Perspectivas del milagro

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José Luís Peixoto

En tu vientre

Traducción de Antonio Sáez Delgado Barcelona, Literatura Random House, 2017, 276 pp.

 

La supuesta aparición de la Virgen en el pueblo portugués de Fátima en 1917 a tres pastorcillos fue un hito para la memoria colectiva portuguesa, de ahí la posterior construcción de un santuario en el lugar donde ocurrieron las apariciones. Lúcia, la mayor de las tres criaturas, tomó los hábitos de adulta y se convirtió en un personaje público, tras ir desvelando a los altos mandos vaticanos los secretos que, según afirmaba, le reveló la Virgen. De hecho, su fallecimiento en 2005 marcó tres días de luto nacional en su país.

Se cumple en 2017 el centenario de este suceso, que ya pedía ser revisado desde la literatura. El novelista y poeta José Luís Peixoto lo ha logrado con éxito en esta novela, cuya intención principal, según él mismo ha comentado en alguna entrevista, es contribuir a la reflexión colectiva acerca de este hecho tan significativo para la historia e identidad portuguesas.

El elemento que opera como leitmotiv a lo largo de las páginas de En tu vientre es, sin duda, la palabra “madre”, pues el discurso de los distintos narradores que se van alternando no deja de girar en torno a la maternidad y sus vicisitudes. Quien inicia el relato es el mismísimo Cristo, que narra a dos columnas y en versículos. Sus intervenciones se van alternando con las de una tercera persona cercana tanto a la pequeña Lúcia como a su madre (cuyo nombre es María) y, por último, con las de una narradora entre paréntesis que le habla a su hijo escritor, probable trasunto del propio autor de la novela. Este artefacto literario que construye Peixoto en su novela requiere la participación activa del lector para su funcionamiento, pues en un principio la proliferación de voces resulta un recurso complejo que, tras una veintena de páginas, se aprende a manejar, generando gran riqueza polifónica.

La novela está estructurada en seis episodios, cada uno dedicado a un mes del año. Mayo es el primero, pues fue el día 13 de ese mes cuando Lúcia y sus primos, Jacinta y Francisco, dijeron haber visto por primera vez a la Virgen en pleno campo, junto a una encina. El último capítulo tiene lugar en octubre de 1917, el mes en el que la Virgen promete hacerse visible para todos.

La principal virtud de En tu vientre radica en la sensorialidad extrema que recorre el texto. En unas coordenadas espaciotemporales donde la fe, pero también la pobreza, la superstición y la ignorancia reinan, resulta arduo encontrar un resquicio para las palabras y el pensamiento. Por eso mismo, Peixoto acierta en su propuesta narrativa de reparar constantemente en la naturaleza (“Tal vez el calor que emana de la tierra sea una de las formas que tiene la tierra de expresarse”) así como en las sensaciones más leves –pero no por ello menos trascendentes– que experimentan los distintos sujetos implicados en el misterio: la presencia de las sombras, el recorrido de la luz, el rumor de la respiración de los durmientes… Además, el autor empleó las memorias de la hermana Lúcia de Jesús y un libro de entrevistas del Padre João Marchi para documentarse sobre los sucesos.

Sin negar ni afirmar la existencia de los milagros desde un punto de vista científico, Peixoto deja que sean Lúcia y quienes la rodean –su propia madre, pero también Maria da Capelinha, la campesina que desde el principio creyó en las apariciones– quienes den cuenta, a través de su pensamiento y percepciones sensoriales, de las intensas experiencias ocurridas esos meses de 1917 junto a las Serras de Aire, en el centro de Portugal.

Para Lúcia, una niña acostumbrada al contacto diario con la naturaleza e incluso a hablar con seres inanimados o plantas (así se dirige a la hoja de un árbol: “Nadie puede saberlo, hoja. Es un secreto. ¿Cómo puedo guardarlo de todos?”), el hecho de que la Virgen, un ser invisible a ojos de cualquiera, se le aparezca en el campo llega a resultar incluso natural. Asimismo, el uso en la novela de escenas puntuales de carácter cercano al realismo mágico (“Y le salen más hormigas, más, hasta que se forman filas enteras de hormigas saliendo de sus orificios nasales, le cubren la cara, le cubren la barbilla, le cubren la frente, le cubren el rostro entero”) son coherentes con la psique de Lucía descrita más arriba. Si bien la deriva de estas escenas estáticas es más bien de corte surrealista, o incluso nos hace pensar en imágenes extraídas de piezas de videoarte, esto no desentona en absoluto con la atmósfera de sensorialidad acusada presente a lo largo de todo el texto.

Por último, la lectura de En tu vientre nos sitúa en el interior de un lienzo verbal hermanado con aquellos de Georges de La Tour que protagonizan individuos en actitud meditativa y donde son frecuentes los contrastes intensos entre luces y sombras. Las madres e hijas que pueblan las páginas de este libro no comprenden la dimensión de lo que experimentan pero lo guardan todo en su corazón para reflexionar más tarde sobre ello (“María se pasa la mitad de la tarde leyendo y releyendo aquella noticia, reflexionando sobre las palabras que están allí escritas y en el alcance de aquella historia”). Esta actitud está emparentada, no por casualidad, con la de la propia Virgen María, quien, según nos dice el Evangelio según San Lucas, al comunicársele que iba a ser la madre de Dios aun siendo virgen, “atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón”. ~

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