He afirmado que una parte de Mรฉxico vive una especie de sรญndrome de abstinencia: ha vivido mal la ausencia de la vieja y corrupta polรญtica nacionalista y revolucionaria. Las sustancias adictivas tienen ingredientes similares a los neurotransmisores, que son las seรฑales quรญmicas que se transmiten por medio de las sinapsis. Hay neurotransmisores que provocan sensaciones de placer o de satisfacciรณn y que generan emociones de entusiasmo, tranquilidad o alegrรญa. Las sustancias adictivas sustituyen a estos neurotransmisores y funcionan como prรณtesis invasivas que inhiben la emisiรณn o recepciรณn natural de seรฑales quรญmicas. Con ello se genera una dependencia neurobiolรณgica de las sustancias adictivas. La metรกfora de una adicciรณn a la cultura autoritaria ayuda a describir irรณnicamente el comportamiento electoral de muchos ciudadanos que votan por el PRI, pero desde luego no es una explicaciรณn del aumento de las simpatรญas por el partido de la “dictadura perfecta”. La cultura priista es como una vieja prรณtesis que sustituye el funcionamiento de los circuitos democrรกticos que comenzaron a operar a fines del siglo pasado.
El contexto general en el que esto ocurre es el de una enorme desconfianza en los procesos electorales y una gran decepciรณn ante la transiciรณn democrรกtica. El cuadro tรฉtrico incluye la parรกlisis ocasionada por la crisis econรณmica internacional y el miedo ante la gigantesca ola de violencia. No debe extraรฑarnos que mucha gente mire con sospecha a la democracia y adopte ideas derechistas y autoritarias. Una parte de la ciudadanรญa comienza a creer melancรณlicamente que las antiguas recetas polรญticas no eran tan malas. Ademรกs, los mรกs jรณvenes no vivieron las penurias del antiguo rรฉgimen y muchos de los mayores no recuerdan o no quieren recordar cรณmo se vivรญa antes. Otra gran parte de la poblaciรณn, la que vive en los estados donde no ha dejado de gobernar el PRI, no ha siquiera experimentado directamente lo que significa una civilidad democrรกtica y, en cambio, ha sufrido las consecuencias de la crisis y del desorden generado por la escalada en la lucha contra el crimen organizado.
El resultado ha sido una derechizaciรณn general de la sociedad mexicana. Los empresarios y parte de la clase media vuelven a mirar hacia las expresiones originales de la derecha mexicana, que estรกn en el PRI. Creen que la derecha priista es mรกs autรฉntica y representa mejor sus intereses. La derecha en el gobierno se ha erosionado y ha perdido totalmente el aura que adquiriรณ al encabezar la transiciรณn. No logrรณ consolidarse en el PAN una tradiciรณn moderna y liberal.
La derechizaciรณn se refleja claramente en las candidaturas a la presidencia. En el PAN, el precandidatomรกs liberal, Ernesto Cordero, es un tecnรณcrata que difรญcilmente serรก escogido. Santiago Creel viene del foxismo y es una de las caras mรกs priistas del PAN: representa todo aquello que se marchitรณ en el partido. La precandidata mรกs popular, Josefina Vรกzquez Mota, no presenta una lรญnea definida y parece expresar las visiones mรกs tradicionales de su partido.
La vieja derecha revolucionaria del PRI no ha dejado resquicios para una posible ala liberal. Si en ella estaban Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida –algo dudoso–, han fracasado en sus empeรฑos. La evoluciรณn polรญtica de la exdirigente nacional del PRI, aparentemente progresista e incluso de izquierda, Beatriz Paredes, es sintomรกtica: apoyรณ con entusiasmo la campaรฑa del PAN para penalizar con dureza en muchos estados a las mujeres que decidieron abortar. Si el PRIquerรญa pasar como un partido de centro, ahora se ve con claridad que estรก en el centro de la derecha.
Pero el sรญntoma mรกs revelador de un viraje a la derecha lo encontramos en Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador. En su intento por presentarse como mรกs centrista, despuรฉs de parecer radical cuando no lo era, se ha ido al extremo. Si leyรฉsemos su proclama “Fundamentos para una repรบblica amorosa” sin saber que lo firma Lรณpez Obrador, llegarรญamos a la conclusiรณn de que se trata de un panfleto de derecha. La tesis central es que Mรฉxico estรก en decadencia debido no solo a la falta de oportunidades, sino a la pรฉrdida de valores culturales, morales y espirituales. Para lograr un renacimiento es necesario “auspiciar una manera de vivir sustentada en el amor a la familia, al prรณjimo, a la naturaleza y a la patria”. Cuando habla de una “repรบblica amorosa” se refiere a una regeneraciรณn espiritual y social mediante la aplicaciรณn prudente de tres ideas rectoras: amor, honestidad y justicia. La igualdad solo aparece marginalmente en una larga ristra mezclada con otros valores: el apego a la verdad, la honestidad, la justicia, la austeridad, la ternura, el cariรฑo, la no violencia, la libertad, la dignidad, la fraternidad y la verdadera legalidad. Llega a decir que “la inmoralidad es la causa principal de la desigualdad y de la actual tragedia nacional”. Me temo que disfrazarse de franciscano funcionarรก tan mal como cuando se puso la mรกscara de radical. No convencerรก a muchos de que se ha vuelto un autรฉntico conservador, aunque acaso esta vez no estรฉ mintiendo.
En toda esta confusiรณn no es de extraรฑar que muchos prefieran la vieja droga: la derecha revolucionaria institucional, autoritaria y nacionalista. O bien, que se abstengan o anulen su voto. ~
Es doctor en sociologรญa por La Sorbona y se formรณ en Mรฉxico como etnรณlogo en la Escuela Nacional de Antropologรญa e Historia.