Necesito un trago
Ernie, el taxista, necesita un trago porque ve un รกngel desaparecer en el mundo alternativo y parcialmente horrible de George Bailey, el protagonista de Quรฉ bello es vivir (1946). Tom Reagan se acerca a la puerta de Verna, la difรญcil mujer que puede o no ser su amante, y รฉsta sรณlo le permite entrar cuando รฉl ha dicho estas palabras: I need a drink. (Respuesta: Why didn’t you say so?) Es la cruda que lo estรก matando en De paseo a la muerte (1990):
En el caso del paramรฉdico Frank Pierce son “las voces”, los gritos de los muertos que รฉl no ha podido salvar, las que lo estรกn matando. ¿La cura? I just need a drink. La pelรญcula es Vidas al lรญmite (1999). La poeta Sylvia Plath usa la frase para picar a las mujeres que la rodean y se maravillan, ridรญculamente, de su acento en Sylvia (2003). ¿Y cuรกntas veces los detectives McNulty o Bunk Moreland dijeron necesitar un trago en las cinco temporadas de The Wire (2002-2008)? No lo sรฉ: la lucha contra el crimen en Baltimore puede destruirle a cualquiera la resistencia al alcohol. Quรฉ mรกs da: por estrรฉs, por dicha, por cruda, por soledad, por compaรฑรญa, por puro lugar comรบn volvemos y volvemos a esta frase:
Y una vez reconocida y enunciada esa necesidad podemos pasar a alzar la copa.
El brindis
Son raros, pero hay brindis plenos de sabidurรญa como aquel de Homero J. Simpson en Homero contra la Prohibiciรณn (temporada 10, 4F15, 1997): “Por el alcohol, la causa y la soluciรณn de todos los problemas de la vida.” Hay brindis excepcionalmente cรญnicos como el de ese gran egรณlatra, Charles Foster Kane, la noche en que ha perdido las elecciones: “Salud por el amor… en mis propios tรฉrminos”:
Hay brindis divertidos o supuestamente divertidos o incรณmodos en bodas, todo un subgรฉnero del cine hollywoodense –y de Friends–; por ejemplo: el desagradable intercambio en la boda del fin del mundo de Melancolรญa (2011). Hay brindis que son pura presiรณn, como el del millonario Rex Henning en apoyo al “ticket” vicepresidente Walden-congressman Brody, dos terribles hipรณcritas, en Homeland (T2E07), o el brindis/rito iniciรกtico conocido como ‘One of us’ en Fenรณmenos de Tod Browning (1932), cuya presiรณn crece, crece, crece hasta que estalla en histeria:
Y hay brindis que son pura liberaciรณn, como el รบltimo de Pussy Bonpensiero con sus antiguos amigos Tony Soprano, Paulie Gualtieri y Silvio Dante. (The Sopranos, T2E13.) Pussy ha estado informando al FBI algunas actividades ilegales de sus compaรฑeros (“Bullshit, nothing, disinformation”, dice Pussy inรบtilmente; luego, bajo presiรณn: “Little things!”), y esta maรฑana morirรก, en el yate de Tony, a manos de ellos. Mientras tanto, Frank Sinatra canta como si estuviera en otro yate:
Baubles, bangles, hear how they jing, jinga-linga
Baubles, bangles, bright shiny beads
Sparkles, spangles, your heart will sing, singa-linga
Wearin' baubles, bangles and beads
Pussy pide un tequila y miente un poco sobre mujeres. Su brindis es un ejercicio de falsa hombrรญa cunnilingรผรญstica y una peticiรณn: En la cara no. Hasta nunca, Puss, fuiste como un hermano para nosotros:
Tambiรฉn hay grandes brindis cargados de presagios. Cuando volvemos a ellos resultan anuncios de los desastres por venir. Pensemos en el principio de Mala mujer (1946), la misรกntropa pelรญcula de Fritz Lang. Ahรญ se brinda por las bodas de plata de Chris Cross, mรกximo godรญn, con el banco que lo emplea: veinticinco aรฑos sentado ante su caja, repartiendo sellos y pequeรฑos sobres con dinero en efectivo. Su jefe le regala un reloj de oro atribulado de diamantes, le da puros, champaรฑa; los compaรฑeros alzan su copa por la salud de este hombre que intuye, en el fondo, que no se brinda aquรญ por un logro sino por una vida funeral cuyo รบnico sentido es la repeticiรณn monocromรกtica. Minutos despuรฉs del brindis, Chris conoce a la prostituta Kitty March, y รฉsta se encandila no con รฉl sino con su reloj brillante y su traje de etiqueta (rentado, suponemos), y con la capacidad que Chris tiene de falsear la realidad e imaginarse dueรฑo de una vida de dinero y champaรฑa que no le pertenece. En unos meses todos estarรกn muertos o locos. Moraleja: no mientas por convivir.
