Ion tiene una madre con nombre de cabaretista, Sabrina. En el dedo anular presume el anillo que ella le acaba de comprar en las tiendas del puerto, engalanadas ya para esta Navidad que se acerca veloz: vitrinas recubiertas de espumillรณn, falsos abetos sobrecargados de bolas y estrellas fugaces y el bueno de Papรก Noel que anuncia, insistente, โMerry Christmasโ o โJoyeux Noรซlโ, y las correspondientes felicitaciones para el aรฑo nuevo que entra exactamente en diez dรญas.
Una txapela de color verde aceituna cubre la cabeza de Ion y hace que destaque aรบn mรกs su piel morena, que contrasta con la de su madre, blanca, extremadamente blanca, salpicada por algunas pecas.
Sabrina lo mima en exceso y ella lo sabe. Le compra todo lo que desea, incluso lo que intuye que desea, porque cree firmemente en las compensaciones de lo material, o porque es a travรฉs de ellas, de esas compensaciones, como suple el poco tiempo que pasa con su hijo.
Ion es de origen argelino. Lo adoptaron cuando apenas era un bebรฉ de seis meses y Sabrina cuenta que se enamorรณ de รฉl en el preciso instante en que lo vio dentro de la cuna de un orfanato de las afueras de Argel.
Le gusta jugar a las cocinitas. โยฟY ahora quรฉ le traigo, seรฑora?โ, le pregunta a su madre con la formalidad de un avezado camarero, y se pinta los labios con el carmรญn granate que ha robado del neceser de Sabrina. Disfruta con las princesas de Disney y canta, con voz de pito, la canciรณn de Frozen y repite hasta la saciedad la tonadita de โLet it goโ con un acento perfecto, โcomo si fuera del mismรญsimo Ohioโ, dice su madre, que lo lleva a clases de inglรฉs desde que tiene cinco meses.
Ahora, Ion lo observa todo con mirada curiosa, sus ojos de color miel escrutan cuanto lo rodea. A nosotras, a Sabrina y a mรญ, pero especialmente a los misteriosos asistentes a la cena en una sociedad gastronรณmica, una de las mรกs antiguas de San Sebastiรกn.
En una mesa corrida, catorce editoras y editores polacos estรกn sentados mientras uno de los socios del espacio gastronรณmico hace una demostraciรณn de cรณmo se prepara uno de los pintxos mรกs famosos de aquรญ, la Gilda.
โLa verdad es que no tiene mucho misterio. Cogรฉis el palillo y, con รฉl, atravesรกis dos aceitunas, aรฑadรญs una anchoa doblada asรญ โy lo muestraโ y, por รบltimo, una guindilla.
โยกBravo! โsuelta uno de ellos, un polaco que misteriosamente pronuncia todas las โrโ como si fuera francรฉs.
โAhora vamos a hacer un pimiento rojo relleno de morcilla โsigue el chico.
โยกMortzilla! โvuelve el de las erres.
Los polacos no se pierden un detalle y se animan a imitarlo. Observan cรณmo el chico coge el pimiento con la mano izquierda, y se sirve de una cuchara para ir rellenรกndolo de morcilla de Burgos que ha sido previamente desmigada. Todos lo observan atentamente, incluso Ion que, con sus manitas pequeรฑas, intenta preparar tambiรฉn un pintxo.
Todos los aรฑos, cuando llega diciembre, invitamos a un grupo de editores extranjeros a San Sebastiรกn. Sabrina y yo trabajamos en el รกrea de literatura del departamento de cultura de la diputaciรณn y nos encargamos de la promociรณn al extranjero de nuestros autores. Llevamos siete aรฑos haciรฉndolo y ahora por fin nos empieza a ir bien. Organizamos un programa en el que, a la vez que damos a conocer la tradiciรณn literaria de aquรญ โorganizamos lecturas de poesรญa, sesiones conjuntas de trabajoโ, los llevamos a comer txuleta, a tomar sidra o a la casa de Victor Hugo en Pasajes de San Juan. Lo peor siempre es el tiempo. Las lluvias, este eterno gris de la ciudad que saca su peor cara en estas fechas de diciembre.
