Ademรกs de arte literario, la correspondencia ha sido instrumento primordial de la articulaciรณn de redes intelectuales en Hispanoamรฉrica. Un estudio de la historiadora espaรฑola Consuelo Naranjo Orovio rehace el ancho mundo epistolar del ensayista y crรญtico dominicano Pedro Henrรญquez Ureรฑa, figura central del hispanoamericanismo literario en la primera mitad del siglo XX. Junto a los dos tomos de su correspondencia con Alfonso Reyes, compilados por Adolfo Castaรฑรณn en el Fondo de Cultura Econรณmica, este volumen viene a completar el acervo de un linaje intelectual.
El recorrido propuesto por Naranjo invoca una periodizaciรณn precisa, entre los aรฑos previos a la Revoluciรณn mexicana, cuando Henrรญquez Ureรฑa se traslada de Cuba a Mรฉxico, y 1946, cuando fallece de un paro cardiaco en un tren argentino. Cuatro dรฉcadas que ven correr las dos guerras europeas, la consolidaciรณn del Estado posrevolucionario en Mรฉxico, la Segunda Repรบblica, la guerra civil y el franquismo en Espaรฑa y la emergencia de los populismos clรกsicos en Brasil y Argentina.
Las cartas estudiadas incluyen a corresponsales de Henrรญquez Ureรฑa en las dos orillas del Atlรกntico. Los espaรฑoles Miguel de Unamuno, Marcelino Menรฉndez y Pelayo, Ramรณn Menรฉndez Pidal, Amado Alonso, Federico de Onรญs y los latinoamericanos Josรฉ Enrique Rodรณ, Josรฉ Vasconcelos, Raimundo Lida, Alfonso Reyes, Eugenio Florit o Daniel Cosรญo Villegas son algunos remitentes y destinatarios de estas cartas.
Las dos orillas que conectan la correspondencia no son estrictamente atlรกnticas y cambian con las errancias y exilios del propio Henrรญquez Ureรฑa y sus amigos. รl puede escribir desde La Habana, Ciudad de Mรฉxico, La Plata, Madrid o Minnesota, mientras Onรญs le responde desde Nueva York, Alonso y Lida desde Buenos Aires y Vasconcelos desde San Diego, California, o San Antonio, Texas.
La red epistolar describe tambiรฉn el itinerario institucional del hispanoamericanismo en las primeras dรฉcadas del siglo XX. Unas instituciones nacen, otras mueren y otras mรกs perviven, en un recorrido por el que desfilan el Ateneo de la Juventud y la Sociedad de Conferencias, el Centro de Estudios Histรณricos y la Residencia de Estudiantes de Madrid, el Instituto de las Espaรฑas de la Universidad de Columbia y el Departamento de Estudios Hispรกnicos de San Juan, el Instituto de Filologรญa de Buenos Aires, el Fondo de Cultura Econรณmica y El Colegio de Mรฉxico.
Entre las cartas que escribe y las que recibe se leen diversas fases del hispanismo de Henrรญquez Ureรฑa. En toda la correspondencia con Vasconcelos, ademรกs de una profunda complicidad filosรณfica, emergen las ambivalencias frente a Estados Unidos. No hay en ellos, hasta los aรฑos veinte por lo menos, el burdo antisajonismo que se apoderรณ del arielismo mรกs latinรณfilo, aunque sรญ, como en Josรฉ Martรญ, un rechazo evidente al intervencionismo de Washington en Amรฉrica Latina y el Caribe.
En cartas a Reyes, no recogidas en este volumen, el cambio de percepciรณn sobre Estados Unidos se manifiesta tambiรฉn en el hartazgo de la estancia acadรฉmica en Minnesota y los dos viajes a Espaรฑa, el de 1917 y el de 1919, que acaban distanciรกndolo de cierto sajonismo o germanofilia juveniles. Dos obras de Henrรญquez Ureรฑa de aquellos aรฑos, el estudio La versificaciรณn irregular en la poesรญa castellana (1920), tan celebrado por los grandes referentes del campo acadรฉmico peninsular, y En la orilla. Mi Espaรฑa (1922), no ajena a la mirada anticolonial de un joven caribeรฑo formado en Estados Unidos, muestran la complejidad de aquel hispanismo inicial.