Otro brindis funesto: el de Joe Clay y Kirsten Arnesen en Dรญas de vino y rosas (1962) de Blake Edwards. Es su cita inaugural. Joe es un pobre diablo venido a mรกs, un fiestero pesimista convertido en padrote (o RP, como los llaman ahora); Kirsten es ingenua, sobria, optimista. Ambos miran el agua de la bahรญa de San Francisco. La noche se ha pasado tan rรกpido que Kirsten recuerda el viejo tรณpico del ‘Coge, doncella, las purpรบreas rosas’. Joe da un รบltimo trago y con estas palabras deja caer su anforita al agua: I commend thee to the deep. Un como poema amargo flota en el ambiente. Kirsten entonces recita estos versos:
They are not long, the days of wine and roses:
Out of a misty dream
Our path emerges for a while, then closes
Within a dream:
son breves estos dรญas de vino y rosas: el camino se abre entre un sueรฑo y una niebla, despuรฉs se cierra en otro sueรฑo. (Entre parรฉntesis: esos versos y su vino y sus rosas y el tiempo que se va recuerdan los brindis en rubรกiyรกt del persa Omar Khayyรกm, como este, traducido famosamente por Edward FitzGerald:
While the Rose blows along the River Brink,
With old Khayyam and Ruby Vintage drink:
And when the Angel with his darker Draught
Draws up to Thee –take that, and do not shrink.
Fin del parรฉntesis.) Si se le ve por segunda o tercera vez, el poรฉtico brindis de Kirsten ya entraรฑa su abyecciรณn alcohรณlica, aguardentosa, hundida, cogiendo quiรฉn sabe con quiรฉn: asir el dรญa porque maรฑana lo habrรฉ olvidado. El brindis de Joe, Te encomiendo al abismo, retumba en sus centros todo el resto de la pelรญcula.
Hay brindis que ademรกs de ser funestos llegan apesadumbrados por una enorme carga: apuntan al futuro y alivian o comentan el pasado. Es el caso del brindis en la azotea entre los criminales Stringer Bell y Avon Barksdale. (The Wire, T3E11.) Han sido amigos y colegas durante aรฑos, pero ambos han decidido que la ciudad “es demasiado pequeรฑa para los dos”. Su brindis es largo: recuerdan la juventud, ponderan el presente –cรณmo esa alfombra de luces que es Baltimore a sus pies casi les pertenece–, consideran a sus enemigos –el capo arribista Marlo– y despuรฉs alzan la copa. Stringer Bell y Avon representan dos formas de ver la vida criminal: รฉste es el impulso, el arrebato; aquรฉl es el estudio, la acadรฉmica paciencia. “Necesitas relajarte, carnal”, considera Avon, mirando al horizonte, cuando la tensiรณn sube. Stringer lo escruta en silencio. Avon agrega: “Es trabajo, nada mรกs.” En la distancia suena un barco que parte acaso, como un aviso del futuro que se estรก yendo. Avon da el trago. Us, motherfucker, dice y extiende un puรฑo. Us, man, culmina Stringer Bell, y se abrazan. Dos veces. Luego Stringer sale de cuadro. Sobre el close shot de Avon la cรกmara viaja lateralmente y vuelve a sonar la pitada de un barco: todo estรก pasando siempre, todo se va, inasible. Pronto Stringer estarรก muerto y Avon, vendido por su viejo compaรฑero, en la cรกrcel.
Y hay el brindis mรกs cargado de todos. Cuando se enunciรณ por primera vez era una comuniรณn, una acciรณn de gracias, una despedida, una inculpaciรณn y una profecรญa. Marcos lo cuenta asรญ: “Y como se sentaron รก la mesa y comiesen, dice Jesรบs: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar. Entonces ellos comenzaron รก entristecerse, y รก decirle cada uno por sรญ: ¿Serรฉ yo? Y el otro: ¿Serรฉ yo? Y รฉl respondiendo les dijo: Es uno de los doce, que moja conmigo en el plato.” (Un aparte: ¡Jesรบs sopeaba! Otro aparte: ¡Judas tambiรฉn!) Todo es muy triste. Jesรบs toma el pan, lo bendice, lo reparte, lo llama “mi cuerpo”. Luego toma su vaso de vino y les dice: “Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. De cierto os digo que no beberรฉ mรกs del fruto de la vid, hasta aquel dรญa cuando lo beberรฉ nuevo en el reino de Dios.” Salud. Jesรบs –el peor malacopa de su era, es decir de la nuestra– bebe y circula el vaso. (En la versiรณn de Scorsese Judas no soporta esa charada: se levanta de la mesa y se va.) Termina el tremendo brindis, y principian el beso, el martirio, la cruz, la resurrecciรณn, la espera por la nueva venida: el segundo acto de la historia de Occidente.
Aquรญ, a partir del minuto 1’05” del clip, estรก el brindis de Jesรบs en la apropiadamente solemne y curiosamente amanerada versiรณn de Enrique Rambal, El mรกrtir del Calvario (1952):
http://www.youtube.com/watch?v=W40psYa_G74
___________________________
En el paรญs se producen y consumen distintos licores que enorgullecen a los pobladores y dan identidad a las regiones, y el de Oaxaca es el mezcal. Al igual que el tequila, el mezcal proviene de una variedad de agave y su proceso es totalmente artesanal.
Escritor. Autor de los cรณmics Gabriel en su laberinto y Una gran chica (2012)