El taller de pintxos suele ser una de las actividades estrella del programa, una especie de curso de manualidades para ellos, siempre tan supuestamente acostumbrados a pensar, debatir, leer. Solemos hacerlo el รบltimo dรญa cuando todos estamos ya cansados y no hay ganas de asistir a mรกs conferencias. Son tres dรญas intensos y los temas de conversaciรณn se van agotando. Al llegar a la sociedad, uno de ellos se ha referido a este taller con esa expresiรณn que a mรญ me pone los pelos de punta: โSalir de la zona de confort.โ
Este aรฑo ni Sabrina ni yo hemos intimado mucho con ellos. Sin embargo, hay uno que me cae bien. Se llama Michael y aunque viene con el grupo de polacos es oriundo de Canadรก. Creo que no le interesa en absoluto todo esto de la literatura y que estรก aquรญ mรกs bien porque le hemos invitado. No le culpo, yo harรญa lo mismo: no estรก el mundo como para ir rechazando invitaciones.
Ion estรก sentado a mi lado y lo voy ayudando con su pimiento, que ha llenado demasiado.
โยกMamรก, mira! Es como un pez globo โy Sabrina sonrรญe desde la otra punta de la mesa a la vez que mantiene una conversaciรณn sobre las ayudas a la traducciรณn que damos cada aรฑo, una conversaciรณn que repetimos una y otra vez. Trata de rellenar tambiรฉn su pimiento, pero detesta la cocina. El taller es, en realidad, un trรกmite, la รบltima oportunidad para cerras รบltimas ventas, festivales. Para lograr, como ella dice, โnuevas sinergiasโ.
Ion se cansa del pimiento y se queja de que se le estรก ensuciando su anillo nuevo.
โYa no quiero mรกs โy me da su pimiento mientras limpia el anillo con una servilleta de papel.
โยฟMe lo puedo probar? โle pregunto.
No es un anillo cualquiera. Emocionado, Ion me ha contado que se trata de un anillo especial: dependiendo de la persona que se lo pruebe, adquiere una tonalidad u otra y cada uno de estos colores tiene un significado que se explica en el folleto. A รฉl le ha salido el color azul que, segรบn las instrucciones, quiere decir โFelicidadโ.
โVa, Ion, dรฉjamelo que asรญ veo quรฉ me sale.
Sabrina, que ya ha terminado de hablar sobre las ayudas de traducciรณn, se sienta con nosotros para ver cuรกl es el resultado y, al verlo, suelta una exclamaciรณn.
โยกVaya, le ha salido verde! Y verde quiere decir… ยกromance, Ion!
Me acerca el folleto que venรญa junto al anillo y eso es lo que pone, verde: romance.
โยฟViene alguna explicaciรณn sobre los colores, Sabrina?
โNo da mรกs detalles. Cada uno de los colores estรก asociado a una palabra. Verde: romance, azul: felicidad…
โSรญ, pero eso puede querer decir muchas cosas: que vivirรฉ un romance, que estoy enamorada, que me enamorarรฉ de alguno de estos polacos…
โShh, anda, calla โy se sienta en la mesa y me indica que haga lo mismoโ. A ver si se acaba ya esta cena que estoy cansada de tanta parafernalia. Y tรบ quรญtate el anillo que se lo perderรกs a Ion.
Una vez sentados todos alrededor de la mesa, los camareros empiezan a servir txakoli y la conversaciรณn vira inevitablemente hacia temas que nos son conocidos y de los que ya hemos hablado a lo largo de estos dรญas. Literatura, autores revelaciรณn. Relatos que hemos leรญdo รบltimamente. El gremio de los editores y los escritores es casi tan ombliguista como el de los mรฉdicos. Como todas las profesiones, sospecho. Terminamos hablando siempre de los mismos temas.
โยฟHabรฉis leรญdo un relato llamado โLo que queda dentroโ? โpregunta un editor de poesรญa a quien admiro.
