Violencia y libertad

ยฟEs que no saben los encargados de garantizarla, que la libertad de expresiรณn es la piedra de toque de las libertades democrรกticas?
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A propรณsito de la visita de Arcadi Espada hace un aรฑo a Mรฉxico logrรฉ colarme en una cena en Bucareli con los altos responsables federales de la lucha contra el crimen. Entre los invitados estaba el fiscal para atender los casos de violencia contra la prensa.

Quรฉ vi:

Vi trajes cruzados.

Vi peinados rigurosamente engominados.

Vi abrazos de trenza.

Vi corbatas azul cobalto.

Vi un buen servicio de meseros, a ritmo coreogrรกfico.

Vi maneras exquisitas y zapatitos de charol.

En resumen, vi cรณmo se repartรญan otra rebanada del cremoso pastel del presupuesto.

Quรฉ no vi:

No vi un mapa mental con los casos y los medios amenazados.

No vi empatรญa con el dolor de las vรญctimas.

No vi sentido de emergencia nacional.

No vi voluntad de asumir riesgos, ni siquiera verbales.

¿De verdad no saben que la libertad de expresiรณn es la piedra de toque de todas las libertades democrรกticas?

¿De verdad no les preocupa la amenaza, el silencio forzoso, la autocensura que recorre muchos medios?

El problema no estรก en la capital. Estรก en las radios comunitarias y en la prensa local de las ciudades sacudidas por la violencia.

Cualquier estudioso del crimen sabe que lo รบnico que inhibe una conducta ilรญcita es la certeza de que conllevarรก detenciรณn, un juicio y una sentencia.

Y eso en Mรฉxico no lo sabe:

Ni el presidente municipal enfangado,

ni el rico con รญnfulas,

ni el jefecillo narco,

ni el teniente coronel con doble vida.

¿Lo sabrรก el fiscal especial contra la violencia en los medios?

Esperemos que el atroz crimen de Regina Martรญnez, reportera de Proceso, en Xapala, Veracruz, sirva al menos para recordรกrselo.

 

(Imagen)

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(ciudad de Mรฉxico, 1969) ensayista.


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