Viendo la tele: tres ministros y una ministra. Y detrĆ”s, militares, expertos, secretarias de Estado. Esta rueda de prensa de espectros es el Juicio Final. Pero solo me doy cuenta al dĆa siguiente. El general se parece al abuelo del rey, aquel don Juan de la corte de Estoril. El mismo dĆa que comparecen estos figurones del averno el rey vigente le retira a su padre el sueldo y renuncia a su herencia. Vaya momento.
Y aĆŗn dicen que un virus no es vida. SerĆ” previda, o posmuerte. Pero es. Es un ente con mĆ”s presencia que cualquier humano. Un sacacorchos coronado. No lo sientes llegar. Vengo con los enlaces puestos, dice. Links al mĆ”s allĆ”. Llevo en la mochila cajas llenas de vacunas, pero cuando las voy a repartir resulta que son hidras de siete cabezas, todas infectadas. Era un fake, eso sĆ, oficial. O sea, ha sido verdad mientras ha durado la rueda de prensa. Preguntas filtradas y transcritas en una pantalla. El plasma hecho texto.
Todo lo oficial ha sido siempre mentira o error, pero en este caso es las dos cosas a la vez. De ahĆ tanta solemnidad. De todas formas hemos hecho caso, tarde y mal, a mala gana, disciplinadamenteā¦ disciplina social. New Concept Car. Al menos nos sentimos juntos, una especie de comunidad vĆrica tardĆa, aunque sea metafĆsica, metaficticia, la autoficciĆ³n era el virus, que se propaga y permanece. Superficies duras, pelos, aire, gasoil.
El virus es la venganza imprevista de las generaciones jĆ³venes, que se iban quedando sin futuro, a expensas de sus jubilados ancestros, y ahora mira. Liberando recursos del sistema. Es difĆcil, y aburrido, creer que no hay una cierta intenciĆ³n, que todo es azar y necesidad, lucha por la no vida.
Quiero ser positivo (no dar positivo) pero la situaciĆ³n mundial mĆa se complica: los dedos ya congelados empiezan a destrozar las teclas, golpean las letras cual estalactitas, pronto llegarĆ”n al procesador que guarda la memoria de la especie: anoche vimos a tres ministros y una ministra que no tenĆan ni idea de lo que decĆan. Aunque en ese momento no me di cuenta. Las lĆ”grimas me impedĆan entender lo que estaba viendo: nada. El simulacro del poder en su mĆ”xima desorientaciĆ³n. La vicepresidenta era la Ćŗnica que fingĆa bien, con apostura y experiencia. Tiene tablas. Estaban flanqueados por otros responsables con cara de miedo (entre ellos un militar con la cara de don Juan), esa escenografĆa era para repartir o descargar las culpas. Tanta gente.
Estado de alarma. Al tĆo JoaquĆn, 85 aƱos, lo ha parado la Guardia Civil cuando iba a dar de comer a las gallinas: que deje la bici, que vaya andando.
Escenario positivo nĆŗmero 1. La epidemia pasa en un mes, quizĆ” menos, y nos ponemos en modo euforia, salen vacunas por doquier, una nueva generaciĆ³n de antibichos, pura ecologĆa, renace el optimismo absurdo, la necesidad, el consumo basura, se reinician los bares, el jolgorio, la vida aquella pseudodisipada, incluso el lujo (el que reclamaba Fernando FernĆ”n GĆ³mez, no el low cost); se olvidan los propĆ³sitos de enmienda y vuelve el plĆ”stico y todos a comer murciĆ©lagos, que son sĆmbolos de lo mejor, lo prohibido controlado, murciĆ©lagos de criadero, de piscifactorĆa, asĆ©pticos, la muerte vencida, el pangolinismo, el exterminio y la extremaunciĆ³n.
Los dedos han vuelto de la muerte, que solo era un aviso, la vida vuelve en forma de letras ordenadas por el editor automĆ”tico de CRISP-R, la āRā es āresurrecciĆ³nā, siempre a crĆ©dito, pero Lagarde estĆ” abriendo el grifo, ella siempre lleva un millĆ³n en el bolso, y los bancos fluyen de nuevo alegremente sin control. La Ćŗnica forma de reactivar el sistema es dar libertinaje al capital serie B, que es casi todo. Lo demĆ”s no funciona. Nunca ha funcionado. Los policĆas y soldados patrullan con el manual de Adam Smith bajo el brazo y los bomberos, que no tienen nada que hacer, reparten pegatinas de Keynes.
EpĆstola pĆ³stuma: aquĆ estoy disfrutando del tomo El infinito en un junco, de Irene Vallejo, miscelĆ”neo, entretenido, educativo, atrevido, lleno de sorpresas y travesurasā¦ una maravilla: todo este desastre que nos aflige (o ya nos ha matado, segĆŗn si eres funcionario o no), ya les pasĆ³ a los griegos, todo estĆ” escrito, catalogado en el big data de los milenios, por eso tambiĆ©n, quizĆ”, estamos posmortem, cripta de Pombo. Y tengo ya aprendido el fabuloso RamĆ³n AcĆn, en cada uno de nosotros un pedazo tuyo, que VĆctor Juan Borroy dedica al autor de las pajaritas, que financiĆ³ Tierra sin pan a BuƱuel con un dĆ©cimo de loterĆa. Se saturan las redes, y solo llevamos dos dĆas. Lo que se abre por un lado se cierra por otro.
Escenario positivo nĆŗmero 2. La cuarentena ha durado lo justo, todo va bien, en el sentido que fue bien el desenlace del crack del aƱo 8, o sea, un desastre mundial, pero con variaciones: comida a lomos de drones, comida estatal, raciones, sopa en gotas, manĆ” del Plan Marshall. Se descubre el vĆnculo entre el coronavirus (ya olvidado) y el 5g. Se va a saber. El IOT coronado.
Se me caen los dedos a trozos de tanto whatsappear, no hay nada a la vista, solo esas comparecencias de autoridades que decretan medidas efĆmeras, como abrir las peluquerĆas/cerrar las peluquerĆas. On/off. Esto pasarĆ” bla bla. Hay mensajes de propĆ³sito de enmienda, redenciones en masa, arrepentimientos difusos, quĆ© hemos hecho, la era del plĆ”stico corrupto, savonarolismoā¦ pero no pasa ni una moto. Los gorriones se han hecho cuervos, los bĆŗfalos buitres. Quiero creerme todo.
Escenario y 3. Perdido el sentido, destruido el sueƱo de Europa, arruinada hasta la mismĆsima Deuda, estĆ” todo por hacer de nuevo, de cero otra vez. AmĆ©n. ~
(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la pƔgina gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).