Es una generalizaciรณn comรบn y descuidada considerar que en las obras de J. R. R. Tolkien (1892-1973) no hay personajes femeninos o son muy escasos. La crรญtica poco especializada suele atribuir esto a una supuesta misoginia del autor y los defensores de Tolkien, deslizรกndose hasta el otro extremo, responden que, aunque hay pocas mujeres, son personajes de poder y majestad, representaciรณn de dignidad y fuerza. O peor aรบn: afirman que la mujer para Tolkien era algo sagrado y, por consiguiente, desconocido.
Nada mรกs equivocado. Si uno revisa con atenciรณn el material pรณstumo del autor que ha salido a la luz gracias a su hijo Christopher Tolkien podrรก encontrar mรกs de un centenar de personajes femeninos nombrados y descritos. En mucha menor cantidad aparecen en sus novelas mรกs populares, El hobbit y El Seรฑor de los Anillos. Sin embargo, tal pareciera que estos personajes, salvo un puรฑado que se queda en la memoria del pรบblico, son invisibles.
Tolkien no tenรญa ningรบn problema para crear una gran variedad de personajes femeninos con cualidades sin ninguna relaciรณn con la naturaleza de su sexo. Y lo mรกs sorprendente es que lo hacรญa con conocimiento de causa. No era ajeno a los problemas de ellas en un entorno donde predominaban los hombres. En El Seรฑor de los Anillos, รowyn โla sobrina del rey Thรฉoden de Rohanโ tiene el deber de cuidar a su tรญo anciano mientras sueรฑa con batallas y gloria. Su espรญritu se siente atrapado, como en โuna jaulaโ, dice. No solo se encuentra relegada a un rol que considera indigno, sino que tiene que soportar en soledad el acoso sexual de Grรญma Lengua de Serpiente, el consejero del rey.
Ahora bien, hay que tener cuidado cuando intentamos observar a รowyn bajo una รณptica moderna donde, segรบn las palabras de la maestra Ana Marรญa Mariรฑo, se pretende que una mujer fuerte en un entorno fantรกstico sea una copia en femenino de Conan el Bรกrbaro. La fuerza de รowyn no consiste en que sea capaz de blandir una espada, sino en el amor que siente por su familia y que supera su deseo egoรญsta de gloria y reconocimiento personal. De cualquier manera, el reclamo que รowyn le harรก a Aragorn bien podrรญa haber sido pronunciado por alguna mujer de nuestro tiempo, donde la igualdad entre sexos es aรบn teรณrica: โTodas tus palabras significan una sola cosa: eres mujer, tu lugar estรก en la casa. Pero cuando los hombres hayan muerto en batalla y con honor, tendrรกs permiso de quemarte junto con ella, porque los hombres ya no la necesitarรกn.โ
El reclamo de Erendis, una reina de Nรบmenor, es todavรญa mรกs amargo que el de รowyn y tiene un dejo igual de contemporรกneo:
Ellos convierten sus juegos en asuntos de gran importancia, y los asuntos de gran importancia en juego. Pueden ser artesanos y sabios y hรฉroes, todo a la vez, y para ellos las mujeres son como el fuego del hogar […], que otros las atiendan hasta que se cansen de jugar por las noches. Todas las cosas estรกn hechas para su servicio: las colinas para extraer piedras, los rรญos para proveerse de agua o mover molinos, los รกrboles para hacer tablas, las mujeres para sus necesidades corporales, o, si son bonitas, para adornar su mesa y su salรณn […] Solo muestran ira cuando se dan cuenta, de pronto, de que en el mundo hay otras voluntades ademรกs de la suya.