Las cartas de Vasconcelos, aunque no siempre acompaรฑadas de sus respuestas, permitirรญan documentar un compromiso de Henrรญquez Ureรฑa con la Revoluciรณn mexicana, mayor que el que tradicionalmente se le atribuye. Ese compromiso serรญa renovado en su segunda estancia en Mรฉxico, entre 1920 y 1924, cuando se involucrรณ en la polรญtica cultural y la cruzada educativa vasconcelista y lombardista, se aproximรณ al socialismo y se sumรณ al circuito del reformismo universitario latinoamericano. Su ensayo โLa utopรญa de Amรฉricaโ (1925) seรฑala la transiciรณn hacia un americanismo en que lo hispรกnico es mรกs un componente que una matriz.
La correspondencia con clรกsicos del hispanismo peninsular como Menรฉndez y Pelayo, Josรฉ Moreno Villa, Onรญs, Alonso y Lida parece girar mayormente sobre temas curriculares y logรญsticos, programas de estudio y estancias acadรฉmicas. Se trata de un epistolario en que raras veces se alcanza la intimidad espiritual y afectiva de las cartas con Reyes o Vasconcelos, pero que permite poner a prueba los propios juicios de Henrรญquez Ureรฑa sobre la literatura y el pensamiento espaรฑoles. Juicios que, como confirma su lectura entusiasta de Josรฉ Ortega y Gasset, nunca estรกn desprovistos de reparos.
Henrรญquez Ureรฑa no dejarรญa de escribir sobre Espaรฑa. Sus artรญculos en la Revista de Filologรญa Hispรกnica, sus prรณlogos a ediciones de clรกsicos espaรฑoles en Losada o sus ensayos sobre el Siglo de Oro y las generaciones del 98 y el 27, en libros como Plenitud de Espaรฑa (1940), asรญ lo indican. Sin embargo, su obra de madurez estรก destinada, como concluye en Las corrientes literarias en la Amรฉrica hispรกnica (1945), a ilustrar, a travรฉs de la historia de la literatura y las artes, el camino de Hispanoamรฉrica โhacia una mayor libertad y una civilizaciรณn mejorโ.
A medida que aquel hispanismo se desdobla en el americanismo que distingue su libro mรกs reconocido, resultado de las conferencias que impartiรณ, entre 1940 y 1941, en la Cรกtedra Charles Eliot Norton de la Universidad de Harvard, las cartas acumulan mรบltiples seรฑales de inestabilidad institucional. Incluso en el largo periodo argentino o en el breve intento de regreso a Santo Domingo, al arrancar el rรฉgimen trujillista, entre 1931 y 1933, cuando llega a ser superintendente general de Enseรฑanza, el epistolario de Henrรญquez Ureรฑa es prolijo en tentativas de viajes, estancias o traslados profesionales.
La รบltima correspondencia con Alfonso Reyes y Daniel Cosรญo Villegas, en los aรฑos cuarenta, es explรญcita sobre esa angustiosa bรบsqueda de estabilidad. Reyes le escribe en 1940, invitรกndolo a la Casa de Espaรฑa, aprovechando el viaje del dominicano a Harvard. Intento infructuoso como el de Cosรญo Villegas cinco aรฑos despuรฉs, desde El Colegio de Mรฉxico, con el fin de rescatarlo del peronismo e incorporarlo al Centro de Estudios Lingรผรญsticos y Literarios, que pronto fundarรญan Reyes y Lida. La muerte del crรญtico malogrรณ el proyecto, pero ahรญ estรกn las cartas, como indicios de un reencuentro posible. ~
(Santa Clara, Cuba, 1965) es historiador y crรญtico literario.