Martรญn Bergel
La desmesura revolucionaria. Cultura y polรญtica en los orรญgenes del APRA
Lima, Biblioteca Nacional del Perรบ, 2019, 382 pp.
En los รบltimos aรฑos una vertiente muy fecunda de la historiografรญa latinoamericana se ha empeรฑado en volver a contar la historia de la izquierda en el siglo XX. Una historia que, desde la Revoluciรณn mexicana de 1910 hasta la sandinista de 1979, no se puede escribir desde una perspectiva estrictamente nacional, como han intentado la mayorรญa de los historiadores, obligados en buena medida por un campo acadรฉmico que sigue girando en torno al marco conceptual de los estados-naciones.
Algunos libros recientes, como los dos รบltimos de Claudio Lomnitz โtanto el dedicado a la red anarco-socialista de los hermanos Flores Magรณn en la frontera californiana como las memorias sobre sus abuelos Miguel Adler y Lisa Noemรญ Milstein, judรญos socialistas que formaron parte del cรญrculo mariateguista en Lima y que contribuyeron a conectar la revista Amauta con las ideas de Sigmund Freud y Leรณn Trotskiโ o el excelente volumen de Aldo Marchesi, Hacer la revoluciรณn โsobre las guerrillas de los Andes y el Cono Sur entre los aรฑos sesenta y setenta (Tupamaros y Montoneros, PRT-ERP argentino, ELN boliviano, mir chileno y la Junta Coordinadora Revolucionaria, que los uniรณ a todos)โ, son buenos ejemplos de que, si se aplica un enfoque transnacional, se avanza mรกs y mรกs rรกpido en el conocimiento de las izquierdas latinoamericanas.
Es lo que hace Martรญn Bergel en su libro La desmesura revolucionaria. Cultura y polรญtica en los orรญgenes del APRA, en donde se ocupa de los primeros aรฑos del proyecto encabezado por Vรญctor Raรบl Haya de la Torre, especรญficamente durante la dรฉcada de los veinte. En ese periodo el importante intelectual y polรญtico peruano era un peregrino sin reposo del ideal revolucionario que, en muy pocos aรฑos, recorriรณ buena parte de Amรฉrica Latina y Europa, defendiรณ la Revoluciรณn mexicana, visitรณ la URSS y hasta se identificรณ con el Kuomintang, el partido nacionalista revolucionario chino, que muy pronto se enfrentarรญa al naciente comunismo en ese paรญs.
La vida viajera y escribiente de Haya en aquellos aรฑos โโmรกquina de escrituraโ le llama Bergel, una expresiรณn que antes se ha usado para Josรฉ Martรญ y que perfectamente podrรญa atribuirse tambiรฉn a Josรฉ Vasconcelosโ describe una evoluciรณn zigzagueante en tรฉrminos geopolรญticos o de alianzas internacionales. Una vez que el lรญder peruano formula la necesidad de una revoluciรณn antimperialista continental, inspirada, en gran parte, por la Revoluciรณn mexicana y el movimiento de la Reforma Universitaria cordobesa, se da a la tarea de encontrar resonancias internacionales que lo llevan a alianzas efรญmeras: con Vasconcelos y los revolucionarios mexicanos, con el Comintern soviรฉtico y los comunistas latinoamericanos, con el Kuomintang y los nacionalistas chinos, hasta quedar, para fines de la dรฉcada, en contradicciรณn con casi todos.
Tanto Carlos Aguirre en el prรณlogo como el propio Martรญn Bergel sugieren que, tras quebrarse aquellas alianzas โa principios de los treinta, cuando Haya regresa al Perรบ, luego de su largo exilio durante el oncenio de Augusto Leguรญaโ, el movimiento habrรญa pasado a una fase mรกs propiamente nacional con la creaciรณn del Partido Aprista Peruano, que intervino en las elecciones presidenciales de 1931, frente a la Uniรณn Revolucionaria de Luis Miguel Sรกnchez Cerro. Lo cierto es que la perspectiva transnacional del APRA se mantuvo y se reinventรณ en las dรฉcadas siguientes, pero a partir del circuito mรกs propiamente populista de la izquierda regional. Nada mรกs habrรญa que recordar la influencia del APRA en algunas revoluciones latinoamericanas como la cubana de 1933 o el movimiento liberal de Jorge Eliรฉcer Gaitรกn en Colombia en los aรฑos cuarenta.
