉrica y verbal. Quizรก por la tradiciรณn (poco inteligente) que desprecia el trabajo manual. En el cerebro, las distintas formas de inteligencia estรกn conectadas, y una buena educaciรณn deberรญa cultivarlas todas.
Antes de que se inventara el pizarrรณn, ya no digamos la imprenta, la รบnica tecnologรญa disponible para la trasmisiรณn de contenidos era la exposiciรณn oral, que los alumnos retenรญan de memoria o tomando apuntes. En la Edad Media fue comรบn el dictado, para fijar la exposiciรณn que el maestro llevaba escrita y leรญa (de ahรญ la palabra lecciones, es decir: lecturas).
El pizarrรณn ayudรณ a fijar ante los ojos lo que es difรญcil de seguir por el oรญdo รบnicamente: la ortografรญa, los cรกlculos y los puntos esenciales (como ahora se hace con PowerPoint). La imprenta multiplicรณ la capacidad de fijaciรณn y trasmisiรณn. Pero estos y otros avances (las cartulinas ilustradas, las diapositivas y ahora las computadoras) aumentaron la capacidad de trasmitir conocimientos mรกs que habilidades. Descuidaron el ejercicio activo de la inteligencia.
Es increรญble la cantidad de personas escolarizadas que no saben consultar un diccionario, una enciclopedia, un mapa, un directorio telefรณnico, un calendario, las advertencias para el uso de un fรกrmaco o el instructivo de un aparato. Menos aรบn, comprender el contrato que van a firmar, escuchar atentamente, contar exactamente lo que sucediรณ, levantar un acta o hacer el resumen de un libro. Ya no se diga debatir inteligentemente (educaciรณn fundamental que daban las escuelas medievales) o buscar en Google.
Pero, ademรกs, a todo ser humano le conviene saber andar con buena postura, cantar entonadamente, bailar con ritmo, andar en bicicleta, nadar, freรญr un huevo, pegar un botรณn, cambiar el empaque de una llave de agua o los fusibles de un interruptor, usar un serrucho o un martillo, pintar un muro, calcular un porcentaje, escribir una carta, dibujar un esquema, orientarse por la posiciรณn del sol, usar una brรบjula, tocar un instrumento musical, meter las manos para no recibir un golpe, usarlas para evitar una caรญda. Suponer que muchas de estas cosas no tiene caso aprenderlas, porque para eso estรกn los de otra ocupaciรณn o clase social, produce adultos clasistas y tarados.
Lo deseable es que todas las personas aprendan a usar las manos inteligentemente, que dominen una serie de habilidades manuales y corporales como simples aficionados, para su vida y desarrollo personal; y que algunas se vuelven profesionales, como sucede con tantas aficiones que terminan como la ocupaciรณn principal. No estรก de mรกs recordar que el filรณsofo Karl Popper tenรญa un diploma como carpintero (y que Sรณcrates era cantero como su padre).
Hace poco, la secretaria del Trabajo alemana seรฑalรณ un vรญnculo positivo entre la educaciรณn prรกctica y el empleo ("Ein neuer deal?", The Economist): Alemania y Austria, que combinan la educaciรณn formal con la enseรฑanza de oficios, han tenido el menor desempleo juvenil de Europa (8% contra 38% en Italia y 56 en Espaรฑa). Dos de cada tres jรณvenes alemanes estudian uno o dos dรญas por semana en la misma empresa en que trabajan. El estudio estรก relacionado con su trabajo, pero conduce finalmente a completar el plan de estudios de alguna carrera.
El desempleo juvenil en Mรฉxico es altรญsimo. La cuarta parte de los jรณvenes ni estudia ni trabaja. Y todavรญa mรกs impresionante es el hecho de que hay mรกs desempleo entre los que tienen una licenciatura. Hay algo que estรก mal en la oferta educativa. No corresponde al desarrollo integral de las personas ni a la demanda de habilidades prรกcticas. De muchos graduados se dice, con extraรฑeza, que quรฉ les enseรฑaron, porque no saben hacer nada.
Se ha discutido mucho, y con razรณn, la pรฉsima calidad de la enseรฑanza. Pero hay que hablar tambiรฉn de la orientaciรณn de los planes educativos. Estรกn centrados en la enseรฑanza verbal y el pizarrรณn, en lugares y horarios que movilizan innecesariamente a un porcentaje importante de la poblaciรณn, a un costo elevadรญsimo. En algunas escuelas, el transporte escolar es casi otro tanto que las colegiaturas. A lo cual hay que sumar los costos sociales por la congestiรณn del trรกfico y la contaminaciรณn. El viaje es inevitable para la trasmisiรณn de habilidades en talleres, no para la simple trasmisiรณn de contenidos que pueden hacerse llegar a domicilio a cualquier hora.
No sรณlo eso: los planes que conducen a una graduaciรณn se venden como las canastas de Navidad. El surtido (por bien pensado que estรฉ) es rรญgido, y sรณlo se vende el paquete completo. El apetito no funciona asรญ. El interรฉs personal en ciertos aprendizajes y la demanda social de personas que sepan hacer cosas tienen una variedad contrariada por la rigidez.
Serรญa deseable que la llamada educaciรณn preparatoria fuese preparatoria para la vida prรกctica, no sรณlo para comprar una canasta de Navidad universitaria: que desarrollara aficiones manuales y habilidades intelectuales (buscar informaciรณn, reflexionar, debatir).
(Reforma, 25 agosto 2013)
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.