No habría que explicarle a un poeta y filósofo que la palabra socrático tiene una larga historia, y que el uso lato o figurado es perfectamente válido. Sucede lo mismo con leer y vicio.
En el contexto escandalizado con que cita “un método socrático para enseñar a leer”, la frase suena a Sócrates alfabetizador, una especie de Paulo Freire con un método para enseñar a leer y escribir en 45 días. Pero en el contexto donde la escribí está claro que se trata de otra cosa: “un método socrático para enseñar a leer a los que supuestamente saben. Los participantes leen un texto y lo discuten, con un instructor que dirige el debate y les enseña a fijarse bien en lo que dice el texto y escuchar realmente lo que dicen sus compañeros.” Llamar socrático a este método no parece escandaloso. Menos aún, si se recuerda el diálogo de Platón donde Sócrates y Fedro leen y discuten un texto de Lisias; y Sócrates le hace ver a Fedro que su lectura fue poco reflexiva.
Tampoco es inaudita la “campana socrática”. Basta con que relea su propia carta con ironía socrática y la escuchará sonar. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.