Los vaivenes geopolรญticos del aprismo generaron fricciones, especialmente con la izquierda comunista, pero tambiรฉn con el nacionalismo revolucionario mexicano. Son conocidas sus polรฉmicas con el cubano Julio Antonio Mella y el peruano Josรฉ Carlos Mariรกtegui, que no forman parte de este estudio, pero tambiรฉn se glosan aquรญ algunas crรญticas de Haya a la Revoluciรณn mexicana, sin adelantar, tal vez, que el peruano escribiรณ grandes elogios del agrarismo zapatista, a partir de su experiencia en la Ciudad de Mรฉxico entre 1923 y 1924. El libro de Bergel no presta la debida importancia a la relaciรณn de Haya con Vasconcelos y al impacto de Mรฉxico en la idea aprista de una Revoluciรณn indoamericana.
El flanco por el que avanza este volumen es otro: la historia de la irradiaciรณn del APRA en el Cono Sur, especรญficamente, en Argentina, Uruguay y Chile, pero tambiรฉn la historia colectiva del aprismo peruano, desplazando la excesiva visibilidad que se ha dado a Haya en la narrativa sobre su movimiento. El ensayo โLa travesรญa iniciรกticaโ parte de una reconstrucciรณn precisa del efecto propagador de la idea de la Universidad Popular Manuel Gonzรกlez Prada, que en Cuba tendrรญa su variante con la Universidad Popular Josรฉ Martรญ, para luego relatar el paso de Haya por Montevideo, Buenos Aires, Cรณrdoba, Santiago y Valparaรญso. En aquellas peregrinaciones, el lรญder va ganando adeptos: el uruguayo Carlos Quijano, el argentino Gabriel del Mazo, el veterano escritor chileno Paulino Alfonso…
Pero, como decรญamos, a Bergel no le interesa solo Haya sino sus apรณstoles: Manuel Seoane, Luis Heysen, Luis Alberto Sรกnchez, Serafรญn Delmar, Juliรกn Petrovick, Antenor Orrego, รscar Herrera, Carlos Manuel Cox, Eudocio Ravines… Y le interesan tambiรฉn โcosa que se agradece en una historiografรญa tan fuertemente patriarcal como la nuestraโ las mujeres apristas, la poeta peruana Magda Portal o la costarricense Carmen Lyra. Hay pasajes esplรฉndidos en este libro sobre el epistolario entre esas militantes de izquierda, a principios de los aรฑos veinte, cuando la fractura entre comunismo y populismo aรบn no se habรญa producido, que ilustran la fuerza y pluralidad del movimiento socialista en aquella dรฉcada.
La maquinaria escribiente del aprismo era, por tanto, un artefacto colectivo y sus poleas de trasmisiรณn eran libros, folletos, artรญculos, pero tambiรฉn periรณdicos como La Tribuna, que Bergel estudia exhaustivamente en un par de capรญtulos brillantes, o revistas como la mexicana Humanismo, que dirigieron el peruano Mario Puga y el cubano Raรบl Roa. El diario La Tribuna comenzรณ a publicarse en 1931, fundado por Seoane y Sรกnchez, justo cuando comenzaba la fase nacional del aprismo, y su historia es la historia de mรบltiples y sucesivas censuras e interdicciones que condensan la evoluciรณn del autoritarismo peruano en el siglo XX. Ademรกs de aquella publicaciรณn y de los propios ensayos de Haya, como los influyentes Quรฉ es el APRA (1926) o Por la emancipaciรณn de Amรฉrica Latina (1927), o โEl anti-Rodรณโ y Balance y liquidaciรณn del 900, del mรกs prolรญfico de todos los apristas, Luis Alberto Sรกnchez, estaba la correspondencia con cientos de personalidades de la izquierda latinoamericana, europea y estadounidense.
El epistolario aprista, que recorre desde Vasconcelos y Mariรกtegui hasta Romain Rolland, Henri Barbusse y Rabindranath Tagore, pasando por Harold Laski y Bronisลaw Malinowski, es un archivo inagotable que Martรญn Bergel explora con sutileza y maestrรญa. Sigue estando vivo ese acervo para quienes se acerquen a uno de los movimientos mรกs decisivos de la izquierda latinoamericana del siglo XX. Un movimiento que, frente a los prejuicios que en su contra levantaron las ortodoxias liberales y comunistas, hoy muestra una faceta creativa e intelectualmente sofisticada dentro del populismo latinoamericano del siglo XX. ~
(Santa Clara, Cuba, 1965) es historiador y crรญtico literario.