Tanto para รowyn como para Erendis hubiera sido muy diferente haber nacido entre los elfos, donde se reconoce que tanto hombres como mujeres son iguales en capacidades fรญsicas y en espรญritu, por lo que la direcciรณn de su vida dependerรก de sus talentos e inclinaciones personales. Eso no impide que haya tareas que se consideren masculinas como cocinar โsalvo si se trata del pan sagrado de los elfos llamado lembas, cuya elaboraciรณn desde el cultivo corresponde solo a manos femeninasโ. O bien entre los hobbits, que cuentan con una larga y antigua tradiciรณn matriarcal suavizada a lo largo de los aรฑos que garantiza la equidad. Las chicas hobbits no se van de aventura porque no lo necesitan; tanto a hombres como a mujeres no hay nada que los oprima en casa. En la Tierra Media no hay homogeneidad en cuanto a estructuras sociales.
Volviendo a รowyn, ella derrota al poderoso Rey Brujo, pero en su desconsuelo minimiza su hazaรฑa pensando que lo รบnico que le espera es volver a la vida que detesta. Sin embargo, cuando Faramir le declara su amor y ella, al corresponder, decide abandonar las armas no estรก reconciliรกndose con su supuesta naturaleza femenina ni resignรกndose al bien menor sino adoptando un ideal mayor: ninguno de nosotros deberรญa habitar un mundo en el que sea necesario combatir.
Pero no todas las mujeres de Tolkien eligen resistir y no todas las que resisten tienen un final feliz. La dama Aerin, al consentir en casarse con un enemigo, es acusada por el hรฉroe Tรบrin de cobardรญa, aunque las acciones de ella han servido para proteger a su pueblo, incluyendo a la madre de รฉl. A pesar de sus esfuerzos, la princesa elfa Aredhel no puede escapar de una relaciรณn abusiva. En la Tierra Media tampoco faltan las mujeres crueles y mezquinas: Tar-Ancalimรซ, la hija de Erendis, le hace la vida imposible a su esposo y lastima los sentimientos de sus padres solo por placer; Lobelia, prima de Bilbo, envidia su fortuna y trata de arrebatรกrsela, sin embargo, el valor de una Lobelia anciana que enfrenta a los secuaces de Saruman con su paraguas no es menor al de รowyn frente al Rey Brujo. Lo que muy raramente se encontrarรก uno en las mujeres de Tolkien es la necedad, un vicio que aparecerรก mรกs o menos con frecuencia en sus personajes hombres.
Tolkien es un autor que entiende bien a las mujeres y sus dilemas, asรญ como la manera en la que ellas hacen frente a las dificultades en un entorno que de ninguna manera las favorece. No deberรญa parecernos extraรฑo, sobre todo si observamos que durante toda su vida se vio rodeado de mujeres fuertes y resueltas. Empecemos por su madre, Mabel Suffield, joven viuda que se las arreglรณ para sacar adelante a sus dos pequeรฑos hijos sin el apoyo de su familia y quien morirรญa de diabetes con apenas 36 aรฑos. Despuรฉs, su tรญa Jane Neave, una de las primeras mujeres en Inglaterra en graduarse de la universidad con un tรญtulo cientรญfico. Su novia, futura esposa e inspiraciรณn de su heroรญna Lรบthien, Edith Bratt, hija de madre soltera cuando esa condiciรณn bastaba para que a una joven se le cerrara cualquier puerta. Y todas las alumnas que lo tuvieron como tutor en el Magdalen College de Oxford, quienes lo adoraban; una de ellas, Elaine Griffiths, fue la responsable de que El hobbit viera la luz โjunto con otra editora mujer, Susan Dagnallโ. Finalmente su propia hija, Priscilla, por quien supimos que su padre estaba interesado en la igualdad de oportunidades acadรฉmicas entre hombres y mujeres.
Con todo, Tolkien no era feminista, ni mucho menos. Era un autor que trataba a las mujeres como personajes, no como representantes de una ideologรญa o una corriente. No obstante, no nos queda duda de que, aunque la Tierra Media sea un mundo de fantasรญa, sus mujeres son reales. ~
es profesora, guionista y
divulgadora de la obra de Tolkien.