“Confía en tu intuición; más allá de las cifras y las tendencias, el arte tiene el poder de tocar fibras íntimas. Elige piezas que te hablen, que te inspiren y que reflejen tu esencia.” Cuando Ella Fontanals-Cisneros (La Habana, 1944) planteaba esta premisa se refería al coleccionismo, pero creo que también la escritura sobre arte comparte esa misma pulsión, la de la intuición, la de ejercer un acto de fe en la belleza y la creatividad de las artistas. En un mundo regido por el capitalismo, elegir esta aproximación a las experiencias artísticas puede ofrecernos una posibilidad más amable de relacionarnos con el arte y de dar continuidad a las voces que desean ser escuchadas.
La narrativa que acompaña la muestra Diálogos. Artistas mujeres en la Colección Ella Fontanals-Cisneros en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey puede resultar un tanto familiar en nuestro presente, donde existen múltiples esfuerzos por hablar de las historias y el trabajo de aquellas mujeres artistas que, a pesar de su potente producción, no tuvieron el reconocimiento que merecían en su momento. No obstante, lo que aquí se consolida es un genuino interés por la producción artística hecha por mujeres de diversas épocas; desde sus comienzos como coleccionista, Ella Fontanals-Cisneros apostó por la recuperación de estas historias y por la confianza en su desarrollo profesional, más allá de las tendencias y modas. El resultado es un acompañamiento histórico y un profundo compromiso hacia las mujeres artistas, mismo que devino en esta exposición de ciento sesenta piezas de distintas épocas, estéticas y discursos, con la curaduría de Taiyana Pimentel, directora del Marco, y Sergio Fontanella, director de operaciones y colecciones de Cisneros Fontanals Art Foundation (Cifo).
Más allá de la numeralia que puede impactarnos del acervo de Fontanals-Cisneros –como la cantidad de piezas o artistas que lo conforman o la inversión económica que representa–, destaca un tema puntual en torno a su aproximación al mundo del arte. “A través del coleccionismo, Ella ha construido una versión histórica de quiénes somos y cuáles son nuestras preocupaciones”, menciona Pimentel a propósito de la colección. Al ver las piezas, me preguntaba si esta exposición prometía más una revisión histórica o la creación de un pensamiento crítico contemporáneo y, por suerte, ambas ideas están aquí: en tanto los curadores trabajaron con una colección tan completa y compleja como esta, su labor implicó un estudio de cómo estaba construida, cuáles eran sus núcleos e intereses para, a partir de ello, destacar una conversación entre las artistas y sus piezas de tiempos dispares, pero con inquietudes compartidas.
La muestra no se interesa en cronologías, sino en identificar los motivos que atraviesan la línea existencial y creativa de las mujeres a lo largo de los años. Me atrevo a decir que una de las características de esta selección es la estética de lo sencillo, pero con sentido: las piezas elegidas por Fontanals-Cisneros, y posteriormente por los curadores, defienden la libertad creativa de las mujeres en el arte. Estas piezas, que han sido producidas por 71 artistas originarias de veintitrés países, abarcan distintos formatos y disciplinas como pintura, fotografía, video, instalación, documentación de performance, dibujo y escultura. Además, conviven en los mismos espacios nombres de mujeres que fueron reconocidas en su momento como pioneras, y otras tantas que, desafortunadamente, no tuvieron un lugar en los grandes libros de la Historia del Arte. Por fortuna, el foco de este ejercicio curatorial permite completar las narrativas culturales en pro de las mujeres.