โNo. ยฟDe quiรฉn es? โle respondo.
โAhora no me acuerdo, puede que sea una autora checa, pero no me viene el nombre a la cabeza. En cuanto tenga internet lo busco. No sรฉ, habla sobre lo que llevamos dentro…
โComo su propio nombre anuncia โlo corta irรณnicamente el de las erres, siempre al quite de la broma fรกcil.
โEs un relato escalofriante. En รฉl, un grupo de gente sentado alrededor de una mesa, como estamos nosotros ahora, empieza a sacar trapos sucios del pasado y resulta que nadie es lo que parece ser. Esta cena โy nos seรฑala a todosโ me acaba de recordar al relato.
โBueno, es una historia que suena bastante a clichรฉ, ยฟno crees? โle pregunta una mujer que edita libros de no ficciรณn en Varsoviaโ. Esto de los secretos y las apariencias…
โยกYo tengo un secreto! โexclama Ion, que no sabe muy bien de quรฉ estamos hablando.
โA ver, pues cuรฉntanos tรบ, Ion. Dinos tu secreto โle digo.
โNo puedo โmira a Sabrinaโ, si no ya no serรก un secreto. Pero puedo contaros quรฉ es lo que les he pedido a los Reyes Magos porque eso no tiene que ser secreto, ยฟno, mamรก?
La conversaciรณn me aburre pronto y miro a Michael de reojo, el รบnico joven. Me sonrรญe y calculo mentalmente su edad. Treinta y cinco o treinta y siete, quizรกs.
Michael dice:
โยฟQuerรฉis jugar a un juego?
โยฟConejito de la suegte?
Si el de las erres vuelve a hacer otra broma ya no voy a callarme.
โEn realidad no es un juego. Es mรกs bien una dinรกmica de grupo de esas que se han puesto de moda y se utiliza para que la gente se conozca. Se trata de lo siguiente: cada uno de nosotros tiene que contar una historia de su infancia que no haya contado a nadie. Absolutamente a nadie.
Se hace un silencio y todos nos miramos extraรฑados y volvemos la vista hacia Michael.
โEs que si no siempre se acaba hablando de lo mismo โsigueโ. No hace falta que sea nada del otro mundo. No hablo de muertes, adulterios o incestos… Va, serรก divertido.
โYo me niego a jugar a esto, me aburre โdigo sorprendida por mi arranque de honestidad.
Sabrina me mira. Michael tambiรฉn.
โBueno, por el momento. Luego me lo pienso. Yo os miro, empezad vosotros โaรฑado tratando de suavizar mis palabras anteriores.
Me levanto para ir a buscar una copa de vino blanco. Un rueda. El txakoli me da dolor de cabeza. Como en las sociedades gastronรณmicas vascas se prohรญbe la entrada de mujeres a la cocina pido, desde la barra de fuera, que me saquen una copa de vino blanco y desde ahรญ, recostada sobre la barra de madera, observo la conversaciรณn.
Ion se levanta de la mesa y se acerca a mi lado. Se abraza a mi cintura y me dice que estรก cansado.
โYo tambiรฉn โle respondo.
Me da de nuevo su anillo.
โPruรฉbatelo otra vez โme dice.
Asรญ que me lo pongo y ahora sale otro color: violeta.
โยกQuiere decir odio! ยฟEstรกs enfadada?
Me echo a reรญr. A ver quรฉ interpretaciรณn puedo darle ahora. Romance y odio.
En la mesa, uno de los polacos, un hombre regordete y bajo, empieza a contar su historia: de niรฑo estaba enamorado de su profesora de dibujo. Hacรญa todo lo que estaba a su alcance para llamar su atenciรณn: se portaba bien, aparecรญa perfumado el dรญa que ella les daba clase, llevaba las uรฑas siempre limpias y trataba de entregarle los dibujos sin que estuvieran demasiado arrugados. Pero por mucho que se esforzara seguรญa siendo el mรกs torpe de la clase. Para describir a la profesora utiliza una expresiรณn, otra de las que me pone los pelos de punta: โEra como un รกngelโ, dice. La mujer tambiรฉn daba clases de catequesis y les hablaba a menudo sobre aquella necesidad de ser honestos y decir la verdad.
