Ajeno al ruido y al movimiento que lo rodean (sobre todo al ruido, pues no hay encordado que se respete que no se aderece con el vitriolo de los insultos y el clamor de la adoraciรณn), magistralmente abstraรญdo, El Santo estรก concentrado en la redacciรณn de un autรณgrafo. Nada lo distrae y nada, aรบn, lo toca (ya vendrรก la coreografรญa de las hostias y el contacto). Su lugar es, por supuesto, una esquina โlas cuerdas lo enmarcan y lo fuganโ, y su pose, casi pastoril, es la del hรฉroe en reposo, recargado con soltura y elegancia en el lugar donde, unos minutos mรกs adelante, se estrellarรกn los cuerpos castigados de los otros gladiadores del ring. La luz reflejada en su mรกscara, sus rodilleras y sus botas emite una brillantez que lo aureola, y todo en la figura de esta suavizada fiera remite a su mote laico que ya es religiรณn. Que nadie se confunda: El Santo no habita un parรฉntesis de vulnerabilidad. Si fuera atacado vilmente justo ahora por un rudo, el Enmascarado de Plata lo aplastarรญa en segundos con una llave contundente (una doble Nelson o una implacable quebradora). Esa pequeรฑa constelaciรณn que asoma bajo su refulgente bota derecha es de gotas de sangre, huellas de otras batallas que el luchador pisa confianzudamente. รl ya sabe, su cuerpo sabe. A esa figura la han forjado rรกfagas de golpes, sonoros derechazos, patadas voladoras, llaves imposibles y rotundos costalazos contra la lona (pero tambiรฉn las caricias de las docenas de hurรญes que lo veneran). El cuerpo de El Santo, en su tensiรณn dinรกmica, no esconde su edad sino que la trabaja: mรกs que un รญdolo de piedra, es una cincelada voluntad. Ahora se reconcentra en el autรณgrafo, que debe quedar perfecto. Usa su mano izquierda como apoyo mientras con la derecha plasma la rรบbrica inmortal de un miembro destacado del santoral mexicano. El enmascarado es, por lo pronto, intocable: ni las mujeres vampiro, ni el hijo de Frankenstein, ni el Perro Aguayo, ni el Cavernario Galindo pueden lastimarlo. El รญdolo del pancracio escribe para un personaje de mil cabezas que somos nosotros, su enardecido pรบblico que le pide a gritos que le parta la madre al incauto que, temblando, lo espera en la otra esquina. ~
La fotografรญa pertenece al libro Espectacular de Lucha Libre. Fotografรญas de Lourdes Grobet, editado en Mรฉxico por Trilce, Ocรฉano, la unam y el Conaculta, con la producciรณn editorial de Trilce Ediciones, en 2005 (segunda ediciรณn 2006). 130 de esas fotos se exhiben en la Casa de Amรฉrica de Madrid.
(ciudad de Mรฉxico, 1969) es poeta. Es autor, entre otros tรญtulos, de 'Bipolar' (Pre-Textos, 2008), 'Pitecรกntropo' (Almadรญa, 2009) y 'Ex profeso' (Taller Ditoria, 2010).