La exposición está dividida en tres secciones. La primera guarda mayor relación con la labor de la coleccionista, con un centro de investigación sólido en el que se analizan las vanguardias y la transición de la modernidad a lo contemporáneo, a través del arte abstracto, geométrico, óptico-cinético y neoconcreto. La segunda parte reúne obras de artistas cuyo discurso explora asuntos sociales, políticos y la concientización sobre el medioambiente. La tercera sección reflexiona sobre cómo las artistas han visto el cuerpo como territorio político o medio de expresión. Destacan las fórmulas en que las mujeres artistas transforman la materia con la que trabajan; las obras, además, nos heredan apuntes de cómo se relacionaban con los medios, el público y el arte. Quisiera enunciarlas a todas, para no reiterar una narrativa histórica que busca borrarnos; algunos nombres resuenan más que otros, pero en esta muestra de diálogos todas encuentran su lugar:
Regina Aprijaskis, Carmen Herrera, Dora Hersen, Judith Lauand, Mercedes Pardo, Lidy Prati, Ana Sacerdote, Loló Soldevilla, Pae White, Teresa Lanceta, Renata Lucas, Sarah Morris, Martha Boto, Lygia Clark, María Freire, Gego, Lygia Pape, Carla Chaim, Anna Maria Maiolino, Carla Arocha, Esther Ferrer, Fernanda Gomes, Liliana Porter, Maria Lai, Mira Schendel, Sarah Grilo, Dadamaino, Sara Ramo, Romany Eveleigh, Rivane Neuenschwander, Johanna Calle, Elena Asins, Gilda Mantilla, Grete Stern, Annemarie Heinrich, María Martínez-Cañas, Candida Höfer, Priscilla Monge, Carla Zaccagnini, Voluspa Jarpa, Marine Hugonnier, Eliana Otta, Jenny Holzer, Marcela Astorga, Rochelle Costi, Daniela Ortiz, Donna Conlon, Regina Silveira, Jac Leirner, Agnieszka Kurant, Nohemí Pérez, Valeska Soares, María Fernanda Cardoso, María Elvira Escallón, Adriana Arronte, Chantal Akerman, Marina Abramović, Ana Mendieta, Graciela Carnevale, Francesca Woodman, Bárbara Wagner, Donna Huanca, Mónica Castillo, Marta Minujín, Regina José Galindo, Tecla Tofano, Lorna Simpson, Ellen Gallagher, Eve Sussman, Barbara Kruger, Claribel Calderius.
La exposición admite comprenderse como una necesaria y pertinente reescritura de la Historia, una reescritura que integra a las mujeres en el lugar que merecen y les brinda la visibilidad que les correspondía. Notamos en el recorrido que el coleccionismo es una estrategia más para hacer justicia en escenarios dispares entre hombres y mujeres y que la decisión de Fontanals-Cisneros de dejarse guiar por la intuición y los afectos al comprar las obras, así como de conocer las historias de estas artistas, hace que los encuentros que tenemos en las salas de exhibición se sientan tan íntimos como sorprendentes. “Este tema de las mujeres en el arte”, menciona Pimentel en nuestra entrevista, “responde a una preocupación de nuestra época por buscar una balanza en el pensamiento, en la creación, en las estrategias artísticas; no se trata de elegir mujeres por ser mujeres, se trata de entender que, desde la visión de la mujer, se construyen los problemas desde otro lugar”.
En obras como la de Teresa Lanceta y María Lai –quienes trabajan con telas y bordado– resalta cómo se integran las manualidades a las artes. Esto resulta interesante porque, tradicionalmente, se ha pensado que las así llamadas “artes menores”, como el bordado, pertenecían a espacios decorativos del ámbito doméstico y estaban muy integradas a las mujeres y a lo femenino. En la lectura de Fontanals-Cisneros, se reconoce a estas prácticas como lenguajes de la producción del arte en sí, sin distinguir entre artes menores o no, entre lo decorativo y lo que se contempla en un museo.
Tras el recorrido de la muestra –dada la historia personal de Ella Fontanals-Cisneros y a causa de la conversación con los curadores–, pensé en cómo se ha transformado la noción de lo que es y puede ser el arte contemporáneo en Latinoamérica, especialmente por la participación de las mujeres. Para Pimentel, en el siglo XX la idea del arte latinoamericano fue sustituida por la del arte realizado desde América Latina, pues abundantes artistas provenientes de distintas partes del mundo encontraron en este territorio y en este tejido sociocultural un espacio para la creación. De ahí que el arte tuviera “que posicionarse críticamente con relación a cómo el modernismo vio la noción de América Latina como ente nacionalista o regional”.
Asimismo, la exposición nos recuerda que seguimos teniendo una deuda con las mujeres en el arte, pero que estos ejercicios de revisión histórica y presente son fundamentales. Habrá que seguir insistiendo. ~