Un dรญa de invierno llegรณ tarde a clase. Su madre se habรญa dormido y lo habรญa llevado al colegio mรกs tarde de lo habitual. Sus ansias de conquista le llevaron a inventarse otra historia: aquel dรญa habรญa ido solo en autobรบs y, como el revisor no estaba atento, no habรญa picado su tarjeta para ahorrarse el viaje. Al llegar al colegio se habรญa sentido mal y, como sabรญa que el autobรบs pasarรญa en direcciรณn contraria en diez minutos, lo esperรณ de nuevo. Se subiรณ y le pidiรณ disculpas al conductor y pagรณ el importe que debรญa.
Cuando se lo contรณ a la profesora, le dijo: โEs lo que usted nos enseรฑรณ el otro dรญa en catequesis, ยฟverdad? Siento mucho no haber pagado al principio.โ
Ella, feliz, le habรญa pedido que saliera delante del resto de alumnos para contar su historia y, antes de sentarse, le acariciรณ la mejilla. Aquel gesto fue la mejor recompensa.
Los polacos se rรญen al final de la historia.
โยกEstaba locamente enamorado de esa mujer! Ya veis que uno hace cualquier tonterรญa por amor. Desde niรฑos ya… quรฉ condena…
Aprovecho el final de la historia para sentarme de nuevo a la mesa. Ion se sienta a mi lado.
โยฟTe ha gustado el secreto? โme susurra.
Le digo que sรญ.
โA mรญ no, era aburrido.
Me dice que puedo quedarme con su anillo un rato porque estรก cansado de llevarlo. Sigue siendo violeta: odio. Pienso, con fastidio, que querrรญa que volviera a ser verde. Romance. Le sonrรญo a Michael.
El polaco que fuerza las erres continuamente empieza a contar su anรฉcdota mientras acaricia lentamente el espumillรณn rojizo que decora el centro de mesa.
โBueno, no tiene mรกs misterio โdice quitรกndose importanciaโ. Mi madre estaba obsesionada con su edad y siempre mentรญa sobre ella. Yo sabรญa que habรญa nacido en el 58 pero ella, cuando estรกbamos con mรกs gente, decรญa que tenรญa seis aรฑos menos. En un cumpleaรฑos de un amigo del colegio escuchรฉ cรณmo decรญa delante de todos que el prรณximo mes cumplรญa aรฑos. Se quitรณ los seis aรฑos de rigor y entonces yo gritรฉ: โยกNo le hagรกis caso, es una mentirosa! Mirad su dni, yo lo he visto.โ Mi madre se quedรณ callada y de camino a casa, cuando ya estaba segura de que nadie podรญa vernos, se parรณ en seco y me dio una bofetada que se me quedรณ grabada para el resto de mi vida.
โQuรฉ cabrรณn โdice Michaelโ. ยฟPor quรฉ lo hiciste?
โLo peor de todo es que ni siquiera lo sรฉ. No recuerdo los motivos. Ella me trataba bien, nunca me hizo nada malo… Tampoco le pedรญ perdรณn por lo que hice.
Se hace un silencio. Ion dice:
โยฟPor quรฉ no se lo pides ahora?
โMuriรณ.
Ion ya no pregunta mรกs porque estรก en esa edad en que los niรฑos empiezan a detectar que en las conversaciones de los adultos hay lรญmites y convenciones. Momentos en los que hay que callar.
Michael empieza la suya y antes me mira de nuevo. Tiene los ojos verdes, color del romance.
โPues verรฉis, esto me da un poco de vergรผenza… โhace una pausaโ. De niรฑo querรญa saber quรฉ era dar un beso… con lengua, pero me daba miedo hacerlo mal. Me gustaba una chica y en esa รฉpoca yo no debรญa de tener mรกs de ocho aรฑos. Luego veรญa esos besos de tornillo en las pelรญculas y no sabรญa quรฉ tenรญa que hacer uno en la vida real. Asรญ que un dรญa le propuse a mi mejor amigo que nos diรฉramos un beso para practicar. Nos metimos dentro del baรฑo, apagamos la luz y ยกnos enrollamos!
Hay risas, comentarios.
โยฟY te gustรณ? โle pregunto yo, pรญcara.
โยกNo, no!
Todos vuelven a reรญr.
โยฟY tรบ, no vas a contar nada? โme pregunta Michael.
โSe me dan mal estas cosas. No sรฉ si tengo ninguna historia divertida o anecdรณtica que contar.
Se hace un silencio e inexplicablemente, de repente me suelto. Quizรกs es por el vino o porque tengo ganas de gustarle a Michael. No lo sรฉ.
โO bueno, sรญ. Hay una historia divertida. Sรญ, esperad… Yo tendrรญa cinco aรฑos y estรกbamos en un McDonaldโs. Mi prima celebraba ahรญ su sรฉptimo cumpleaรฑos y mi padre, que se acababa de divorciar de mi madre, me vino a buscar a casa para llevarme a la fiesta. Estaba ilusionada porque me encantaban los McDonaldโs y las galletitas calientes de postre que venรญan incluidas en el menรบ de niรฑos. No sรฉ si sabรฉis de las que os hablo, eran redondas con dibujos de animales… bueno, quรฉ mรกs da. El tema es que mi tรญo nos habรญa comprado una bolsa enorme de chucherรญas para cada uno de los niรฑos y en ella venรญa una piruleta en forma de corazรณn. No eran las tรญpicas piruletas pequeรฑas, no. La piruleta se sujetaba en un palo de plรกstico larguรญsimo y nada mรกs sacarla de la bolsa se me cayรณ al suelo y se rompiรณ.
โOhhh โme interrumpe Michael.
Le sonrรญo, sonrisa color verde, verde romance.
โY me enfadรฉ mucho. Empecรฉ a llorar porque querรญa que mi padre viniera y me consolara, pero no me hacรญa caso. Estaba hablando con una mujer. Le gritรฉ para que viniera y รฉl lo hizo pero se negรณ a pedirle a mi tรญo otra piruleta. Me dijo que eso me pasaba por no saber cuidar de mis cosas, que tenรญa que ser mรกs responsable. Pero vamos, ยกtenรญa cinco aรฑos! Me quedรฉ sola, desconsolada. Los demรกs niรฑos eran mayores que yo y me dejaron llorando en la mesa, rodeada de las cajas de cartรณn del happy meal y restos de patatas y kรฉtchup. Me manchรฉ la falda de kรฉtchup. Cuando mi padre vio el numerito que estaba montando vino hacia mรญ, avergonzado, me cogiรณ en brazos y cuando se girรณ para avisar a mi tรญo de que nos รญbamos, le clavรฉ el palo de la piruleta en el ojo. Sentรญ como se hundรญa en el tejido blando y gritรณ de dolor. ยกNo sabรฉis lo que gritaba el muy imbรฉcil!
Se hace un silencio en la mesa y siento que todos me miran y entiendo que tengo que seguir. Que decir algo mรกs.
โPerdiรณ el ojo.
โยฟEstรก ciego? โme pregunta Ion incrรฉdulo.
โBueno, de un ojo sรญ. Pero aรบn le queda otro, ยฟno?
Ion me escucha, me mira con sus ojos grandes y almendrados y siento que no entiende lo que estoy contando. No porque lo haga en inglรฉs, que lo habla. Sabrina no dice nada. Me mira asustada. Empiezo a reรญr cada vez mรกs fuerte, pero nadie lo hace. Ni siquiera Michael o el de las erres.
Trato de quitarme el anillo, me asfixia. Pero no puedo. Estรก atascado. ~
Es escritora. Ha publicado el libro de relatos Piscinas vacรญas (Alfaguara, 2016) y la novela Quรฉ vas a hacer con el resto de tu vida (Alfaguara, 2017)